Isaac Ezban, el discípulo de Guillermo del Toro que está reinventando el cine mexicano de ciencia ficción

Ni la ciencia ficción se salva de la física clásica (todo lo que sube tiene que bajar). De la década de los años treinta a los setenta, México fue el país que más películas de ciencia ficción produjo. Fue su época de oro y como todo gran éxito, una vez que llegó a la cima, fue solo cuestión de tiempo que empezara su declive. Sin embargo, la mente de Isaac Ezban (Ciudad de México, 36 años) decidió mantener vivo el legado. Dejó descansar a las momias; a El Santo y las máscaras de luchador en las vitrinas. Se aventuró a contar historias de mundos paralelos, viajes en el tiempo, alteraciones de la realidad. Buscó hacer realidad uno de sus guiones y bastó con que lo rechazaran una vez para decir “cómo chingados no”. Y así, con narrativas dignas de la histórica serie estadounidense La dimensión desconocida, logró incluso el respaldo de Guillermo del Toro, quien le considera “un director muy necesario en el género en México”. Ezban encontró la mejor herramienta para hablar de lo que más le importa, el tiempo, que por ahora se le escurre en su apretada agenda.

Isaac Ezban es guionista y director. Cofundador de la casa productora Red Elephant Films y del Autocinema Coyote. Su inicio en el cine se dio con nueve cortometrajes que fueron premiados en importantes festivales internacionales. “Era un soñador y creo que lo sigo siendo”, comenta mientras habla de El Incidente, su primer largometraje, aunque no su primer guion. “Después de los cortometrajes que hice en la carrera, mi primer guion fue de terror. Se llama El dentista”. La trama hace alusión a una obra clásica y lo hace a propósito: un dentista que deja algo en los pacientes cuando los duerme en su consultorio, todos ellos niños, para después meterse en sus sueños y aterrorizarlos. De esto vive el dentista, del sufrimiento de los niños. “Después descubres que es un alien”, dice Ezban, preparando el punch line para soltar la carcajada. “Además, se llamaba Francoise Klemonds, para que las iniciales fueran FK, como Freddy Krueger (risas) Era mi homenaje a Freddy Krueger”. Este fue sobre todo un ejercicio para demostrarse que podía escribir una película y terminó por motivarlo a hacer más historias. Un paralelismo latente existe entre este primer éxito personal y Mal de Ojo, su primera película de terror.

“Me siento muy contento con Mal de Ojo. Siempre había querido hacer una película de terror”. Sus tres obras anteriores (El Incidente, Los Parecidos y Parallel) habían tenido éxito, pero “en un nivel de estrategia de distribución y comercial fueron películas que a lo mejor no llegaron a un nivel tan masivo de audiencia. Sí destacaron en festivales cinematográficos nacionales e internacionales y me abrieron mucho camino, (pero) siento que a veces es muy difícil tener una película que esté en esos dos mundos. Mal de Ojo es la primera que destaca en ambos. Fue la tercera película más taquillera del 2022 y la primera película de terror más taquillera de los últimos tres años”.

Su tríada cinematográfica previa a Mal de Ojo comenzó por El Incidente que cuenta la historia de un policía atrapado con un fugitivo en unas escaleras infinitas y una familia que viaja a la playa, también atrapados en el infinito de la carretera misma. En Los Parecidos, guion escrito antes que El Incidente, todo ocurre en una estación de camiones a las afueras del Estado de Guerrero con personajes desesperados por llegar al Distrito Federal en la madrugada del dos de octubre; camiones retrasados y una lluvia torrencial los tiene atrapados, y para colmo, los rostros de las personas comienzan a parecerse entre sí. Con Parallel, cinta producida en Canadá, un grupo de amigos descubre un espejo en un desván que, aparte de cumplir su función de reflejar la luz a la perfección, es un portal a una realidad alterna.

El tiempo es siempre un personaje principal en la mente de Isaac, en la ciencia ficción, en el día a día. A veces absurdo, como al comenzar la preproducción de Los Parecidos ocho meses después de terminar de filmar El Incidente. Absurdo porque en el mundo del cine eso no suele pasar. Uno aplica a los apoyos gubernamentales, a la inversión privada y el espacio entre rodaje y rodaje se acerca más al lustro que a los escasos 12 meses.

“En México, afortunadamente, contamos con grandes apoyos del gobierno, pero esos fondos no son nada fáciles de conseguir”. Incluso para Ezban con ahora cuatro largometrajes, en su momento tres, reconocidos a nivel mundial, el proceso para aplicar y conseguir los apoyos sigue siendo complicado. Ahora se encuentra preproduciendo su quinta película, de la cuál omite hablar. “La película que voy a filmar ahorita estuvo cuatro años aplicando sin que me lo dieran. Yo ya siendo un director que tenía tres películas bajo el brazo”. Fue durante ese proceso de tira y afloja que el guion de Mal de Ojo llegó a él. Isaac tomó la historia y la hizo suya. En sus talleres, en sus pláticas (como la TedTalk que dio en 2019), el cineasta incita a “contar la historia que sólo tú puedes contar. Eso sí siempre lo digo. Y creo que en ese sentido es muy importante que el cine sea personal.”

Eso mismo le pasó con Parallel, la historia lo convencía de filmar, pero debía cambiar el final. “No quería el final feliz, quería un final más enigmático.” En el caso de Mal de Ojo, estrenada en cines en septiembre de 2022, la historia de las niñas y la abuela que busca “un nuevo hogar” no estaba. En la combinación del coming of age y el terror encontró de nuevo su obsesión con el tiempo, esta medida que asociamos con la constante danza del día y la noche, las estaciones, los cumpleaños, las vacaciones, el recuerdo, y lo plasmó ahora en una leyenda de aquelarres caribeños, personas que pertenecen a otra época, el choque de la ingenua adolescencia, aún pueril, con el mundo absurdo, enigmático y grotesco de los adultos.

Es 2022 el año que Mal de Ojo encontró al espectador en las salas de cine nacional, que en manos de Cinépolis Distribución alcanzó un éxito rotundo; 2023 el año en que el éxito rompió las fronteras y migró a EEUU, Japón, Suiza. Hay mucha emoción y orgullo en Isaac cuando habla de su cuarta cinta; sonríe y alza la voz, le cuesta trabajo mantener el hilo de lo que está pensando y habla descontrolado. No es sólo por el éxito comercial, “estoy contento de que ha abarcado los dos mundos”, repite. “Quien sea que quiera ver una película de terror convencional, tradicional, con un plot más lineal, a diferencia de mis otras películas, lo van a encontrar allí. Los que buscan una película entretenida y comercial, la van a encontrar allí. Pero quien sea que busque un sello de su creador y que busquen una película de Isaac Ezban y cómo era con sus temas, también lo van a encontrar”.

Guillermo del Toro, un viejo lobo que ha pisado millas cinematográficas, vio en Isaac un futuro importante y es el tiempo, una vez más, el personaje principal que le da la razón a Del Toro. Ahora toca voltear al otro lado del pacífico, donde se ha ido proyectando a lo largo del año, y ver el éxito de Mal de Ojo para sentir florecer el orgullo mexicano por el triunfo de otro paisano en las naciones que ven los primeros rayos del amanecer. Un mexicano soñador, que reaccionó a un “no” con un cómo chingados no.

Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS México y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este país