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El asesinato de Antonio y sus hijos Gael y Alexander desata la indignación tras cuatro meses de guerra en Sinaloa

Antonio Sarmiento, de 41 años, y sus dos hijos, de 9 y 12 años, fueron interceptados por un grupo armado la madrugada del domingo en Culiacán en un intento de robo. Otro menor que viajaba con ellos, familiar también, se encuentra estable

Familiares, amigos, maestros se despiden de los niños Gael y Alexander, y de su padre Antonio de Jesús, asesinados en un intento de robo en Culiacán, Sinaloa. Foto: José B. Zarate | Vídeo: Colectivo 10 de Marzo AC
Erika Rosete

La madrugada del domingo 19 de enero la violencia en Culiacán, Sinaloa, experimentó un punto del que difícilmente habrá un retorno. En el sector de Los Ángeles, a unos seis kilómetros del centro de la ciudad, un comando armado intentó robar el vehículo en el que viajaba la familia Sarmiento Ruiz. Antonio de Jesús, de 41 años, el padre de familia que conducía el coche, intentó esquivarlo y avanzar para evitar el atraco, en respuesta, los hombres dispararon varias veces al interior, asesinando en ese lugar a Antonio y dejando gravemente heridos a sus dos hijos, Gael y Alexander Sarmiento Ruiz, de 9 y 12 años, y a otro joven, familiar que viajaba con ellos, de 17 años. “Con los niños no”, es la frase que la sociedad civil en Culiacán ha enarbolado este jueves, para acompañar en una protesta pacífica a la familia Sarmiento Ruiz, uno de los miles de ejemplos de víctimas civiles que han dejado a su paso los más de cuatro meses de narcoguerra entre las facciones que se disputan el control del cártel de Sinaloa.

“Atacaron lo que más queremos, que son los niños”, es la frase que ha repetido el profesor Víctor Manuel Aispuro, el director de la escuela primaria Sócrates, en Culiacán, en donde estudiaban Alexander y Gael, y uno de los convocantes la marcha pacífica de este jueves hacia el Palacio de Gobierno en Culiacán a la que han acudido miles de ciudadanos vestidos de blanco acompañando a la madre de Alexnder y Gael. La población se ha lanzado a las calles, ante el hartazgo por los homicidios, secuestros y robos que han sufrido en medio de la violencia desatada en el Estado, tras la entrega de El Mayo Zambada a las autoridades estadounidenses.

“Queremos que esto ya se acabe, si este Gobierno no tiene el poder de hacer que algo cambie, que se vaya”, dijo Aispuro ante las cámaras, momentos antes de que la manifestación irrumpiera en el Palacio de Gobierno, donde la madre de los niños, acompañada de familiares y amigos, intentó reunirse con el gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya, y este rechazara recibirla. En videos publicados por varias personas en redes sociales, se ve al grupo de mujeres bajar las escaleras del edificio al grito de “¡cobarde, cobarde!”. “Queremos paz, a eso vinimos, ya no queremos que se derrame más sangre”, dice la madre de Alexander y Gael, mientras les pide a los asistentes —furiosos— que se retiren de vuelta a la escuela.

Manifestantes irrumpen en el Palacio de Gobierno de Sinaloa, este jueves en Culiacán.
Manifestantes irrumpen en el Palacio de Gobierno de Sinaloa, este jueves en Culiacán.RR SS / Colectivo 10 de Marzo AC

Las primeras informaciones de las autoridades locales apuntan a que lo sucedido a esta familia no se trató de un ataque directo y han insinuado que pudo haber sido una “equivocación”. El secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Omar Rentería, lo ha explicado así: “Por la información que tenemos, fue circunstancial. Esa es una la línea de investigación, eso generan los vidrios polarizados. No fue un ataque directo”.

Sus declaraciones son también una respuesta a lo sucedido con la familia Sarmiento Ruiz. Tras el asesinato, y después de sostener varias reuniones con autoridades y dependencias de seguridad, el Gobierno local ha comenzado este jueves a implementar un operativo para retirar los vidrios polarizados en vehículos en todo el Estado, con el que buscan retirar este tipo de material que, aseguran, dificulta a la policía identificar a quienes viajan al interior de los coches. Algo que también facilita a los delincuentes su libre circulación.

El ataque y las negligencias

Después de que la familia Sarmiento Ruiz fuera atacada a tiros, la madre de los menores, según han confirmado las autoridades, trató de llevar inmediatamente a sus hijos al hospital, en donde le fue negada la atención médica. El secretario de Salud de Sinaloa, Cuitláhuac González, explicó por qué no fue atendida: “El hospital general de Culiacán, como sabemos, aún no opera al 100%, sí tiene el área de urgencias, sin embargo, no podría atender urgencias de este tipo porque requieren altos volúmenes de sangre que deben tener en stock en los hospitales, entonces, no podrían haber resuelto una emergencia como esta”.

El reporte de González, y de las autoridades locales, detalla que Antonio, el padre de los menores, murió en el mismo lugar donde fue atacado. Gael, de 12 años, permaneció en estado grave los momentos posteriores y murió mientras era intervenido en el Hospital Pediátrico. Su hermano, Alexander, de 9 años, tenía heridas de bala en el tórax y abdomen. Recibió una operación “bastante larga y compleja”, de la que salió a terapia intensiva, pero murió unas horas más tarde. El otro menor, identificado como Adolfo, de 17 años, ha sido atendido en el hospital del ISSSTE en donde se reporta estable.

La mañana de este jueves, la madre de Alexander y Gael, llegó al edificio del Gobierno —un día antes enterró a su esposo y a sus dos hijos— escoltada por personas vestidas de blanco —algunas de ellas con camisetas con la fotografía de algún familiar desaparecido o asesinado—. Fue acompañada al grito de “¡No estás sola!”. Sin embargo, ante la negativa del gobernador para recibirla, la mujer bajó las escaleras y se retiró del lugar, suplicándole a la multitud enfurecida que hiciera lo mismo. Mientras esperaba, una por una, varias mujeres presentes se acercaron a abrazarla, mientras contaban su propia tragedia familiar.

El secretario del Gobierno de Sinaloa, Feliciano Castro, declaró horas más tarde que el gobernador Rocha Moya había informado a quienes lideraban la protesta que los recibiría solo si se formaba una comisión, y al no hacerla, dijo Castro, no pudo ser posible recibir a nadie. “Nuestra posición es: todos juntos vayamos a construir la paz. Entendemos la indignación de la gente, estamos también indignados. Estamos trabajando”, respondió ante los medios.

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Sobre la firma

Erika Rosete
Es periodista de la edición mexicana de EL PAÍS.
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