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El cine mexicano le habla a la próxima presidenta del país: “Que no nos vea como un enemigo”

EL PAÍS le pregunta a 10 personalidades clave del audiovisual, actores, productores, guionistas o directores de festivales, qué le piden a la futura jefa del Ejecutivo tras un sexenio turbulento para la industria por los ajustes del presupuesto público

Cine mexicano
Marina de Tavira, Ángeles Cruz, Nicolás Celis y Alejandra Márquez Abella.Getty Images

Un sexenio que ha producido más películas que nunca ―incluso más que en la Época de Oro― pero que, al mismo tiempo, deja al cine mexicano al borde de una de las crisis más grandes de su historia. Al término del mandato de Andrés Manuel López Obrador, la industria fílmica nacional atraviesa una dura crisis marcada por los temas recurrentes de nula exhibición y feroces recortes presupuestales. Los ajustes fueron cobijados por la crisis económica de la pandemia de la covid, pero las tijeras del Ejecutivo alcanzaron incluso a la extinción del Fidecine, un recurso fundamental para el desarrollo fílmico, que finalmente fue reinstaurado por la Suprema Corte al decretar la inconstitucionalidad de su eliminación. En el final de este ciclo complejo para la industria, EL PAÍS le pregunta a 10 personalidades clave del cine mexicano: ¿Qué le pediría a la próxima presidenta?

Nicolás Célis, productor (La guardia blanca)

“Me parece que algo esencial para el siguiente sexenio será el fortalecimiento de EFICINE, [el Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional]. Es importante reforzarlo con recursos actualizados y que sean aumentados. En 20 años no ha habido un incremento a este fideicomiso. El EFICINE ha sido fundamental para el crecimiento tan sólido que ha tenido la industria y el posicionamiento a nivel mundial en la actualidad”.

Marina de Tavira, actriz (Latido)

“Le pediría a la próxima presidenta que se comprometa con todas las causas de las mujeres ―que son de los hombres también―. Si escuchamos este llamado y reclamo doloroso, vamos a construir un mundo mejor para ellas y para ellos también. Es muy difícil. Son muchas cosas y ella va a tomar un país con muchas cicatrices, heridas abiertas y con muchos problemas por resolver. Pero le pido que sea una con este movimiento. Que en vez de guardarse en Palacio Nacional, salga a marchar”.

Fernanda Valadez y Astrid Rondero, guionistas y cineastas (Sujo)

“Estamos completamente convencidas de que el cine es un contrapeso del poder necesario para la democracia porque permite tener opiniones múltiples y diversas. Es una fuente de alimento espiritual, de construcción de identidad y creemos que debe ser financiado por el Estado y que debe considerarse como parte de un proyecto de educación y cultura en cualquier escenario. Nuestro deseo para cualquiera de las candidatas que llegue a la presidencia es que no vea al cine como un enemigo. La gente que tiene opiniones diferentes, o se opone a algo, no es su adversaria. Todos somos parte de un mismo país; uno complejo pero muy rico. El cine mexicano sigue viviendo un poco de políticas públicas previas. Veremos realmente la numeralia de resultados de las estrategias de la 4T hasta después y será en el futuro donde sepamos con certeza si fue positivo o negativo; sobre todo en las nuevas generaciones. Pero sí hace falta sentarse, analizar y darse cuenta de que esta industria siempre ha traído buenos resultados a México… sin importar qué tanto nos han apaleado en este sexenio. Ojalá todo cambie para bien”.

Alejandra Márquez Abella, guionista y directora (El norte sobre el vacío)

“El cine, además de entretener y divertir, construye un discurso nacional. Nos narra y, al hacerlo, nos sirve como una especie de tejido donde podemos ver nuestra identidad y afianzarla. Lo que ha pasado con las decisiones de los últimos años es que, al no tener una red de apoyo, no puede existir con independencia y libertad. Esto nos ha llevado a recurrir a espacios privados que, si bien nos han dejado ser muy libres y nos han dado muchas oportunidades a algunos, no nos dejan crear en completa libertad. Y esto, para fines del discurso nacional, no es nutritivo. El discurso se ve permeado por otras voces que tienen que ver con el capital, con ideologías de otros países y eso no nos deja vernos con claridad. Los más perjudicados de esto son los que recién llegan a este espacio y eso nos va a dejar una generación de cineastas, de mediana edad, que se están quedando fuera de una pantalla que los refleje. Creo que el cine mexicano está en una espiral de repeticiones y gestos que se parecen y que no nos dejan evolucionar del todo como la sociedad cultural, sofisticada y profunda, que hemos sido desde siempre. Espero que nuestra próxima presidenta pueda escuchar lo que sentimos. Es verdad que el cine es un espacio de gente muy privilegiada, pero también es una industria que genera muchísimos ingresos. No sé por qué en ciertos espacios se permite ser fifí y en otros no. Aquí no se puede, pero encontraremos siempre las alternativas necesarias para salir adelante”.

Mónica Lozano, productora (Firma aquí)

“A nuestra próxima presidenta le pediría que se comprometa a gobernar de manera justa, eficiente y efectiva, velando por el bienestar de todos los ciudadanos; sin distinción de origen étnico, género, religión o situación socioeconómica. Exigimos ―y merecemos― seguridad, justicia social y respeto a los derechos humanos. Esperamos que nos ayude a defender la soberanía de nuestras industrias culturales. El cine es arte, es identidad, es historia y esperanza. Y el cine mexicano debe ser parte de nuestro presente para construir un mejor futuro”.

Estrella Araiza, directora del Festival Internacional de Cine en Guadalajara

“Me parece fundamental recordarle a nuestra próxima presidenta, y a todas las autoridades culturales, que no se crean dueños del poder. No lo son. Y que el cine es parte de sus obligaciones con la sociedad. El entretenimiento es un derecho humano, es una industria que genera empleos y transforma vidas. Ellos están obligados a seguir fomentando la cultura porque nos nutre el alma, nos alimenta el espíritu y nos abre la puerta al mundo entero. Es también una industria que genera empleos y le da de comer a personas que aman lo que hacen. El cine se hace en comunidad; una comunidad global y muy compleja, que no tiene fronteras, que no reconoce gobiernos y no es de derecha ni de izquierda. Y nuestra próxima presidenta debe entender que su obligación es apoyar, no solo a la creación y producción de cine, sino a la cadena completa, que incluye a los espacios de exhibición como los festivales de cine. El cine no es fifí, ni fresa, ni sectario, ni partidista ni racista. El cine somos nosotros y lo vamos a defender siempre. Y esperamos tenerla de nuestro lado”.

Inna Payán, productora (Una jauría llamada Ernesto)

“Le pediría que apoye la generación de políticas públicas que protejan y fomenten la producción y la creación artística, así como el acceso irrestricto a las expresiones culturales y cinematográficas por parte de la población. En ese sentido, le pediría que se haga una revisión y actualización de la ley cinematográfica vigente, ya que en los últimos años se ha transformado drásticamente el paradigma del quehacer cinematográfico y audiovisual, y que en esta revisión, se reconozca el carácter estratégico del cine en el ámbito de la cultura. Le pediría que nuestras políticas públicas velen por la inclusión y la diversidad de todas las expresiones, preservando y fortaleciendo la enorme riqueza cultural de México y de los pueblos y comunidades diversas que lo habitan.

Le pediría que, para garantizar la operatividad y eficacia del estímulo fiscal previsto en el Artículo 189 de la LISR, se actualicen los montos máximos autorizables (tanto por contribuyente aportante, como para cada proyecto y para el total del estímulo anual) a cantidades que sean equivalentes, en poder adquisitivo real. A los montos previstos cuando fue creado el estímulo, los cuales no se han incrementado desde hace casi 20 años al mismo ritmo que la inflación, la depreciación del peso, etc. Debemos asegurar que el poder adquisitivo del Estímulo se mantenga actualizado de aquí en adelante. Le pediría que se generen incentivos para atraer inversión extranjera y generar empleos y derrama económica. Le pediría que, para garantizar la exhibición de las obras cinematográficas nacionales, se incluya en la ley que los exhibidores tengan la obligación de reservar el 10% del tiempo total de exhibición de sus pantallas –en todos los horarios y todos los días del año– para el cine mexicano, en todos los complejos o salas de cine que existan en el territorio nacional. Y la obligatoriedad de que toda película mexicana permanezca en salas un mínimo de 14 días”.

Lucía Carreras, guionista y directora (Todo el silencio)

“Es fundamental negociar la excepción cultural en el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, México y Canadá. Es urgente también que nos permita ser parte de las modificaciones a la Ley Cinematográfica; cambios altamente necesarios que se han dejado siempre en segundo plano y nos han dejado desprotegidos a las formas en las que hoy se desarrolla la industria. Han sido muchos años de lucha en beneficio del cine mexicano, especialmente en este sexenio donde han desaparecido fideicomisos y se han modificado los apoyos. Es imperante que en la ley se considere ―y con las palabras correctas― que debe haber un fondo de financiamiento para el cine nacional, que tiene que ser obligatorio y no depender de presupuesto y que sea una figura financiera que permita la transanualidad; además de que aumente por ley y por obligatoriedad. Desde la presidencia se debería también empujar que se hagan valer las leyes que nos protegen como creadores, especialmente ante las plataformas de streaming que vienen a México y no respetan nuestros derechos ni pagan lo justo por nuestro trabajo”.

Ángeles Cruz, actriz, guionista, directora(Valentina o la serenidad)

“El cine mexicano es una poderosa herramienta para reflejar y cambiar la realidad del país. Nuestro cine permite a las personas conocer las historias, los miedos y las esperanzas que habitan en nuestra tierra. Tenemos una diversidad cultural enormemente rica, que ha demostrado su gran potencia en el mundo, pero que aquí no ha corrido con la misma suerte. Nos hemos rendido al mercado. Lo que vemos en la cartelera o en las plataformas, es una caricatura de lo que somos. Las narrativas simplistas y estereotipadas de hoy, solo hablan de narcotráfico y violencia. Eso me hace sentir que vivimos en un México pobre de espíritu. Las políticas públicas han olvidado que, así como se alimenta el estómago, el alma también necesita nutrirse. Y el cine es una herramienta invaluable para hacerlo. A la próxima presidenta de México le pido que vea a la cultura como una necesidad básica, que promueva la equidad en el acceso a las oportunidades y a la representación adecuada de todas las comunidades, miradas y almas.

Armando Casas, presidente de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC)

“Como parte del derecho a la cultura (un derecho humano que garantiza la Constitución Mexicana), debería ser parte del próximo proyecto de nación el reconocimiento del carácter estratégico del cine en el ámbito de la cultura. Para conseguirlo, en el contexto del nuevo ecosistema audiovisual, es urgente aprobar la nueva Ley de Cine que sustituya a la vigente, ya obsoleta hace varios años (donde no se menciona, por ejemplo, a las plataformas de streaming). Esta nueva ley ya se trabajó desde hace cinco años y es una propuesta concreta que se encuentra en el poder ejecutivo y que debe revisarse en el legislativo considerando los temas de fomento a la producción, exhibición, estímulos fiscales, nuevos incentivos y cuota de inversión en el cine mexicano. Toda política pública enfocada en el cine debe ser planteada de manera transversal, considerando a la cultura, economía, turismo, comunicaciones y, por supuesto, a la educación. En este sentido, es fundamental la alfabetización audiovisual, que la educación cinematográfica se imparta desde la educación básica, como sucede en países como Francia. El cine se ha convertido en el mejor aliado para enseñar historia, ciencia, derecho, ética, feminismo y casi cualquier materia. Su enseñanza, desde los primeros niveles, debe ser estratégica, no sólo para formar creadores, sino para tener una audiencia educada y consciente de su identidad y soberanía”.

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