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‘Desaparecer por completo’, suspenso, brujería y nota roja en Ciudad de México

La película de Luis Javier Henaine, protagonizada por el actor Harold Torres, presenta a un ambicioso e insensible fotógrafo que comienza a sufrir un misterioso padecimiento que le hace perder, uno por uno, los cinco sentidos

El actor Harold Torres en una escena de la película ‘Desaparecer por completo’.
El actor Harold Torres en una escena de la película ‘Desaparecer por completo’.Prensa Desaparecer por completo
Andrés Rodríguez

El director mexicano Luis Javier Henaine, de 43 años, admite que el terror siempre fue su género favorito desde que era niño. Creció “traumado” por películas como Halloween (1978) y Pesadilla en Elm Street (1984), protagonizadas dos famosos asesinos seriales del cine como Michael Myers y Freddy Krueger, así como por Clownhouse (1989), una de pacientes mentales que se visten como payasos para cometer crímenes. Sin embargo, su primera experiencia en la silla de director en este género no iba a llegar hasta un poco antes de que iniciara la pandemia por la covid-19. Ya había dirigido anteriormente las comedias Tiempos felices y Solteras. Fue para su tercer largometraje que finalmente pudo dar el salto y presentar Desaparecer por completo, su ansiado debut en forma de suspenso sobrenatural que forma parte de un proyecto que tomó 20 años en materializarse.

Cuenta que Ricardo Aguado-Fentanes, coguionista del filme, se le acercó hace dos décadas con una primera versión de la historia. Inspirada por una conocida que vivía cerca de Catemaco, ciudad reconocida por sus prácticas ocultistas, que tenía muchas historias y anécdotas de brujería. Basados en estos relatos, ambos se preguntaron: “¿cuál sería la peor maldición y lo peor que te podría pasar a raíz de un embrujo?”. Ambos coincidieron que perder todos los sentidos. Esa idea tuvo aún muchas transformaciones, cambios y reescrituras hasta que tomó forma en Desaparecer por completo.

La sinopsis del filme presenta a Santiago, interpretado por Harold Torres, un ambicioso e insensible fotógrafo de nota roja de Ciudad de México, quien se infiltra en la perturbadora escena de un crimen, cuando poco después comienza a perder, uno a uno, los cinco sentidos. Ante esta situación, se verá obligado a encontrar la causa del mal e intentar revertirlo antes de que el mundo que conoce desaparezca por completo.

El actor Harold Torres interpreta a Santiago un fotógrafo de nota roja de Ciudad de México.
El actor Harold Torres interpreta a Santiago un fotógrafo de nota roja de Ciudad de México.Prensa Desaparecer por completo

Una de las principales influencias, cuenta el director, fue Se7en (1995), el filme de David Fincher en el que un par detectives, interpretados por Brad Pitt y Morgan Freeman, deben encontrar a un asesino en serie que se inspira para matar en los siete pecados capitales. Partiendo de ese filme, tomó clásicos y algunas otras cintas modernas para moldear el suspenso sobrenatural que buscaba.

“A partir de ese ejemplo se desprenden otras referencias como Blow Out, Zodiaco, El bebé de Rosemary, La bruja y hay una coreana que se llama The Wailing. Pensé que mi acercamiento debía ser más hacia lo real, hacia lo tangible, porque el tema de la brujería, por más sobrenatural que sea, es un tema que es muy real dentro de nuestra cultura mexicana. Muchas de las historias y anécdotas que incorporé, son cosas que a mí me contaron personas que estaban involucradas también en brujería, más allá de lo que Ricardo había descubierto en su momento”, complementa Henaine.

El director ve en la nota roja y la brujería un reflejo de México, ya que, según explica, a través de las supersticiones y la falta de sensibilidad, la población se ha ido acostumbrando a asimilar este tipo de elementos en su vida diaria. “Aunque en el fondo, la película es un drama muy íntimo y personal sobre un fotógrafo con ambiciones artísticas, que lucha por encontrar el equilibrio entre su profesión y su matrimonio, mientras da su vida por sentada”, precisa.

Torres considera que la sociedad mexicana es tanto católica como creyente de estas prácticas populares. “Es una mezcla cultural”, dice y agrega: “son parte de la idiosincrasia mexicana, ya que aunque uno no crea, uno termina incidiendo en una sociedad como esta y la sociedad incide en uno”.

Torres, con más de 30 producciones bajo el brazo —entre las que se incluye recientemente la antología de terror de culto La hora marcada—, se sintió atraído por la trayectoria del personaje, su profesión de fotoperiodista enfocado en la nota roja y la pregunta que pone sobre la mesa sobre las cuestiones éticas de su trabajo. En Santiago, su personaje, también existe una especie de homenaje a Enrique Metinides, el fotógrafo mexicano de nota roja que sabía encontrar belleza en la tragedia.

“Creo que mi personaje llega a la nota roja por una cuestión laboral. Él tendría que estar exponiendo, pero el camino lo lleva hacia otro rumbo y es un tipo aguerrido hacia lo que llama su arte. Las circunstancias psicológicas y complejas de la mente de este personaje, sacado de una realidad del fotoperiodista mexicano de nota roja, tiene relevancia con personajes como Metinides. Hay una semejanza en la búsqueda de un camino estético a través de fotos que uno quisiera ver o mostrar, pero lo que lograba capturar [Metinides] era una cosa impresionante”, afirma el actor.

El también actor que formó parte de Colosio, el asesinato, cuenta que asumir cinematográfica y actoralmente la pérdida de los sentidos fue un desafío. Para algunos de estos, elementos como el sonido y la cámara hicieron la magia del cine, sin embargo, el más difícil de mostrar fue el tacto. Dice que hubo mucho diálogo y trabajo del guion sobre el momento tanto con Henaine como con Aguado-Fentanes, con varias tomas en distintos niveles para lograr una degradación corporal que se refleje en el personaje.

“Nos vimos ante las infinitas posibilidades de la historia, siempre iban surgiendo ideas y cosas más que queríamos probar. Incluso dentro del rodaje seguíamos como trabajando el guion, momentos antes de filmar la escena había que actualizar ciertos diálogos para cambiar el sentido de la escena o cosas así. Entonces eso siempre es un gran reto”, añade Henaine.

Desaparecer por completo, que formó parte de la selección oficial del último Festival de Cine de Morelia, se sube al tren del buen momento que viven las producciones mexicanas de terror, a la cabeza de producciones como Huesera, que continúa cosechando elogios y premios, u Mal de ojo, de Issac Ezban, que fue respaldada por el publico en taquilla, quitándose el género esta etiqueta de ser considerado como “cine de nicho”.

“La tradición del cine mexicano en cuestión de horror es bastante amplia, nos podemos ir hasta Macario. Dentro de esa línea entra esta película [Desaparecer por completo] que, al ser un thriller con elementos de terror, envuelto en circunstancias paranormales, no deja de tener una línea que tiene que ver también con el cine en sí y con la realidad nuestra actual. Cada vez gana más importancia”, concluye Torres.

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Sobre la firma

Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México
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