Nicolás Maduro llega por sorpresa a México para asistir a la cumbre de la CELAC
El presidente venezolano llevaba sin salir del país desde que en 2020 Estados Unidos pidiera una recompensa de 15 millones por su captura bajo la acusación de narcoterrorismo
Por sorpresa y a última hora. El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ha aterrizado en México la noche de este viernes para participar en la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se celebra este sábado en la capital del país. El viaje del mandatario, quien se unirá a una quincena de gobernantes de la región, ha sido comunicado a la Secretaría de Relaciones Exteriores ya entrada la noche. “Hace unos minutos, se nos confirmó que el presidente Maduro viene volando a México”, ha asegurado la Cancillería. El líder chavista ha sido precedido por la vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodrígur, que ha llegado a la Ciudad de México por la tarde y cuya participación ya estaba prevista. La última cumbre internacional en la que participó Maduro se remonta a 2018, cuando, también sin previo aviso, viajó a Nueva York con ocasión de la Asamblea General de Naciones Unidas. En 2019, en medio de una intensa oleada de protestas, voló a Moscú para buscar el apoyo de Vladimir Putin.
En marzo de 2020 Washington ofreció una recompensa de 15 millones de dólares bajo la acusación de terrorismo y tráfico de drogas por la captura de Maduro, que desde entonces no había salido de Venezuela. Ahora su viaje se enmarca en un contexto preciso. En primer lugar, México es desde hace un mes el país anfitrión del enésimo intento de diálogo entre el chavismo y la oposición mayoritaria. En segundo lugar, Maduro, que ha sido recibido al igual que los otros jefes de Estado por el canciller Marcelo Ebrard, llega un día después de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, hilara un alegato en defensa de la soberanía de Cuba por el Día de la Independencia y pidiera a su homólogo estadounidense, Joe Biden, que levante el embargo a la isla. La Casa Blanca se ha mostrado dispuesta a revisar las sanciones que pesan sobre el régimen chavista si sus dirigentes, encabezados por Jorge Rodríguez, muestran voluntad de diálogo con los opositores y se avienen a convocar elecciones con garantías.
El mandatario de Venezuela se ha enfrentado este sábado a los presidentes de Paraguay, Mario Abdo Benítez, y de Uruguay, Luis Lacalle Pou, quienes habían mostrado su malestar por compartir el cónclave con él. El sucesor de Hugo Chávez ha apelado al diálogo, como suele hacer retóricamente con sus adversarios políticos en su país, y ha defendido no solo su Gobierno. También lo ha hecho con el de Cuba, que lleva años ayudando a consolidar el chavismo, e incluso el de Daniel Ortega en Nicaragua, un régimen autoritario que acaba de ordenar la detención del ex vicepresidente y escritor Sergio Ramírez. “Debemos pasar la página del divisionismo que se insertó en América Latina, del acoso al revolución bolivariana y ahora del acoso incesante a la revolución cubana y a la revolución nicaragüense”, ha enfatizado Maduro antes de agregar: “Tendríamos suficiente piedras que tirar contra algunos de ustedes, pero no vinimos a tirar piedras”. “Creo que hay que ir a la construcción de una nueva institucionalidad de la CELAC, retomar la que se empezó a construir porque, aquí, se empezó a construir una institucionalidad que empezaba a funcionar”, ha dicho.
La llegada de Maduro y de Miguel Díaz-Canel forma parte de la apuesta del Ejecutivo mexicano por convertir a la CELAC en la cabeza de la región frente a la Organización de los Estados Americanos (OEA). Durante los dos primeros años de Andrés Manuel López Obrador en el poder, uno de sus refranes más repetidos fue: “La mejor política exterior es la política interior”. Un viejo eslogan que le acompañaba desde sus tiempos como eterno candidato y que puso en marcha en el arranque de su Gobierno, concentrado marcadamente en los asuntos nacionales. El protagonismo exterior se lo dejó por completo al canciller Marcelo Ebrard, que llegó a ejercer como jefe de Estado en la cumbre del G-20 de hace dos años.
Pero algo ha empezado a cambiar. Al asilo del expresidente boliviano Evo Morales siguió la asunción en 2020 de la presidencia temporal de CELAC. Y desde esa plataforma, México ha lanzado una ofensiva abierta contra la OEA, auspiciada por EE UU, confirmando la voluntad mexicana de dar un paso adelante en la esfera internacional.
El giro latinoamericanista de López Obrador vivirá otro hito este fin de semana en la segunda cumbre con México como anfitrión. La primera reunión, celebrada en julio, sirvió de escenario para un insólito alegato contra el bloqueo económico a Cuba y, sobre todo, el órdago a la OEA, tras meses de tensiones contra el personalismo de su secretario general, Luis Almagro. El presidente mexicano llegó a pedir entonces la sustitución de la OEA por “un organismo que no sea lacayo de nadie”, abriendo la puerta a nuevos equilibrios regionales en la relación de Latinoamérica con EE UU.
Ante la pregunta a finales de agosto de “¿Cuál es la propuesta de México?”, el canciller Ebrard abundó con rotundidad: “Adiós a la OEA en su sentido intervencionista, injerencista y hegemonista y que venga otra organización que construyamos en acuerdo con Estados Unidos para el siglo XXI”. El propio López Obrador ha subido también el tono este sábado, aprovechando además la polémica invitación al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, a los actos conmemorativos de la Independencia de México. Desde el Zócalo de la Ciudad de México y rodeado de mandos militares, el presidente mexicano ha lanzado un nuevo alegato en defensa de la soberanía de Cuba, calificando las sanciones de “perversa estrategia”, que, de funcionar, “se convertiría en un triunfo pírrico y canallesco”.
Ante 17 jefes de Estado de la región, además del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, México buscará este sábado afianzar su apuesta regional. La diplomacia de las vacunas contra la covid-19 y el plan conjunto para Centroamérica están en el centro de la agenda, en línea con el plan inicial con que México asumió la presidencia temporal del organismo y que pasaba por aterrizar temas concretos de cooperación internacional como hilo con el que ir tejiendo un acuerdo más amplio de integración política.
Avances en la diplomacia de las vacunas
La gestión de las vacunas ha sido uno de los frentes donde primero ha tomado la iniciativa México. En febrero, Ebrard denunció ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el reparto desigual de las vacunas contra la covid-19. Además, el canciller habló entonces en nombre de la CELAC, ampliando su altavoz como líder regional. Poco después y aprovechando la visita a México del presidente Argentino, Alberto Fernández, las vacunas sirvieron también como eje de una acción diplomática conjunta.
El acuerdo México-Argentina se materializó, en el marco de la CELAC, en la producción de la primera vacuna fabricada y envasada en la región, cuya distribución ya está en marcha. México presentará este fin de semana una nueva iniciativa con 13 proyectos nuevos de investigación de las llamadas vacunas CELAC con un portafolio que incluye a Argentina, Brasil, Chile y Cuba. México anunció la semana pasada que 300.000 dosis de vacunas AstraZeneca, envasadas en México, llegarían a Honduras y Bolivia para complementar con segundas dosis los envíos previos. Y adelantó que se enviarán las segundas dosis a Jamaica, Paraguay y Belice, y un primer envío a Nicaragua durante septiembre.
El foco de la cumbre se concentrará también en Centroamérica y la crisis migratoria que ha regresado al primer plano en las últimas semanas con cifras récord de llegadas a EE UU, previo paso por México. El Gobierno ha anunciado la presencia de altos funcionarios de El Salvador, Guatemala y Honduras para la presentación de una de las grandes apuestas regionales de México, una especie de Plan Marshall para Centroamérica. En la agenda de la cumbre se contempla la presentación oficial del plan auspiciado por la Cepal y que se remontan a la crisis migratoria de 2019, aún con Donald Trump en la Casa Blanca.
La salida del magnate republicano ha marcado paradójicamente el despegue de México como protagonista regional. Tras una medida distancia con el conflicto venezolano, el Gobierno acoge ahora, bajo el auspicio de Noruega, la nueva mesa de negociación entre el chavismo y la oposición. Y ante la próxima reunión en noviembre del Consejo de Seguridad de la ONU, donde México ocupará también el cargo de presidente temporal, López Obrador está incluso planteándose viajar él personalmente a Nueva York.
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