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El huracán ‘Idalia’ gana fuerza en su avance hacia Florida tras golpear Cuba

Más de 1,5 millones de personas han recibido órdenes de evacuación por temor a la crecida del agua en las zonas costeras de EE UU

Un hombre coloca tablas de madera para proteger un establecimiento antes de la llegada del huracán a Cedar Key (Florida), este martes. Foto: MARCO BELLO (REUTERS) | Vídeo: EPV
Macarena Vidal Liy

Millones de residentes en el norte de Florida se preparan para la llegada del huracán Idalia, del que se espera que toque tierra en la costa occidental del Estado este miércoles como un temporal de categoría 4, con vientos sostenidos de más de 200 kilómetros por hora. Idalia, que el lunes ya dejó graves daños en la provincia cubana de Pinar del Río y obligó a decenas de miles de personas a abandonar sus hogares, ha ido cobrando fuerza a su paso por las aguas cálidas del golfo de México mientras se acerca a la costa de Florida.

La última información del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, actualizada a las 23.00 horas de Florida (5.00 de la madrugada del miércoles en la España peninsular), indica que Idalia tenía vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora. Se espera que entre en Florida, al norte de la zona costera de Tampa y St. Petersburgo, como un huracán “extremadamente peligroso” de categoría 4 en la escala de Saffir-Simpson, de un máximo de cinco. La trayectoria prevista apunta a que atraviese Florida hacia el norte, llegue a Georgia este mismo miércoles y que el jueves pase por Carolina del Sur y Carolina del Norte.

Uno de los grandes temores es que la tormenta pueda desencadenar graves inundaciones en Florida, un Estado de 22,5 millones de habitantes y el tercero más poblado de Estados Unidos. Ya se han emitido órdenes de evacuación para 1,6 millones de personas en zonas susceptibles de inundación en 22 condados y se han habilitado 22 refugios de emergencia.

“Si trata de comparar esta tormenta con otras, NO LO HAGA. Nadie ha visto algo así”, apuntaba el Servicio Meteorológico Nacional en Tallahassee, la capital de Florida, que puede verse afectada de lleno por el ciclón. El gobernador del Estado, el republicano Ron DeSantis, ha instado a los residentes en zonas de poca elevación sobre el nivel del mar que obedezcan las órdenes de evacuación y se refugien en áreas de mayor altura, ante el riesgo de inundaciones súbitas. “Si les dicen que se marchen, tienen que hacerlo ya”, ha indicado en una rueda de prensa.

El presidente de EE UU, Joe Biden, se encuentra en contacto con DeSantis y pendiente de lo que pueda ocurrir con la llegada del huracán, que el martes ya alcanzaba la categoría 2. “Nos preocupa la posible crecida de las aguas del océano. Lo supervisamos cada hora. He dicho al gobernador y al alcalde de la región que probablemente sea alcanzada primero que estaremos ahí todo el tiempo que haga falta y nos aseguraremos de que reciben todo lo que necesitan”, ha declarado durante una reunión con su homólogo costarricense, Rodrigo Chaves.

Vuelos y clases suspendidas

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El temor a que el vendaval pueda llevar hacia la costa grandes cantidades de agua de mar que provoquen inundaciones súbitas ha llevado a la colocación de advertencias sobre una posible crecida de las aguas a lo largo de cientos de kilómetros de la costa de Florida, desde Indian Pass, en la bahía de Apalachicola, en el noroeste, a Sarasota, en la costa central. Más de 30.000 trabajadores de las compañías eléctricas refuerzan los postes y cables y se encuentran ya desplegados para responder a previsibles cortes de luz.

Las escuelas han suspendido las clases y el aeropuerto internacional de Tampa también ha cancelado sus operaciones comerciales a partir de la medianoche del martes al miércoles. La base naval de Jacksonville, que alberga a 21.000 militares y 34.000 miembros de sus familias, también ha quedado cerrada, excepto para el personal imprescindible.

En las zonas más amenazadas, las últimas horas antes de la llegada de la tormenta se aprovechaban para la colocación de sacos terreros en las zonas bajas. “Aún tienen tiempo para completar los últimos preparativos, pero tienen que hacerlo ya”, instaba DeSantis. Se calcula que en algunos puntos la crecida del agua podría llegar hasta los 12 pies, o 3,7 metros de altura.

“En este tipo de tormentas el factor más mortífero siempre es el agua”, ha declarado la administradora de la Agencia Federal para la Gestión de Desastres, Deanne Criswell, en declaraciones a la cadena de televisión CNN. En una rueda de prensa en la Casa Blanca, la alta funcionaria insistió en la necesidad de que los residentes tomen en serio las advertencias. “El terreno de la costa de Florida es muy llano y puede inundarse con mucha facilidad”, recordaba.

Las autoridades del condado de Taylor, uno de los que se prevé que puedan quedar más afectados por el huracán, han advertido que la crecida del agua en las áreas costeras “se prevé como no sobrevivible”. “Se ordena la evacuación de todos los residentes en esa zona, con independencia de la estructura” del edificio en el que habiten, indica el comunicado oficial. En este condado, de 20.000 habitantes, también se ha ordenado la evacuación obligatoria de todas las personas que viven en hogares móviles y caravanas.

El temporal se encamina a ser el cuarto gran huracán que golpea a Florida en los últimos siete años. El último, Ian, tocó tierra como tormenta de categoría 5 y causó cerca de 150 víctimas mortales, además de dañar alrededor de 50.000 edificios; el Estado aún no ha terminado de recuperarse tras aquel impacto. Antes habían pasado los huracanes Irma, en 2017, y Michael, en 2018.

Además de Florida, también se encuentran amenazadas zonas del sureste de Georgia y del norte de las Carolinas, que podrían registrar hasta 20 centímetros de lluvia. El gobernador de Georgia, Brian Kemp, ha declarado el estado de emergencia en su territorio.

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Sobre la firma

Macarena Vidal Liy
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Previamente, trabajó en la corresponsalía del periódico en Asia, en la delegación de EFE en Pekín, cubriendo la Casa Blanca y en el Reino Unido. Siguió como enviada especial conflictos en Bosnia-Herzegovina y Oriente Medio. Licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid.

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