Capturado Felipe Oropeza, el hombre que asesinó en Texas a cinco personas tras una disputa vecinal

Ha llegado a su fin la cacería del hombre que asesinó el viernes a cinco personas, incluido un niño de nueve años, tras una disputa vecinal. Francisco Oropeza (también escrito Oropesa por las autoridades), un hombre de 38 años de origen mexicano, ha sido capturado la tarde de este martes en Conroe (Texas), a solo 32 kilómetros de donde ocurrió el violento incidente contra las víctimas de origen hondureño. El sheriff del condado de Montgomery, Rand Henderson, ha asegurado que el arresto se ha dado sin que Oropeza pusiera resistencia.

Oropeza era el hombre más buscado de Texas desde la noche del viernes, cuando disparó con un rifle de alto poder en contra de cuatro adultos y un menor en San Jacinto. El homicidio múltiple puso en marcha un enorme operativo con 250 agentes de diversas corporaciones y condados. El gobernador de Texas, Greg Abbott, quien causó indignación al condenar el asesinato de “cinco inmigrantes ilegales” (al menos una de las víctimas era residente legal), ofreció una recompensa de 50.000 dólares a quien pudiera dar información sobre el sujeto. El FBI había fijado una recompensa de 80.000.

La policía utilizó drones y perros para seguir la pista del fugitivo, quien huyó a pie en una zona llena densamente boscosa. Los canes perdieron el rastro durante el fin de semana a pesar de haber hallado ropa y un teléfono móvil. El FBI admitió que, pese haber entrevistado varias veces a la esposa de Oropeza, tenía pocos indicios para la búsqueda, que se extendió por cuatro días.

Agentes de inmigración han confirmado que Francisco Oropeza ha sido deportado cuatro veces. La primera de ellas en marzo de 2009, después en septiembre de ese mismo año, en enero de 2012 y, la última, en julio de 2016. Las autoridades no saben cuando reingresó a suelo estadounidense.

El cruento incidente ocurrió cuando Wilson García, el vecino de Oropeza, acudió acompañado de otra persona para pedirle que dejara de disparar su AR-15. Era tarde y su bebé de un mes de edad no dejaba de llorar por el ruido del rifle automático. Los García habían hecho al menos cinco llamadas a las autoridades, pero la policía aseguró que solo tenían tres agentes para cubrir un área de 1.800 kilómetros cuadrados.

“Nos dijo que esa era su propiedad y que él podía hacer lo que quisiera”, afirmó García el domingo, después del entierro de las víctimas de Cleveland, una comunidad rural 75 kilómetros al norte de Houston. A Oropeza no le gustó lo que le dijo su vecino y 15 minutos después comenzó a caminar rumbo a la casa de los García recargando el arma. Sonia Argentina Guzmán, de 25 años y esposa de Wilson, fue la primera en morir.

Entre los fallecidos está también otro hijo de García, Daniel Enrique Laso. Dos mujeres, Diana Velazquez (21) y Julisa Molina (31), compañeras de un grupo de iglesia de la pareja, también murieron en el tiroteo. De acuerdo con el testimonio de García, murieron cuando intentaron proteger al bebé de un mes y a otra niña de dos años. La quinta víctima fue Jose Jonathan Casarez, de 18 años.

Oropeza, su esposa y un hijo llevaban entre cinco y seis años viviendo en Cleveland, Texas. Tenía vínculos con el Estado mexicano de Puebla. La del viernes no fue la primera vez que sus vecinos llamaron a la policía para pedir que dejara de disparar su metralleta. Pero ha sido la última después de una tragedia.

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