Israel lanza en Yenín una operación inédita en casi dos décadas, con bombardeos aéreos y el despliegue de cientos de soldados
El Ministerio de Sanidad palestino informa de ocho muertos y 50 heridos. La incursión profundiza la escalada de violencia en la zona
El Ejército israelí ha lanzado la madrugada de este lunes en el campamento de refugiados de Yenín una operación militar inédita en casi dos décadas en Cisjordania, con bombardeos aéreos y el despliegue de cientos de soldados. Tras semanas de presión del sector más radical del Gobierno de Benjamín Netanyahu y de los líderes colonos, las Fuerzas Armadas han atacado el campamento desde el aire ―lo que prácticamente no sucedía desde el fin de la Segunda Intifada, en 2005― y después penetrado con tropas, blindados y bulldozers. El Ministerio de Sanidad palestino ha informado de ocho muertos y al menos 50 heridos, 10 de ellos en estado grave. Soldados y milicianos han mantenido enfrentamientos durante la jornada en el intrincado campamento, uno de los bastiones de los grupos armados palestinos. El portavoz del Ejército, Daniel Hagari, ha subrayado que “no es una invasión” y calculado que durará “uno o dos días” más. La operación profundiza la escalada de violencia que vive la región desde hace más de un año.
El Ayuntamiento de Yenín ha asegurado que el suministro de agua ha sido cortado por los daños en las infraestructuras. También se ha caído la red eléctrica. En las imágenes se puede ver a bulldozers que se llevan por delante coches o árboles. No han entrado tanques dentro del campo, aunque han sido fotografiados en los alrededores.
El Ejército israelí enmarca el despliegue en un “amplio esfuerzo antiterrorista” focalizado en el campamento de refugiados, donde viven unas 18.000 personas y ha ido surgiendo una nueva generación de combatientes articulada de forma más horizontal. “Yenín se han convertido en los últimos meses en un refugio del terrorismo y estamos poniendo fin a eso”, ha declarado el primer ministro Netanyahu.
En una videoconferencia con periodistas, el portavoz internacional del Ejército, Richard Hecht, ha cifrado el número de soldados desplegados en el equivalente a una brigada; es decir, entre 1.000 y 2.000. “Nuestro objetivo es romper esa mentalidad de lanzar un ataque y volver al campo”, como ha sucedido en la mayoría de los lanzados contra israelíes en lo que va de año, ha agregado. El ministro israelí de Defensa, Yoav Galant, ha señalado que la operación “avanza según lo planeado” y el titular de Exteriores, Eli Cohen, que el objetivo es “centrarse en Yenín”, no en otras partes de Cisjordania, territorio que Israel ocupa militarmente desde la Guerra de los Seis Días de 1967.
“Lo que está pasando en el campo de refugiados es una auténtica guerra”, ha indicado un conductor de ambulancias en el lugar, Jaled Al Ahmad, a la agencia Reuters. “Hay bombardeos aéreos contra el campo y cada vez que vamos entre cinco y siete ambulancias volvemos llenos de heridos”.
Los residentes en el campo hablan de una decena de bombardeos aéreos. El último, en torno a una mezquita. Las imágenes muestran algunos incendios causados por estos ataques, así como otros provocados por los propios habitantes locales, que han quemado neumáticos para dificultar la captación de imágenes desde el aire. Desde los altavoces de las mezquitas se ha hecho un llamamiento a los milicianos para enfrentarse a las tropas.
El portavoz militar israelí ha afirmado que, si bien estos esperaban una incursión, la ofensiva inicial de esta madrugada los pilló por sorpresa. Uno de los objetivos bombardeados ha sido un “centro de operaciones conjunto” en el que los milicianos se coordinaban y almacenaban explosivos, según el Ejército israelí.
Hay, además, un noveno palestino muerto, durante una de las manifestaciones espontáneas de solidaridad que se han producido en otras localidades de Cisjordania al difundirse la noticia.
El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, ha anunciado la suspensión de la coordinación de seguridad con Israel, algo que ya ha hecho en el pasado sin llevarlo a cabo. Su Ministerio de Exteriores ha pedido en un comunicado una “intervención internacional y estadounidense urgente para detener la agresión”, que ha condenado “en los términos más enérgicos” y de cuyas repercusiones ha responsabilizado “total y directamente al Gobierno israelí”.
Pese al alcance de la incursión, el líder político de Hamás, Ismail Haniye, no ha lanzado ninguna amenaza clara. Ha asegurado que “la sangre que se derrame en Yenín determinará la próxima fase en todas las direcciones y ejes”, mientras que la Yihad Islámica ha advertido de que “todas las opciones [de respuesta] están sobre la mesa” y “el ataque israelí no logrará su objetivo”.
“Enfoque decidido”
El ministro de Defensa ha señalado que Israel adoptará un “enfoque proactivo y decidido frente al terrorismo”. “Vigilamos de cerca las acciones de nuestros enemigos y las fuerzas de seguridad de Israel están preparadas para cualquier posibilidad”, ha dicho sobre una posible respuesta desde Gaza, con el lanzamiento de cohetes, o desde otros puntos de Cisjordania o países fronterizos. El Ejército ha incrementado el despliegue de sus sistemas contra proyectiles en torno a la Franja, gobernada por el movimiento islamista Hamás. También se ha suspendido un concierto en la localidad de Sderot, muy cercana a Gaza.
En cerca de 20 años, Israel solo había empleado drones militares en Cisjordania para vigilancia, hasta el 21 de junio, cuando lo hizo para matar a tres milicianos palestinos cerca de Yenín, a raíz de un atentado del brazo armado de Hamás en un asentamiento judío con cuatro muertos. El campamento de Yenín fue escenario de una conocida incursión durante la Segunda Intifada, en 2002, que acabó con 52 palestinos y 23 soldados israelíes muertos tras 10 días de combates.
La ciudad ha sido objeto recientemente de frecuentes redadas israelíes, pero a menor escala. Una hace dos semanas, que dejó siete palestinos muertos, parece haber marcado un punto de inflexión. Un explosivo trampa dañó un vehículo acorazado israelí en una emboscada. Los soldados en su interior resultaron heridos y un helicóptero abrió fuego para favorecer la evacuación de las tropas, algo inédito en Cisjordania en casi dos décadas. La conclusión en el país, con el Gobierno más derechista de su historia, fue que el explosivo —más avanzado que anteriores― demostraba la necesidad de ir un paso más allá. “Ha llegado el momento de sustituir las operaciones con pinzas por una más amplia para erradicar los nidos de terrorismo en el norte de Samaria [nombre oficial israelí de la zona] y restaurar la disuasión y la seguridad”, tuiteó entonces su ministro de Finanzas, el ultraderechista Bezalel Smotrich. Los líderes de los principales partidos de oposición, Yair Lapid y Benny Gantz, han manifestado este lunes su apoyo a la operación.
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