Esther Ramírez: “Los clásicos 40 días son claramente insuficientes para que una mujer abandone el puerperio”
La experta en perinatalidad explica que no es fácil transitar por el posparto: por un lado están las expectativas y, por otro, el agotamiento físico y la montaña rusa emocional
No es fácil transitar el posparto. Por un lado están las expectativas, siempre tan altas que es imposible alcanzarlas. Por otro, el agotamiento físico y la montaña rusa emocional, dos factores que deben lidiar con las circunstancias de cada mujer: su experiencia de embarazo y parto, su soporte familiar, sus condiciones materiales y económicas, su entorno, sus propios recursos emocionales, sus mochilas. Y todo en una sociedad que invisibiliza una etapa que pese a ser delicada, y requerir de atención y sosiego, parece estar obligada a transcurrir rápido. Sin que se note. Esther Ramírez, psicóloga especialista en perinatalidad y terapeuta familiar, publica Psicología del posparto (Editorial Síntesis), con prólogo de la psiquiatra infantil y perinatal Ibone Olza, un completo libro en el que recoge todos los aspectos relacionados con el posparto, tanto a nivel físico como emocional. Su mirada no está solo en lo psicopatológico, sino que ofrece un enfoque centrado en la salud de madre y del bebé sin perder de vista lo social, lo cultural y, por supuesto, lo biográfico. Porque para la psicóloga no hay dos formas iguales de vivir esta etapa –ni en general la maternidad–, sino que “cada madre necesita ser escuchada y acompañada con respeto y conocimiento”. También necesita tiempo, un tiempo que en el postparto va mucho más allá de los cuarenta días que aún permanecen en el imaginario colectivo.
Pregunta. ¿Cómo definirías el postparto y qué duración real puede tener esta etapa?
Respuesta. El posparto o puerperio es el viaje trascendental que la madre vivencia desde el momento en el que pare a su cría, hasta que esta sale de su esfera emocional para comenzar una andadura propia y progresivamente más autónoma.
P. En el imaginario colectivo sigue muy presente el concepto de “cuarentena”, entiendo que debemos actualizar esta idea. ¿Tenemos mucha prisa por dar por cerrada este período?
R. Efectivamente. Existe una presión importante sobre las madres para que volvamos a la normalidad cuanto antes, para que en definitiva entremos de nuevo en la cadena de producción social capitalista y no perdamos nuestras vidas anteriores. Sin embargo, en la práctica, los clásicos cuarenta días son absolutamente insuficientes para que una mujer abandone el estado puerperal que acontece tras el parto. La fisiología de la madre está al servicio de la criatura durante al menos un año después de parirla, a veces más incluso. Este tiempo está diseñado por la naturaleza para que la díada madre- bebé se mantenga unida favoreciendo el desarrollo neurológico y emocional de la criatura y el bienestar de la madre. Así que los cuarenta días son únicamente el tiempo aproximado que necesita el cuerpo de la madre para expulsar los loquios tras el parto.
P. En el libro señalas que hay puerperios muy diferentes según la cultura. ¿Cómo es en nuestra cultura el postparto? ¿Se tiene en cuenta a nivel social y sanitario el sentir de las madres durante este proceso?
R. Lamentablemente en nuestra cultura los procesos femeninos de la gestación, el parto y el posparto no ocupan el lugar central en la sociedad que sería deseable. En concreto el puerperio es aún más olvidado que el embarazo y el parto. Cuando una mujer pare a su criatura se asume que si ambos están vivos todo está bien, “todo salió bien”, como suele decirse. Se obvian los procesos emocionales de transformación vital que atraviesa la madre, y, por tanto, las necesidades que pueda tener en esta etapa de su vida.
Desde el sistema sanitario sería importante comenzar con algo sencillo como preguntar a las madres en las consultas con la matrona, ginecóloga o incluso en pediatría, cómo se sienten, y qué podemos hacer por ellas. Es sorprendente el poder que tiene esta mirada, la cantidad de problemas que pueden llegar a detectarse precozmente y las ayudas que se pueden proporcionarse.
En cuanto a lo social, apoyar a las madres, cuidarlas y sobre todo respetarlas sin interferir en sus decisiones y su manera de maternar, debiera ser una prioridad para con esta actitud garantizar que se sientan empoderadas y sostenidas para poder a su vez, sostener ellas a sus criaturas.
P. Me parece muy interesante el puerperio de una madre huérfana de madre, ya sea porque haya fallecido o porque no tengan relación con ella. ¿Cómo afecta al puerperio ese “vacío emocional” de madre? ¿Puede ser sustituido por otros sostenes emocionales?
R. Se sabe que ya desde el embarazo la mujer puede sentir una conexión especial con su historia de bebé y por ende con el vínculo con su madre. En la práctica clínica observamos que este conectar denominado “transparencia psíquica” acompaña a las mujeres también en el puerperio. Así que cuando una madre no tiene a la suya propia durante su maternidad, el vacío que siente puede ser muy intenso e intervenir en el modo en que vivencia esta etapa tan importante. Puede haber tristeza, añoranza o incluso ansiedad por sentirse especialmente vulnerables. Sin duda, un apoyo cuidadoso que materne a la mujer huérfana de madre ayudará a paliar este vacío. El sostén mencionado puede llegar en forma de grupo de mujeres, una abuela, otra mujer, etc.
P. Recoges una amplia relación de tipos de puerperio en función del entorno, las circunstancias personales, la salud, la vivencia del parto, en caso de duelo perinatal o incluso el puerperio en la cárcel, en un campo de refugiados o en tiempos de pandemia… ¿De qué dependerá en todos ellos el desenlace satisfactorio, saludable, tanto para la madre como para la criatura?
R. Cada circunstancia vital es diferente y cada biografía también, por esto es importante considerar las necesidades propias de cada mujer cuando llega a la maternidad. Será necesario mirar cada historia en concreto para ver cuál es la manera mejor de acompañar a la díada madre-bebé. En cualquier caso, si hemos de definir una variable predictora del bienestar en el puerperio sería que ambos, madre y criatura, permanezcan unidos.
P. ¿Qué es lo que más preocupa a las madres durante el postparto?
R. Depende de la madre y de sus circunstancias. Unas tienen que preocuparse de tener comida para poder amamantar a sus criaturas, otras estarán angustiadas por cuál es la mejor manera de volver al trabajo. En función de lo que les rodea y de sus propias circunstancias estarán centradas en unas u otras cuestiones. Lo que está claro es que las madres quieren lo mejor para sus bebés y hacen lo que pueden en cada momento con los recursos que tienen. Así que pensemos mirarlas y preguntarlas que les preocupa y en cómo apoyarlas para que lo solventen.
P. Hablas del puerperio arcoíris cuando llega un bebé tras la pérdida de un hijo. ¿Puede afectar cómo se haya vivido el embarazo de ese bebé al postparto? ¿Cómo puede influir?
R. Sí, todos los pospartos en general están influidos por cómo se haya vivido la gestación previa. En el caso de la llegada de una criatura viva tras haber perdido a su hermano o hermana, la gestación se vive, en general, con ambivalencia: por un lado una enorme ilusión, pero por otro hay preocupación por que todo vaya bien. Sabemos que el estado de ansiedad durante el embarazo es una variable a tener en cuenta en el posparto. Puede ser predictora de malestar en el puerperio, puede que el miedo continúe durante este período, aunque no siempre es así, dependerá de cada mujer.
P. ¿Cuáles son las patologías y experiencias negativas más habituales asociadas con el postparto?
R. La depresión posparto y la ansiedad posparto. Es necesario que se visibilicen cada vez más para que las madres que las sufren no se sientan avergonzadas y temerosas y puedan pedir ayuda. Así mismo, si la sociedad normaliza la presencia de las mismas sin estigma, las madres podrán tener el apoyo que necesitan cuanto antes.
P. Durante el postparto puede ser que una mujer que haya pasado por un parto traumático, una episiotomía o una cesárea no se encuentre preparada ni físicamente ni psicológicamente para retomar la vida sexual, o al menos una parte muy concreta de ella. ¿De qué factores depende la recuperación del deseo?
R. Durante el posparto las hormonas responsables de la sexualidad de pareja coital, se ponen al servicio de la lactancia y del vínculo con la criatura. Es decir que habrá muchas mujeres que durante un largo período experimenten un descenso en el deseo sexual coital. Además, si han sufrido trauma durante el parto y se sienten doloridas física y emocionalmente, se complica que puedan estar disponibles para tener relaciones sexuales con la pareja. Que puedan recuperar el deseo dependerá de diversos factores: de cómo sea la relación de pareja, de cómo se sane esta madre de su parto traumático si lo hubo, de cómo evolucionen sus cicatrices físicas y psíquicas, de si hay o no lactancia materna, etc. No se puede generalizar, de nuevo es importante incidir en la idea de que cada madre necesita ser escuchada y acompañada con respeto y conocimiento.
P. ¿Es posible la creación de programas de información útil y de carácter preventivo que ayuden a las madres a transitar de forma más amable el postparto?
R. En el último capítulo del libro me atrevo a soñar con esta posibilidad. Soy optimista, las mujeres que nos preceden han hecho un trabajo espectacular para traernos hasta dónde estamos y ahora nos toca a nosotras y nosotros cambiar lo que no está bien, lo que nos daña a nosotras y a nuestras criaturas y por tanto, a la sociedad misma. Es hora de crear espacios de reflexión, debate, apoyo y acción para y por las madres y sus bebés.
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