Corea del Norte envía en 24 horas 500 globos cargados de basura a Corea del Sur
Uno de los aparatos norcoreanos aterriza en la residencia presidencial por primera vez, aunque no transportaba ningún objeto peligroso
Las dos Coreas continúan enfrascadas en sus campañas de envíos de globos, una táctica que formaba parte de la guerra psicológica empleada durante la Guerra Fría y que, desde finales de mayo, parece haberse convertido en la nueva normalidad en la península. En las últimas 24 horas, han entrado en el espacio aéreo de Corea del Sur alrededor de 500 globos procedentes de Corea del Norte que transportaban desechos, según ha comunicado este jueves el Estado Mayor Conjunto surcoreano. Se trata del décimo lanzamiento de este tipo que Pyongyang ha realizado en los últimos dos meses, en respuesta a los panfletos contra el régimen de Kim Jong-un que grupos de desertores norcoreanos y activistas surcoreanos envían al país más hermético del planeta (a través de sus propios globos de plástico) y a los mensajes por megafonía contrarios a la dictadura que el ejército surcoreano está emitiendo desde la semana pasada para disuadir a las autoridades norcoreanas de continuar con su cruzada.
Ya son más de 2.000 los enormes globos blancos que transportan desperdicios –papel usado, trozos de plástico, colillas e, incluso, estiércol– que Pyongyang ha dejado caer desde finales de mayo sobre su país vecino y enemigo. Los equipos de respuesta química del ejército, que realizan análisis del contenido, aseguran que, de momento, nunca se han encontrado objetos peligrosos.
No obstante, por primera vez, uno de ellos ha alcanzado la residencia presidencial de Corea del Sur, ubicada en el centro de Seúl y protegida por decenas de soldados, y una zona de exclusión aérea. El servicio de seguridad presidencial comunicó el miércoles que, “después de investigar su contenido, los resultados confirmaron que no portaban ningún objeto peligroso o contaminado”. No se ha revelado si el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, se encontraba allí en el momento del impacto. En junio, uno de estos artefactos aterrizó en los alrededores del Museo Nacional (cercano a la residencia oficial del mandatario surcoreano), pero, hasta ayer, ninguno había llegado a posarse en las inmediaciones de la oficina presidencial.
De acuerdo con el ejército surcoreano, algunos globos están equipados con temporizadores que “los hacen estallar y esparcir la basura una vez transcurrido cierto periodo de tiempo”, informó este jueves Lee Sung-jun, portavoz del Estado Mayor Conjunto. A principios de semana, las autoridades castrenses ya adelantaron que los últimos globos –el jueves y domingo de la semana pasada también hubo envíos– han utilizado más temporizadores que los de un mes atrás. No está claro si el que aterrizó en el complejo presidencial portaba un temporizador de este tipo.
Yang Uk, analista militar del Instituto Asan de Estudios Políticos, citado por el medio digital NK News, opina que, aunque los globos no supongan una amenaza militar –por eso el Ejército no los interceptó–, no se debe desestimar el hecho de que haya aparecido uno de ellos dentro del complejo presidencial. De producirse una escalada de las tensiones, los aparatos podrían transportar explosivos, aseveró este experto, quien también subrayó la importancia de que los militares estén preparados para tal escenario. Sin embargo, otros analistas se muestran escépticos con que Pyongyang pueda utilizarlos para atacar específicamente la Oficina Presidencial.
El Ejército surcoreano ha informado este jueves de que la mayoría de los 480 globos que se han detectado en los últimos dos días en Corea del Sur han llegado a Seúl y a la provincia noroccidental de Gyeonggi, la más poblada del país, y que rodea a la urbe capitalina. En las pasadas semanas, estos artefactos han afectado en varias ocasiones al tráfico normal del principal aeropuerto del país y quinto más transitado del planeta, Incheon. Esta mañana, el impacto de uno sobre el tejado de un edificio residencial en Gyeonggi ha provocado un incendio, que ha sido rápidamente controlado por los equipos de bomberos.
Seúl replicó a los lanzamientos de la semana pasada con la emisión de mensajes contra Pyongyang a través de altavoces ubicados en la frontera. Eran las primeras difusiones de este tipo desde el 9 de junio, cuando se reanudaron por primera vez en seis años. Según recoge hoy la agencia de noticias surcoreana Yonhap, el ejército “ha intensificado y está llevando a cabo emisiones de propaganda en todos los frentes”. Entre ellas, se incluyen canciones de K-pop, noticias sobre las empresas surcoreanas y críticas al programa de misiles de Corea del Norte y a la dictadura.
Pyongyang considera la llegada de “panfletos sucios cargados de morralla surcoreana”, como los definen las autoridades, una provocación que puede amenazar su liderazgo, ya que el acceso oficial a noticias extranjeras está prohibido para la mayoría de sus 26 millones de habitantes. Desde hace años, grupos de activistas ubicados en Corea del Sur envían globos cargados de propaganda e información política, además de USB con música y series surcoreanas. La semana pasada, Kim Yo-jong, la poderosa hermana del líder supremo norcoreano, advirtió de las “horribles” consecuencias que enfrentarían los surcoreanos si continúan con esas campañas.
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