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El escritor Sergio Ramírez conversa sobre la convulsa Centroamérica en una mesa organizada por EL PAÍS en la FIL de Guadalajara

El Premio Cervantes y exvicepresidente de Nicaragua analiza el delicado momento que atraviesa la región en la mesa ‘Exilio, censura y opresión en Centroamérica’, que se lleva a cabo el sábado 25 de noviembre a las 18.00 horas

David Marcial conversa con el escritor Serio Ramírez, durante el FORO EL PAÍS organizado en el marco del primer día de actividades de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.Foto: Héctor Guerrero (El País)
El País

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez participa en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) para conversar sobre la convulsa situación de Centroamérica en una mesa organizada por EL PAÍS. La región atraviesa una difícil coyuntura política dominada por los desmanes de regímenes autoritarios, la corrupción y la violencia.

El escritor, ganador del Premio Cervantes y exvicepresidente de Nicaragua, discutirá sobre estos temas con el periodista de EL PAÍS David Marcial Pérez. La mesa, con el título, Exilio, censura y opresión en Centroamérica se llevará a cabo el sábado 25 de noviembre a las 18.00 horas y formará parte del programa FIL Literatura.

Ramírez encarna él mismo muchos de los agravios del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en Nicaragua, seguramente el caso más extremo de la región. Despojado del título de abogado, de su casa y hasta de su nacionalidad, el escritor es uno de los cientos de miles de exiliados y perseguidos políticos. Solo el año pasado 170.000 nicaragüenses solicitaron asilo en EE UU.

La última novela de Ramírez, Tongolele no sabía bailar (Alfaguara, 2021), es de hecho un relato ficcionado de la deriva totalitaria de Ortega, antiguo compañero del escritor durante la revolución sandinista contra el dictador Somoza. Ramírez también es el fundador del del festival de literatura Centroamérica Cuenta, que este año celebró sus 10 años con la participación de más de 70 autores de 20 países. El festival, que nació en Managua, se ha convertido en itinerante debido a la persecución política del régimen de Daniel Ortega contra intelectuales y voces críticas.

Además de Nicaragua, el panorama no es mucho más alentador en El Salvador. El presidente Nayib Bukele va camino de convertirse en otro caudillo de manual. Tras el asalto a la Fiscalía y a la Corte Constitucional, ya ha anunciado que se presentará a la reelección el año que viene, pese a estar prohibido por la Constitución. La persecución a la prensa independiente, la denuncias por la opacidad de la economía son otros de los ingredientes, a lo que se suma la guerra feroz lanzada contra las pandillas. Bukele implantó hace más de un año un régimen de excepción que está logrando bajar los registros de violencia a costa de acumular un torrente de abusos contra los derechos y libertades civiles.

El efecto contagio del fenómeno Bukele, uno de los mandatarios con mayor aprobación popular del continente, ha llegado a la vecina Honduras. La presidenta Xiomara Castro decretó también un estado de excepción inspirado en El Salvador. Los asesinatos han bajado, pero continúa el control de las pandillas y los grupos de narcotraficantes. Las denuncias por torturas crecen en las cárceles, ahora bajo control militar.

Mientras, el presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo, se enfrenta a un viacrucis para poder gobernar por el boicot de las élites del país. Arévalo supo capitalizar el hartazgo de los guatemaltecos con un firme mensaje anticorrupción y una condena del establishment que, en los últimos años, ha pisado el acelerador para sembrar el autoritarismo con la persecución de fiscales, activistas y periodistas, principalmente los que investigaron al actual Gobierno de Alejandro Giammattei.

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