El exvicepresidente Mike Pence: “No voy a apoyar a Trump, pero nunca podría votar a Biden”
El republicano, que hoy reniega de su antiguo jefe, pide en un encuentro con EL PAÍS a Europa que confíe en su país al margen de lo que ocurra en las elecciones de noviembre y anticipa que el Congreso aprobará el sábado la ayuda a Ucrania
Mike Pence fue el segundo hombre más poderoso de Estados Unidos junto al que para muchos ha sido uno de los hombres más peligrosos del mundo durante su estancia en la Casa Blanca, Donald Trump. El exvicepresidente republicano (Columbus, 64 años) acabó apartándose del magnate reconvertido en político, una fractura que se convirtió en brecha tras el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021 por parte de los seguidores de Trump que no aceptaron su derrota a manos de Joe Biden.
Pence, un ultraconservador cristiano que rechazó las presiones del hoy nuevamente candidato presidencial para que no certificara la victoria del demócrata, ha abandonado su propio intento de llegar a la Casa Blanca y ha dejado claro que no apoyará a Trump en su campaña. Aun así, en un breve encuentro con EL PAÍS en Bruselas, asegura que no se arrepiente de su mandato y que sigue pensando que el Partido Republicano debe volver al poder y reafirmar el “liderazgo americano” en el mundo, como lo llama. Pide confianza en su país, a pesar de todo.
“No creo que haya sido una sorpresa que, en vista de las diferencias que tuvimos, no vaya a apoyar a Donal Trump estas elecciones. Pero nunca podría votar por Joe Biden y voy a seguir siendo una voz de lo que considero que debe ser el Partido Republicano. Dejaré que cada estadounidense vote según su conciencia. Yo haré lo mismo”, explica Pence.
El exvicepresidente habló brevemente con este diario durante una visita rápida esta semana a la capital belga, en vísperas del crucial voto este sábado en la Cámara de Representantes estadounidense del multimillonario paquete de ayuda a Ucrania, Israel y Taiwán que los republicanos llevan meses bloqueando. Pence, que ha pedido públicamente su aprobación, se ha visto confrontado una y otra vez en Bruselas con el escepticismo y nerviosismo de Europa por el remoloneo republicano y, también, por la posible vuelta a la Casa Blanca de Trump.
Ha tenido que escuchar en foros, entrevistas y encuentros privados cuestionamientos por el retraso estadounidense en la ayuda financiera, que está dificultando más aún frenar el avance de Vladímir Putin en Ucrania, y la inquietud por las amenazas nada veladas de Trump, que ha llegado a decir que dejará que Rusia “haga lo que quiera” con los aliados que no paguen su cuota de la OTAN. Visiblemente sorprendido y hasta molesto por las dudas europeas ante su país, Pence no ha escatimado esfuerzos por intentar asegurar a los tradicionales aliados que pueden seguir contando con Estados Unidos pase lo que pase en las urnas norteamericanas en noviembre.
“Nuestros aliados europeos deberían confiar en los estadounidenses”, aseguró también a este diario. “Creo que la mayoría de los estadounidenses sabe que tenemos un papel único como líder del mundo libre. Y aunque tenemos desafíos en casa (…) creo que lo que se verá este fin de semana es que la mayoría de los congresistas apoyarán la financiación de Ucrania, Israel y Taiwán, y que también adoptarán una posición firme ante China obligándola a vender TikTok. Van a elegir ser Churchill, no Chamberlain. Y eso va a reafirmar nuestro compromiso como líder del mundo libre”, confía.
Es el mismo mensaje que trasladó el ultraconservador —considera que Trump no ha ido lo suficientemente lejos para restringir el aborto (él habla de la “santidad de la vida humana”)— durante una charla por el laboratorio de ideas German Marshall Fund (GMF) en la capital belga el jueves. Lo repitió ante el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, durante un encuentro privado un día más tarde. “Apoyo su llamamiento al Congreso para que envíe un mensaje claro al pueblo ucranio y al mundo”, replicó el belga. “Ya es hora”, urgió el europeo en las redes sociales, demostrando la impaciencia europea ante Washington.
Lo de ser recibido con recelo en Europa no es nuevo para Pence. Tal como recordó en la charla en el GMF, su primer viaje como vicepresidente fue a la Conferencia de Seguridad de Múnich. “He estado en neveras más cálidas”, dijo entre risas. Ya entonces, y ahora, considera que Europa no entendió la estrategia del Gobierno de Trump de presionar —amenazar, que dirían algunos— a los aliados transatlánticos para forzarles a invertir más en defensa.
“Cuando llegamos al poder, solo dos países de la OTAN cumplían el compromiso de gastar 2% de su PIB en defensa. Cuando nos fuimos, muchos aliados estaban en vías de cumplirlo o incluso superarlo”, destaca en defensa de lo que llama una política de “amor duro”. Una estrategia, afirma, que “sentó las bases para que los aliados estuvieran mejor preparados para apoyar a Ucrania tras la invasión rusa”. Así que, concluye, “mientras mantengamos las promesas que nos hacemos, creo que el futuro de la OTAN, el futuro de la libertad, es brillante”. ¿Incluso con Trump?
"Biden ha capitulado ante Maduro"
En cinco minutos de charla —que acabarán siendo siete— no hay tiempo para un gran cuestionario. Pero cuando un asistente da por finalizada el encuentro con este diario, Pence, mientras se despide con un apretón de manos, se muestra sorprendido por que la periodista no le hiciera preguntas sobre Latinoamérica. Tiene ganas de hablar de Venezuela y, pese a la exasperación de sus ayudantes, encuentra todavía dos minutos más para arremeter contra el “dictador” Nicolás Maduro y la “capitulación” de Biden ante el “socialismo y dictadura” en Caracas.
“Nuestro Gobierno aisló a Maduro y creemos que estábamos en el camino hacia elecciones justas y libres. Biden levantó las sanciones [que acaba de reactivar parcialmente] y capituló mientras Maduro sigue oprimiendo a la oposición, me decepciona profundamente”, afirma Pence, que manifiesta su esperanza de poder “volver a defender la causa de la libertad en Venezuela” en un futuro próximo.
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