Las claves del desmoronamiento del régimen de Bachar el Asad
La rápida caída del régimen de Siria se explica por la situación interna del país, multirreligioso y empobrecido por años de guerra y represión, y un ejército que había perdido sus capacidades militares
¿Cómo es posible que un Ejército como el sirio, que tiene la superioridad aérea, tecnológica y de capacidades, haya sido derrotado por las fuerzas de la oposición al régimen de Bachar al Asad en tan solo 15 días?
Se ha escrito mucho de las circunstancias geopolíticas que han facilitado la victoria de la oposición armada: Rusia había retirado la mayor parte de sus fuerzas en Siria, incluida su aviación de caza y ataque, al frente de Ucrania; Hezbolá se había visto obligada a regresar a Líbano para hacer frente a los ataques israelíes; y las milicias iraníes de la fuerza Al Quds aún se están recuperando de los ataques israelíes. Estas circunstancias marcaron el momento ideal para que Hayat Tahrir al Sham (HTS), la Organización para la Liberación del Levante, lanzara una ofensiva hacia Alepo y arrastrara con sus éxitos al resto de la oposición armada al régimen de El Asad.
Pero las claves de la rapidez de su caída se deben principalmente a la situación interna de Siria y de su ejército. Siria es un país multirreligioso, con un 74% de suníes y un 12% de alauitas (una rama próxima al chiísmo); repartiéndose el resto entre cristianos, drusos y otras religiones. La familia Asad es alauita y ha mantenido como principio la libertad religiosa, pero apoyándose en alauitas y cristianos en detrimento de los suníes. Todos los grupos de oposición son suníes, incluidos los kurdos asentados en tres de las 14 provincias sirias.
El régimen fundado por Hafez el Asad y heredado por su hijo se ha basado en la dura represión cada vez que se ha tenido que enfrentar a una revuelta interna. En 2011, durante las mal llamadas primaveras árabes, la represión del régimen provocó una guerra civil que ha causado 6,49 millones de refugiados, 7,25 millones de desplazados internos, más de 300.000 muertos y 100.000 desaparecidos, la mayoría tras ser detenidos. Estos datos hicieron que, en 2015, el 21% de la población siria se mostrara comprensiva e incluso favorable al Daesh.
La represión provocó el aislamiento internacional y sanciones económicas como la Ley César, aprobada en 2019 por la Administración de Trump, que impone graves sanciones a las empresas extranjeras que hagan negocios con Siria. Todo esto ha empobrecido a la población, que está viviendo en la extrema pobreza, mientras los dirigentes lo hacían en la opulencia. Su renta per cápita ha pasado de casi 3.000 dólares a unos 400 entre 2011 y 2024.
Las Fuerzas Armadas sirias, que en 2011 tenían 350.000 efectivos, sufrieron numerosas bajas entre 2011 y 2015 en sus enfrentamientos contra las fuerzas opositoras, lo que obligó a aumentar el reclutamiento, para lo que se prolongó hasta ocho años el tiempo de servicio militar. Muchos jóvenes han huido al extranjero para evitar ser reclutados. En 2012, el Gobierno prohibió salir fuera del país a los hombres de entre 18 y 42 años.
Como respuesta a la represión policial y militar del régimen de El Asad, un grupo de oficiales del ejército, liderado por el coronel Riyad el Asad, desertaron y fundaron el Ejército Libre de Siria (FSA, en sus siglas en inglés), que llegó a tener más de 10.000 efectivos, hasta que en 2014 se alió con el Frente al Nusra (Al Qaeda en Siria), grupo liderado por Al Julani, que en 2018 se alejaría de Al Qaeda para constituir HTS.
A la pérdida de gran parte de sus vehículos y aviones militares en los primeros años de la guerra, por los ataques de la oposición armada y los bombardeos estadounidenses, hay que añadir que la disminución del presupuesto ha dejado inoperativas muchas de sus capacidades militares por falta de mantenimiento. Las condiciones de vida a las que se ven sometidos los efectivos del ejército sirio se han ido deteriorando. El salario mensual de un soldado equivalía a unos 15 dólares, dinero insuficiente para cubrir sus necesidades básicas, lo que afecta a su moral y su voluntad de vencer.
Cuando en septiembre de 2015 llegaron las tropas rusas en auxilio de El Asad para parar el avance del Daesh, lo hicieron fundamentalmente mediante ataques aéreos. Se calcula que dos tercios de los pilotos rusos han estado bombardeando en Siria. Pero los rusos no se han preocupado de armar y entrenar al ejército sirio, por lo que, tras la retirada de la aviación rusa, los militares sirios se han visto incapaces de hacer frente a los ataques de HTS.
El régimen intentó resolver la falta de efectivos con las denominadas Fuerzas de Defensa Nacional, como las milicias alauitas Shabiha o las cristinas Sootoro, todas ellas sin la adecuada instrucción ni disciplina, que fueron acusadas de ejercer la represión.
Los principales retos a los que se enfrentan Al Julani y su primer ministro Al Bashir consisten en elaborar leyes que permitan la reconciliación, recuperar la economía y crear unas fuerzas armadas nacionales alejadas de las milicias que den estabilidad al país. Maquiavelo decía que la República se sustenta en la ley y el ejército.
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