Una disculpa pública por torturas y la masacre de Ayotzinapa: los seis años de Cienfuegos como jefe del Ejército de Peña Nieto
El general detenido por la DEA acumula varias polémicas en su historia de lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado
El exsecretario de Defensa Salvador Cienfuegos fue detenido la noche del jueves en el aeropuerto de Los Ángeles (California) en presencia de su familia. Las autoridades de Estados Unidos han informado de que la orden de captura fue emitida por la misma corte que juzga a Genaro García Luna, el exsecretario de Seguridad y máximo responsable de la estrategia antidrogas del expresidente Felipe Calderón (2006-2012), quien fue detenido en ese país acusado de aceptar sobornos del cartel de Sinaloa. Ahora la historia se repite, con el general que estuvo al mando de Defensa Nacional (Sedena) desde diciembre de 2012 a finales de 2018, durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto. El periodo de Salvador Cienfuegos estuvo plagado de escándalos de tortura y corrupción:
2012-2013: Debut, compras dudosas y acabar con las autodefensas
El general Cienfuegos estrenó su cargo por todo lo alto en Michoacán. El secretario coordinó las operaciones de pacificación entre los grupos de autodefensa formados por vecinos fuertemente armados en el territorio dominado por el cártel de los Caballeros Templarios.
En paralelo, se inició una trama de corrupción a través de las compras militares a empresas fantasma. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) realizó compras a DRM Aceros Internacional por supuestos insumos para la producción de armamento, municiones, explosivos y equipos militares.
2014: Masacres de Ayotzinapa y Tlatlaya, acusaciones de encubrimiento
Cienfuegos presumía de que las quejas contra militares habían bajado un 60% entre 2012 y 2014, pero durante ese último año, la Sedena estuvo envuelta en varios escándalos. Primero, por la acusación de los padres de los 43 estudiantes de Ayotzinapa de ocultar información sobre la desaparición de los jóvenes. Y segundo, por la masacre de Tlatlaya y la sentencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. La resolución dictaminó que ocho militares mataron a sangre fría a 15 civiles, entre ellos dos adolescentes, que se habían rendido después de un enfrentamiento armado en el que habían muerto otras siete personas. Cienfuegos remató la tormenta de polémicas con su crítica a la reforma que obliga a someter a los militares a la justicia ordinaria en los casos en que acciones irregulares de soldados afecten a civiles.
2015: Torturas generalizadas
La ONU determinó en febrero que la tortura y los malos tratos eran generalizados y que ocurrían en un contexto de impunidad en México bajo el mandato de Cienfuegos en la Sedena. El vídeo de la tortura de una joven en Ajutchitlán del Progreso, ubicado en el corazón del estado de Guerrero —el mismo en el que se cometió la matanza de los 43 normalistas— alimentó las acusaciones que obligarían al Ejército a pedir perdón por las torturas por primera vez en la historia.
2016: Tercera captura del Chapo Guzmán
El 8 de enero, bajo el mandato de Salvador Cienfuegos, se procedió a capturar por tercera vez a Joaquín el Chapo Guzmán durante una operación llevada a cabo por el Ejército mexicano. El Chapo había protagonizado meses antes una espectacular huida de una cárcel de alta seguridad.
Cienfuegos entregó una condecoración a Genaro Fausto Lorenzo Espinosa, al que calificó de “visionario” durante la celebración del retiro de este tras 50 años en las Fuerzas Armadas. Lorenzo Espinosa fue el encargado de la Dirección de Industria Militar desde 2015 hasta el 1 de diciembre de 2016. Semanas después, la Auditoría Superior emitió el dictamen donde señaló las anomalías en las compras hechas por la Dirección General de Industria Militar durante 2015, en el periodo del recién condecorado general. En sus observaciones el órgano fiscalizador alertó sobre deficiencias en la selección de proveedores y concluyó que faltaron mecanismos de control en el manejo de los recursos.
2017: Aprobación de la polémica Ley de Seguridad Interior y recrudecimiento de la violencia
Se aprobó a finales de año la Ley de Seguridad Interior, que normalizaba la presencia de las fuerzas militares para el desempeño de labores de control y mantenimiento de la seguridad pública. La ley fue duramente criticada por colectivos en defensa de los derechos humanos y la tacharon de inconstitucional, al tiempo que suponía la militarización del país y postergaba la creación de un “cuerpo policial fiable”, según lo expresó Alejandro Madrazo, del CIDE. Las organizaciones de derechos humanos criticaron, además, los altos índices de violencia con los que actuaba el ejército en sus operativos.
Durante este año, 50.000 militares pelearon activamente en la guerra contra el narcotráfico. Al mismo tiempo que el número de muertos en el conflicto escalaba hasta los 170.000 en una década y se llegaban a 25.000 desaparecidos.
Este año se cerró como el más violento que se recordaba hasta esa fecha. En octubre, a falta aún de dos meses para finalizar el año, ya se habían contabilizado 23.968 muertes.
2018: Despedida y retiro
Este año supuso la ronda de despedida del General Cienfuegos. Tras un sexenio que inició con un ligero descenso en la cifra de muertes violentas, culminó con un repunte de homicidios, casos de masacres sin esclarecer y una mayor presencia de los militares en la esfera pública.
En su discurso de despedida del cargo, Salvador Cienfuegos anunció también su retiro, el 29 de noviembre de 2018, apenas unos días antes de la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia.
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