El Papa aparece con el brazo derecho en cabestrillo tras sufrir una caída en su residencia
Francisco no ha sufrido fracturas, pero se le ha inmovilizado la articulación como medida cautelar. Es el segundo incidente en poco más de un mes, tras un golpe con una mesilla en el rostro en diciembre
El Papa, de 88 años, ha aparecido este miércoles en las recepciones que tenía previstas en el Vaticano con el brazo derecho en cabestrillo y la sala de prensa de la Santa Sede ha explicado que ha sufrido una caída esta mañana en la residencia de Santa Marta, donde vive. Según precisa un breve comunicado, el Pontífice tiene “una contusión en el antebrazo derecho, sin fractura. El brazo ha sido inmovilizado como medida cautelar”. En todo caso, ha seguido con su agenda con normalidad.
No obstante, es el segundo incidente en poco más de un mes. Jorge Mario Bergoglio se mueve en silla de ruedas desde hace dos años, por su dificultad para caminar por problemas en una rodilla, y cuando lo hace es con un bastón. Ya el pasado 7 de diciembre apareció en público con un vistoso moratón en la mandíbula y el Vaticano dijo entonces que se debía a un golpe con una mesilla, ocurrido el día anterior. El Papa ha pasado también por el quirófano tres veces en tres años ―extirpación de parte del colon en 2021, rodilla derecha en 2022 y obstrucción intestinal en 2023―. En su juventud, además, ya fue intervenido de un pulmón.
El último percance de salud del Pontífice fue en septiembre. Suspendió su agenda por “un estado gripal leve”. Entonces, el Vaticano relativizó el incidente, señalando que era “una medida de precaución teniendo en cuenta los viajes de los próximos días”, en referencia a la visita que debía emprender al final de esa semana a Luxemburgo y Bélgica, que luego transcurrió con normalidad.
En marzo del año pasado, el Papa ya había sufrido una afección respiratoria que le impidió leer discursos largos durante varias semanas, y también, de forma inédita, la homilía del Domingo de Ramos. No obstante, después se recuperó y en septiembre emprendió el viaje más largo de su pontificado, un fatigoso trayecto de 12 días en Asia y Oceanía, en el que visitó Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur.
Con todo, cada recaída en la salud del Papa se observa con especial interés por el precedente que se creó en 2013 con la dimisión de Benedicto XVI, su predecesor, quien alegó que no se encontraba en condiciones de seguir en el cargo. Una renuncia de un papa es algo que no ocurría desde el siglo XIII.
El propio Bergoglio ya ha dicho sin rodeos que el día que no se vea con fuerzas seguirá el ejemplo de Joseph Ratzinger, pero siempre ha añadido que por el momento lo ve lejos. El año pasado volvió a decir en un libro: “Creo que el ministerio petrino es ad vitam y, por tanto, no veo condiciones para una dimisión. Las cosas cambiarían si se produjera un impedimento físico grave y, en ese caso, ya firmé al inicio del pontificado la carta con la renuncia que está depositada en la Secretaría de Estado (…). Pero esta es una hipótesis lejana, porque realmente no tengo motivos tan serios para pensar en una renuncia”.
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