La ‘operación Piedra’: así maniobró Adán Augusto López para asegurar la reelección de la presidenta de la CNDH
El líder de Morena en el Senado logró el apoyo a la polémica Rosario Piedra tras un arduo trabajo de convencimiento y presiones a sus compañeros de la bancada oficialista
Otra vez el senador Adán Augusto López entra a escena como el operador político por excelencia del oficialismo en el Congreso. Secretario de Gobernación en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, Adán Augusto, como le conocen en Morena y en la oposición, consiguió in extremis los votos justos para lograr la reelección de Rosario Piedra Ibarra al frente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Consiguió 87 votos y se aseguró así la votación. La negociación no fue sencilla, pues el político tabasqueño tuvo que sofocar una inédita rebelión dentro del bloque oficialista, formado por Morena, PT y Partido Verde. Varias fuentes del Senado consultadas por EL PAÍS señalan que un buen número de legisladores del grupo gobernante estaba en contra de la reelección de Piedra, que ha mantenido el cargo en la CNDH por otros cinco años pese a las duras críticas de organizaciones de derechos humanos a su labor durante su primer mandato. Adán Augusto dijo a sus correligionarios que la reelección de Piedra era una instrucción de la presidenta, Claudia Sheinbaum, según los testimonios recogidos, y presionó a los legisladores para que garantizasen su voto en ese sentido.
La discusión en el pleno del Senado giró en torno a la forma en la que se votaba. Adán Augusto, coordinador del bloque de Morena, planteó a sus correligionarios varias alternativas para asegurar su voto, que debía ser secreto. Buscaba atar la reelección de Piedra en el primer lance, pero le generaba desconfianza el descontento que le mostraron algunos senadores hacia la bajada de línea. En una reunión a puerta cerrada con el bloque oficialista, el líder de la bancada guinda les propuso primero poner folios a las planillas, para saber cómo votaba cada uno. “Entiéndanme, no es desconfianza, es que tengo que cumplir”, les dijo, según una de las fuentes que estuvo presente en el encuentro. Luego, Adán Augusto aventuró que podría entregar a sus compañeros la papeleta ya tachada con el apoyo a Piedra, para que aquellos solo la depositasen en la urna. Esta propuesta colmó la paciencia de los senadores, que hicieron notar la semejanza del método con las prácticas de antaño del PRI para comprar votos.
Después de tres horas de debate desatado a partir de las críticas de la oposición, Adán Augusto estableció que sus compañeros, si así lo deseaban, tenían que mostrar el papel con el voto antes de meterlo en la urna, de cara al pleno. Eso es lo que finalmente realizó el grueso del bloque legislativo. Algunos senadores contabilizaron cerca de una decena de miembros del bloque de Morena y sus aliados que no estaban seguros de apoyar a Piedra. Claudia Anaya, del PRI, apunta principalmente a los parlamentarios del PT y el Partido Verde, y destaca el pedido ese mismo día de licencia por parte de Yeidckol Polevnsky, cuya plaza fue automáticamente cubierta por su suplente, Denisse Ortiz. Algunos de los nombres señalados como parte del bloque rebelde son Javier Corral, Guadalupe Chavira, Higinio Martínez y Raúl Morón, de Morena, y Alberto Anaya y Geovanna Bañuelos, del PT.
Claudia Anaya asegura que, en el Verde, algunos senadores que provienen del activismo se rehusaban. “Fue un poco complicado para Manuel [Velasco, el coordinador del partido en la Cámara alta] hacerles ver a sus integrantes que tenía que ser como tenía que ser”, comenta. Clemente Castañeda, líder de Movimiento Ciudadano en el Senado, agrega: “Fue un espectáculo bochornoso, una muestra del viejo régimen donde lo que se impone es la decisión de un hombre”.
Adán Augusto dijo, en la reunión privada con los senadores del oficialismo, que la reelección de Piedra era de la mayor importancia para la presidenta Sheinbaum. Los legisladores que se oponían, y que sumaban más adeptos a su causa, cuestionaron al coordinador por qué era tan importante que fuese Piedra y no otra candidata. El coordinador morenista lo resumió así para transmitir la preponderancia de la instrucción, según las fuentes: “Es un tema de Estado”. Sheinbaum, que apenas ha cumplido mes y medio en la presidencia, tiene en el horizonte asuntos delicados en materia de derechos humanos: la implementación de la prisión preventiva oficiosa, el traspase de la Guardia Nacional al Ejército, la inacabada investigación del caso Ayotzinapa.
La operación a favor de Piedra, sin embargo, comenzó semanas antes de la sesión de este martes. Algunas fuentes cercanas al proceso de selección, que prefieren no dar su nombre, refieren que primero se les dijo que no habría línea para definir a la nueva titular de la CNDH. Luego los vientos cambiaron de dirección. Adán Augusto comenzó a comunicarles que Piedra tenía que estar entre las finalistas. Posteriormente, les dijo que la votación del grupo debía favorecerla, siempre precisando que así lo requería Sheinbaum. Sin embargo, una vez consumada la reelección de Piedra, fuentes cercanas a la presidencia de la República consultadas por este periódico aseguraron que Sheinbaum no tenía una favorita en la contienda.
Las fuentes legislativas observan que hubo otra vertiente en la operación para favorecer a Piedra: morenistas que trabajaron en la campaña electoral de Clara Brugada —que a la postre se convirtió en jefa de Gobierno de Ciudad de México— intentaron desacreditar el trabajo de Nashieli Ramírez, la mejor evaluada de las candidatas a presidir la CNDH y que había sido titular de la Comisión de Derechos Humanos de la capital durante el gobierno de Sheinbaum como mandataria local. Surgieron entonces acusaciones sobre un despido injustificado de hace cinco años y hasta una huelga de hambre contra Ramírez que llevaron a las puertas del Senado.
Los movimientos en favor de la presidenta de la CNDH se confirmaron cuando, a pesar de tener una de las peores evaluaciones en la Comisión de Justicia, se supo que Piedra había pasado a la terna final. Corral, presidente de la comisión, explicó primero que se había hecho así por cuestiones políticas, y la madrugada de este miércoles dijo en redes sociales que, pese a que la mayoría de los miembros de la comisión apostaba a una renovación en la CNDH, “una compañera legisladora estuvo a favor de la reelección y pidió incluir en el listado final de evaluados” a Piedra. “Una senadora no tiene influencia sobre una terna, solo tiene el poder el coordinador del bloque”, asegura Claudia Anaya, que también forma parte de la Comisión de Justicia.
Adán Augusto consiguió los votos necesarios por muy poco. Algunos senadores de la oposición entienden que las presiones se convirtieron en amenazas, en algunos casos, y en promesas de apoyo electoral a futuro, en otros. Al final, incluso los legisladores que habían manifestado su rechazo a la reelección, votaron por Piedra. Tres de ellos, sin embargo, anularon su sufragio, en protesta. La rebelión no causó problemas porque Morena cuenta ahora con el apoyo de la senadora Cynthia López Castro, tránsfuga del PRI. La reelección de Piedra, en todo caso, ha puesto a prueba la unidad en el bloque oficialista, entre quejas de verticalidad de las decisiones y de que el margen para votar razonadamente es mínimo. Como en los viejos tiempos.
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