La historia de la película mexicana que ganó en la primera edición del festival de Cannes

Cuando se realizó la primera edición del Festival Internacional de Cine de Cannes en 1946 María Candelaria —película mexicana protagonizada por Dolores del Río y Pedro Armendáriz— fue reconocida con el Grand Prix, el premio que años después se convertiría en la Palma de Oro. El filme dirigido por Emilio El Indio Fernández retrata el esplendor de Xochimilco y ha pasado a la historia como uno de los más importantes del Cine de Oro mexicano.

En una entrevista con el periodista Joaquín Soler Serrano, Fernández explicó que la cinta fue un regalo para la actriz. Como no tenía dinero para comprarle flores por su cumpleaños, el cineasta escribió el guion en trece servilletas mientras comía en un restaurante. “Cuando se lo presenté, ella llegó con Diego Rivera quien lo leyó y le encantó, le dijo, ‘Lolita tienes que hacerlo’”, relató a Soler, aunque es bien sabido que El Indio acostumbraba a exagerar sus anécdotas para alimentar su propio mito.

Por esta época, Dolores del Río había regresado a México tras desilusionarse con los roles secundarios en los que la estaban encasillando en Hollywood. Además, acababa de terminar su relación amorosa con Orson Welles, así que decidió darle una oportunidad a su carrera en México, donde comenzó a frecuentar a intelectuales y artistas. Fernández ya era admirador del trabajo que había realizado en el cine mudo estadounidense, por lo que le ofreció el protagónico de Flor Silvestre. Tras esta experiencia se convirtió en su musa y volvieron a colaborar en María Candelaria.

La película tiene todos los elementos característicos del cine de Emilio Fernández: una narrativa nacionalista, la figura indígena como símbolo de inocencia, el patrón como personaje antagónico y la fotografía que resalta los paisajes del México rural. De hecho, en Cannes también reconocieron a Gabriel Figueroa —otro aliado frecuente de Fernández— por Mejor Cinematografía. La trama transcurre poco antes de la Revolución mexicana y cuenta la historia de María Candelaria, la hija de una prostituta que es rechazada por la comunidad. Su única compañía es Lorenzo Rafael, con quien planea casarse próximamente, sin embargo, el cacique del pueblo arruina sus planes por celos. Después de esto la mujer se enferma y se desencadenan graves problemas para la pareja. Finalmente todo acaba en tragedia para los enamorados, otro detalle común en las cintas de El Indio. Tras el éxito de María Candelaria, Dolores del Río fue seleccionada como la primera mujer en formar parte del jurado del festival de Cannes en 1957.

La actriz realizó más películas con el equipo conformado por Fernández, Figueroa y Armendáriz: Las Abandonadas, Bugambilia y La Malquerida, pero también comenzó a trabajar con otros directores mexicanos como Roberto Gavaldón, Ismael Rodríguez y Alejandro Galindo. A lo largo de los años se especuló la verdadera naturaleza de la relación entre Dolores del Río y Emilio Fernández, también se dijo que su dinámica profesional se complicó porque ella nunca correspondió su amor, pero esto nunca se confirmó y, al menos en público, siempre expresaron su admiración el uno por el otro y lo que construyeron en la industria cinematográfica nacional e internacional.

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