Gabriel Kuri: surrealismo, roca volcánica y economía para predecir lo que vendrá
El artista mexicano inaugura ‘Pronóstico’, una exposición en la que explora la relación entre los modelos predictivos y los impulsos irracionales; entre lo físico y lo intangible
Un colchón yace colgado, totalmente adherido al muro, en la pared izquierda del pasillo. Está plastificado y sobre la funda puede leerse, en rótulos perfectamente trazados a mano y con diferentes estilos y tamaños: garantía. TIEMPO % VIDA ÚTIL. El pasillo se transforma enseguida en un enorme espacio que inauguran tres colchones más apoyados sobre otra pared, esta vez con base en el suelo. “Crédito, hasta 12 meses sin intereses”, recoge uno. “PERIODO PROMEDIO PAGO, RENTABILIDAD, MARGEN NETO, ENDEUDAMIENTO”, se lee en el otro, en tiras separadas por líneas horizontales. Varias inscripciones sobre los muros que simulan una tabla de contabilidad completan la obra Crédito duro, garantía blanda del artista mexicano Gabriel Kuri (Ciudad de México, 52 años), cuya exposición Pronóstico estará en el Museo Jumex de Ciudad de México desde este jueves y hasta el 15 de octubre.
“Estaba en un almacén, los vi a la venta y pensé que era algo que quería recrear. Me pareció interesante pensar en la idea del crédito y la garantía en este artículo que es tan íntimo y que se usa para el reposo. Que todo este mecanismo de cómo se hacen los préstamos fuera a terminar ahí me llamó mucho la atención”, explica el creador. Las transacciones financieras recorren toda la exposición a través de diferentes objetos de uso cotidiano muchas veces considerados desechos: talones de tintorería, tickets de la compra o recibos de banco son reproducidos en tapices de más de tres metros de altura. Materiales ligeros como preservativos, cigarrillos o monedas se acoplan a bloques de roca o de acero inoxidable que contrastan en peso y tamaño.
Cualquier objeto es susceptible de entrar a formar parte del universo del escultor, que explora la relación entre diferentes modelos predictivos, como la meteorología o la economía, con los impulsos humanos más irracionales, como la libido. “Kuri usa estas teorías no solo como inspiración, sino también como material escultórico”, expresa Kit Hammonds, curador de la exposición: “La obra existe entre materiales físicos e inmateriales: sistemas burocráticos, de economía, impulsos”. La psicología se infiltra en el mundo de la ciencia para dejar constancia de lo obvio: la razón no puede contenerlo todo.
Las influencias de Gabriel Kuri son diversas. Con 17 años entró a formar parte del Taller de los viernes fundado por Gabriel Orozco tras su regreso a México, que duró cinco años. En estas reuniones informales en la casa del reconocido artista coincidió con otros creadores de su quinta, como Abraham Cruzvillegas, Damián Ortega o Dr. Lakra, una generación que creció explorando las posibilidades del arte conceptual. Afincado en Bélgica desde hace más de una década, su vertiente más surrealista también bebe, no obstante, del creador belga Marcel Broodthears, fallecido en 1976. “Hay algo en la mecánica del surrealismo que está bien metido en mi trabajo, quizá porque soy mexicano. André Breton y los surrealistas clásicos se maravillaban con México, decían que era surrealista por naturaleza”, revela el autor.
Kuri entiende la escultura como un punto de energía contenida, una forma de volcán. “Es una estructura susceptible de cambiar en un paisaje que cambia también. Son formas provisionales. Hay algo en la latencia que me llama la atención”, detalla. Las referencias al vulcanismo atraviesan la muestra, no solo como parte de los modelos predictivos, sino con toda su materialidad y simbolismo. La obra que inaugura la exposición, Punto, es un bloque de roca volcánica incrustado en la parte superior de la pared que abre el primer pasillo. De él emana una luz roja que evidencia esta idea desde el principio. La referencia se vuelve del todo explícita en el boceto de esta estructura rocosa del pintor Gerardo Murillo, Dr. Atl, prestado por el Munal para la exposición.
El pequeño dibujo de Murillo, situado tras una cortinilla en un muro de 10 metros instalado en el centro de la sala, conversa de frente con la principal obra de la exposición, una de las que han sido creadas ex profeso para la ocasión y quien da nombre a la exposición: Pronóstico. Tras una vitrina del mismo tamaño que la pared que contiene el boceto, se disponen anclados sobre un muro diversos logos de bancos de grandes dimensiones. En el centro, como suspendida en el aire, cuelga en un equilibrio precario una bolsa de agua anudada por la parte superior. “Pronosticar es como creer”, enuncia Kuri. “Las obras son una realidad, pero también una hipótesis. Es una forma de avistamiento, de presentimiento”.
Gabriel Kuri se graduó en Artes Visuales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas (UNAM) en la Ciudad de México en 1992, y desde entonces no ha parado de girar: Londres, Noruega, Nueva Zelanda o Florida han sido algunas de sus paradas antes de instalarse de forma más o menos definitiva en Bruselas. Sus obras, no obstante, han sido expuestas en otros muchos países, como Israel o Japón.
El creador juega con los contrastes desde el propio nombre de la muestra. Frente a las exposiciones estructuradas como una retrospectiva del trabajo de un artista, Kuri lanza hacia el futuro sus obras de los últimos 10 años para preguntarse y aventurarse a predecir lo que vendrá. En total son más de 50 piezas, tres de ellas originales, en las que todo forma parte del significado último: las formas, los materiales, las distancias entre las obras y hasta la propia exposición, con sus ángulos, luces y objetos. “No me gusta pensar que un artista tiene que pretender que el extinguidor no está ahí. Está ahí y todo eso hace que funcionemos. Me gusta poder integrarlo”, reconoce. Kuri creó una de las obras alrededor del termostato situado en una de las esquinas del espacio.
En distintos puntos de la sala hay pequeños textos escritos por él para que la gente se aproxime a lo que está pensando cuando hace una u otra pieza, no con el afán de explicarlas, sino de acercarlas. “Juntar, balancear, sostener, guardar, suspender, torcer o desviar, cortar, derramar, esparcir, cubrir, encubrir, marcar, estirar, apretar, descartar”, cita en uno de ellos la enumeración que estableció el escultor Richard Serra en 1967. No son solo principios que permiten organizar y transformar la materia, sino un verdadero “llamado a la acción”. La manera de trabajar, reflexionar y reflejar la tensión que se produce al llevar al terreno físico una idea. La única forma que ha encontrado Kuri de “pensar directamente con las manos”.
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