“Si no quieren morir, no vengan”: La amenaza de un tiroteo pone en alerta a una escuela de Ciudad de México
Los mensajes y fotografías de un alumno con balas y una pistola inquietan a los padres de familia, que exigen el despido de la directora y temen llevar a sus hijos a clases
“Si no quieren morir, no vengan”, advierte E. a una compañera de clase en un mensaje de WhatsApp. “Dispararé a todos lados”, dice el joven. “Es broma, ¿verdad?”, le pregunta la chica. “No, sí lo haré. Ya estoy harto de todos, después me mataré a mí”, responde. El muchacho, de no más de 15 años, aparece en una foto de sus redes sociales con una pistola sobre el pecho y en otra, con dos balas de distintos calibres. Las capturas de la conversación corrieron como pólvora en los chats grupales de los alumnos de la secundaria Nabor Carrillo. No fue sino hasta varios días después que los padres se dieron cuenta de los mensajes, sin que la dirección de la escuela, ubicada en el oriente de Ciudad de México, les hubiera alertado de la amenaza. La preocupación de las familias se convirtió en un operativo de seguridad, una investigación judicial y una revisión de las mochilas de todos los estudiantes. Después de varios días de incertidumbre a la sombra del tiroteo que enlutó a Texas con la muerte de 19 niños y dos profesoras, la comunidad de la Nabor Carrillo busca acciones contundentes para recuperar la tranquilidad.
“Tenemos mucho miedo”, cuenta Liliana Escalona, madre de un alumno de tercer grado. Escalona dice que las amenazas aparecieron desde el pasado 19 de mayo, pero no fue hasta el pasado miércoles que los padres supieron lo que inquietaba a sus hijos y llamaron la atención de las autoridades. “Mañana, por favor, no vengas”, se lee en uno de los mensajes, que se han filtrado a la prensa. “Les voy a disparar a todos los que pueda, sin importar quién”, agrega el alumno. Él mismo asegura que la pistola con la que posa en las imágenes es de su padrastro.
Escalona no ha llevado a su hijo a la escuela desde el pasado jueves. Ella cuenta que varios padres de familia confrontaron a la directora del plantel y que tuvieron que insistir varias veces antes de que reconociera que sabía de los mensajes. “No es posible que no sepamos a qué escuela están yendo nuestros hijos”, lamenta. Mientras salieron a la luz las amenazas, las familias se enteraron de problemas de bullying, adicciones y peleas entre los estudiantes. La misma semana en que se enviaron los mensajes, E. llevó una navaja a clases, de acuerdo con los padres. Tras múltiples acercamientos con la dirección de la secundaria, Escalona dice que la confianza está rota. “Exigimos que despidan a la directora”, dice. La solicitud ya se ha formalizado a través de una carta a la Secretaría de Educación Pública (SEP). Este lunes se apreciaban largas filas afuera de la escuela, mientras los padres revisaban las mochilas de los pocos alumnos que se presentaron a estudiar.
“No nos podemos detener en ver si las amenazas son ciertas o no, mientras existe el peligro de que suceda una tragedia”, afirma Escalona. La Fiscalía de la capital mexicana tampoco ha querido correr ese riesgo y ha abierto una carpeta de investigación contra el estudiante por las amenazas. Las autoridades también han dado a conocer que se encontraron otras dos investigaciones por violencia familiar, en las que posiblemente están relacionados los padres del alumno. El ministerio público ha buscado entablar comunicación con sus familiares, a fin de que se puedan esclarecer los hechos.
Los ecos de las noticias que llegaron desde la escuela primaria Robb en Uvalde (Texas) retumbaron del otro lado de la frontera. Elementos de la Guardia Nacional fueron desplegados la semana pasada afuera de la secundaria Nabor Carrillo y también hubo presencia de funcionarios de la Alcaldía Venustiano Carranza y de la Policía de Ciudad de México. La vigilancia alrededor de la escuela se reforzará hasta que se aclare lo sucedido. En febrero, otro alumno ingresó un arma a una secundaria en Iztapalapa, también en el oriente de la capital. La pistola se detonó cuando la sacó de su mochila y el chico, de 12 años, sufrió una lesión en la mano. La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, dijo que era “un caso aislado” y aseguró que hay acciones permanentes para garantizar la seguridad de las escuelas y promover el desarme voluntario de la ciudadanía. Al menos unas 7.000 armas se han recuperado desde que Shienbaum llegó al poder en diciembre de 2018, a pesar de que solo hay una tienda de armamento legal en toda la ciudad.
En este último caso, la SEP ha pedido en un oficio a los padres que se encarguen de revisar las mochilas de sus hijos en casa y ha señalado que habrá pláticas dirigidas a la comunidad escolar sobre el manejo de emociones, así como actividades a cargo de los profesores para fomentar una convivencia sana. También se ha anunciado que el menor involucrado recibirá atención psicológica para determinar su permanencia en el plantel. “El alumno implicado no se presentará a la escuela hasta que la clínica del adolescente emita un informe que avale la atención al menor”, agrega.
Escalona considera que las acciones son adecuadas, pero llegan tarde. La SEP ha instado a que se reanude el servicio educativo “de manera normal y continua”. Al igual que en Uvalde, los padres de los alumnos han tenido que abordar el tema de la violencia y las amenazas con sus hijos. “He sido muy directa con él, le he pedido que me llame por el celular en caso de cualquier emergencia y le he dado consejos sobre lo que puede enfrentar en los próximos días”, dice Escalona. Esa es la realidad con la que chocan cientos de adolescentes, llamados a retomar las clases esta semana pese al miedo, a poco más de un mes de que terminen los cursos.
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