‘Huesera’, una estremecedora fábula de terror que cuestiona los tabúes de la maternidad
La ópera prima de las mexicanas Michelle Garza y Abia Castillo continúa su recorrido internacional tras ganar dos premios en el Festival de Cine de Tribeca
“Felicidades, ya se te estaba pasando el tren”. “Y eso que no te gustan los niños”. “Y espera al parto, literal, sientes que se te parten los huesos”. Son algunas de las frases que Valeria escucha tras anunciar que se encuentra encinta. A medida que su gestación avanza, hace frente a la alienación que siente de su propia vida, de su cuerpo y los sacrificios que le esperan. La “dulce espera”, vista socialmente como ideal o gozosa, de repente se convierte en una serie de visiones de terror, que estremecen como fracturas, en la forma de un ente siniestro sacado del folclore mexicano que viene por ella y por su hija convirtiendo la bendición del embarazo en una angustia sin fin.
Bajo esta premisa se presenta Huesera, la ópera prima de la directora Michelle Garza y de la guionista Abia Castillo, una aterradora fábula que cuestiona los tabúes de la maternidad. El filme de las artistas mexicanas que, tras ganar el premio a mejor directora de nuevas narrativas y el galardón Nora Ephron –que reconoce a realizadoras y guionistas “con una voz distinta”– en el Festival de Cine de Tribeca de Nueva York el pasado junio, continúa con su recorrido internacional que ya se extiende a una decena de citas cinematográficas.
Esta visión y representación del costo de la maternidad, muchas veces ignorado, y emparejado con el género de terror psicológico y el suspenso, fue un “proceso muy complejo” de escritura, pero que disfrutaron, según admite Castillo, que coescribió el guion junto a Garza, en un proceso que se extendió de 2017 a 2021. “Es algo sagrado que muchas veces solo se le adhiere lo hermoso. Nosotras lo llevamos hacia lo humano que puede resultar ver a una mujer atravesar por el embarazo y perder tanto de su identidad y descubrirse partida en pedazos. Es una película de horror y, obviamente, extrapolamos todo esto que muchas veces puede ser completamente silencioso en un hogar hacia el extremo”, afirma Garza en una entrevista por videollamada con EL PAÍS.
La semilla de Huesera nace de una historia en la familia de la directora, sobre una mujer con un conflicto similar al de la película y sobre la que no se podía hablar, que resultaba hasta “infame” mencionarla, dice. Esto fue hasta que Garza preguntó acerca de ella y lo sucedido. “Es brutal lo que sucede. Como un personaje que representa ‘la maldad’ se puede complejizar de tal forma hasta el punto de identificarse con ella. La historia no tiene nada que ver en específico con esta mujer, ya que el guion pasó por muchas evoluciones y, obviamente, pues siendo las dos mujeres en nuestros treintas, yo creo que no hay mujer en el mundo que no le dé un poco de miedo el tema de la maternidad”, agrega.
Castillo acota sobre esta idea y dice que Garza le recomendó a la escritora Octavia Butler, quien decía que escribir le permitía poner orden a sus problemas y a las cosas que le perturban. Conversar con distintas mujeres sobre la maternidad y el embarazo resultó en un emparejamiento “ideal” entre el género y las inquietudes alrededor del tema para abordar esta historia, sobre una mujer que tiene miedo convertirse en madre, y ese miedo toma la forma de un monstruo que no la deja tranquila. “Creo que había esta idea de un monstruo que desentraña algo que está escondido. Explorar este complejo personaje, que resultó ser Valeria para nosotras, fue un reto que nos permitió, también, ir desentrañando nuestras propias inquietudes”, añade la guionista.
Las coguionistas recurren a una leyenda mexicana de una huesera en el desierto, que va desenterrando huesos y, una vez que completa un esqueleto, realiza un ritual con fuego que hace que este tome vida y corra por el desierto. Asimismo, se inspiraron en clásicos como la denominada trilogía del apartamento de Roman Polanski, compuesta por Repulsión (1965), El bebé de Rosemary (1968) y El inquilino (1975); obras modernas como El Babadook (2014), el cine de Ari Aster y Tenemos que hablar de Kevin (2012), por mencionar algunas obras fílmicas, así como el manifiesto feminista Teoría King Kong (Random House), de la escritora Virginie Despentes. “Fue un ensayo que la verdad estudiamos mucho con todo el equipo. Justamente reta los estereotipos clásicos que muchas veces vemos representados en narrativas tan potentes como el cine”, afirma Garza.
Guiadas por estas referencias e inspiraciones culturales, Garza y Castillo juegan con metáforas potentes para cuestionar al espectador, tanto visuales y auditivas (desde un pollo siendo troceado), el ruido de huesos rompiéndose ante la presencia de un ente sin rostro que acecha o la representación actoral y corporal de Valeria, interpretada por una debutante Natalia Solían. “A pesar de que nunca lo describimos como horror corporal, era muy importante la corporalidad de la actriz. De ella nacía el monstruo y estas particularidades sonoras. El cuerpo se va convirtiendo en la huesera, o sea sale parte de esa ansiedad de ella misma”, dice Garza.
La realizadora, con el trabajo en fotografía de Nur Rubio Sherwell, crea una iconografía visual y otorga sentido a esta obra a través de la construcción, deconstrucción y destrucción de lo convencional alrededor del personaje, junto a una tensión eficaz que utiliza el miedo para generar empatía. “Me parece que fue ese reto de construir un personaje que iba a ser muy desafiante y construir como también todo este universo que iba a romper, este ideal de la maternidad, de elegir, que todavía es un tabú tan grande, que a lo mejor a mucha gente la iba a conflictuar”, precisa Castillo.
El tándem de Garza y Castillo se encuentra ahora trabajando en la adaptación de Ese verano a oscuras (Páginas de Espuma), de la reconocida escritora Mariana Enríquez, así como en su otra película de terror, Palizada, que se encuentra en puerta para iniciar la filmación. Mientras, Huesera sigue su propio camino y una de sus próximas paradas será en México, donde se estrenará en octubre en el Festival de Cine de Morelia.
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