El Gobierno alemán se rompe por las diferencias irreconciliables en política económica
El canciller socialdemócrata Scholz expulsa a los liberales del ministro de Finanzas Lindner y aboca al país a nuevas elecciones en marzo
Las diferencias sobre la política económica y los repetidos desafíos de los liberales al canciller socialdemócrata Olaf Scholz han precipitado este miércoles la ruptura de la coalición de Gobierno en Alemania. El canciller Scholz ha anunciado la expulsión del ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, que hace unos días había exigido a sus socios un giro radical con recortes masivos de gasto y rebajas de impuestos. El fin de la llamada coalición semáforo —por los colores de sus socios: rojo, verde y amarillo— aboca a la primera economía de Europa a elecciones anticipadas. Previsiblemente, en marzo.
La ruptura de la coalición abre una etapa de inestabilidad en Alemania en un momento poco oportuno, tras el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos y con la economía por segundo año consecutivo en recesión. Pero los socios, que gobernaban juntos desde 2021, han concluido que el primer tripartito desde la posguerra era insostenible y no podía aguantar hasta la fecha prevista para el fin de la legislatura, en otoño de 2025.
En una comparecencia ante la prensa en la cancillería, pasadas las nueve de la noche, el canciller Scholz acusó a su ministro Lindner de la ruptura con sus bloqueos y exigencias constantes, y añadió: “Así no es posible gobernar en serio”. En Alemania no es sencillo disolver el Parlamento y adelantar elecciones, por lo que la vía de la que dispone el canciller para hacerlo es presentar una moción de confianza y perderla. La fecha elegida, según el jefe de Gobierno, es el 15 de enero, lo que situaría la fecha de la convocatoria electoral en el mes de marzo. Está por ver cómo un Gobierno en minoría, como lo será tras la salida de los liberales, podrá aprobar el presupuesto de 2025 en el Bundestag.
La crisis de Gobierno recuerda a la de 1982, cuando los liberales, también por motivos de política económica, abandonaron la coalición con los socialdemócratas de Helmut Schmidt, e hicieron canciller al democristiano Helmut Kohl.
La noticia ha llegado al término de una reunión entre los dirigentes de la coalición. Desde hacía días, circulaban por Berlín las especulaciones sobre una posible caída de la coalición semáforo. Pero la victoria de Trump este martes había alimentado la hipótesis de que quizá la decisión tomaría más tiempo. Podía pensarse que el cambio en la Casa Blanca desaconsejaría abrir un periodo de incertidumbre en la primera economía de Europa, la economía en retroceso, la industria lastrada por la pérdida de competitividad y en plena guerra en Ucrania.
No ha sido así. Los socios —Scholz al expulsar a Lindner, pero también Lindner al retar a Scholz— han concluido que era mejor acabar ahora con el semáforo que prolongar la agonía.
En una tensa reunión en la Cancillería, Lindner propuso elecciones anticipadas, de modo que pudiese adoptarse un presupuesto y después, ordenadamente, dar por terminada la legislatura que empezó en 2021 y debe terminar el próximo otoño. Scholz parecía dispuesto a acercarse a algunas de las exigencias de su ministro. Pero, según Lindner, también exigió la suspensión del freno a la deuda, el límite constitucional al endeudamiento que complica a Alemania las inversiones que socialdemócratas y ecologistas consideran urgentes. Finalmente, consideró que los desafíos del liberal, socio menor de la coalición, sobrepasaban los límites. Y dijo basta.
“Scholz ha entendido que Lindner era un jugador y que no podría garantizar la estabilidad del Gobierno con un socio semejante”, ha declarado a EL PAÍS, al conocerse la noticia, el diputado socialdemócrata Nils Schmid. “Es un signo de liderazgo del canciller, porque no ha dejado que Lindner se saliese con la suya”, concluye.
La distancia entre socialdemócratas y ecologistas, de un lado, y liberales de otro, era excesiva. En la coalición cohabitaban partidarios de responder al estancamiento económico y la crisis industrial con un refuerzo del Estado (el SPD de Scholz y Los Verdes de los ministros de Economía, Robert Habeck, y de Exteriores, Annalena Baerbock) y partidarios de reducir el peso del Estado y las regulaciones, entre ellas las medioambientales (el FDP de Lindner).
Se trataba, en la reunión de esta noche, de buscar soluciones conjuntas a la crisis económica y al agujero de más 13.000 millones de euros en el presupuesto. Pero los debates internos abiertos desde que la semana pasada Lindner presentó a sus socios un documento titulado Giro económico en Alemania que evidencio la distancia que les separaba. La distancia no es nueva: es una realidad desde que hace tres años se formó la coalición al final de los 16 años de la canciller Angela Merkel. Y no era la primera crisis en el semáforo.
Pero ahora, con una situación económica deteriorada, una evidente parálisis en el Gobierno para encontrar respuestas y la perspectiva de 11 meses más de querellas y bloqueos, aceleraron el fin del experimento. Hay claro cálculo electoral, también, más allá de las diferencias políticas. Lindner y los liberales, que podrían quedar fuera del Bundestag tras las elecciones, posiblemente ha pensado que puede capitalizar en las urnas su iniciativa para relanzar la economía y su papel en la caída del impopular Gobierno. La idea del FDP es buscar una alianza con los democristianos de Friedrich Merz, favorito para suceder a Scholz, según los sondeos.
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