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La tragedia ferroviaria de Grecia: un error humano en un contexto de recortes y falta de medios

Los sindicatos alertaban desde hacía semanas de la posibilidad de accidentes y denuncian el deficiente funcionamiento del Estado heleno y las políticas de austeridad de las últimas décadas.

Los bomberos trasladan el cadáver de una víctima de la colisión de trenes en Larisa, este miércoles.Foto: APOSTOLIS DOMALIS (EFE) | Vídeo: EPV
HIBAI ARBIDE AZA / ALEXANDROS LITSARDAKIS
Lesbos / Evangelismos -

El tren de media distancia de Atenas a Tesalónica causante de la mayor tragedia en la historia ferroviaria de Grecia inició su recorrido poco después de las 19.20 del martes (18.20 en la España peninsular). La última incidencia antes del accidente había ocurrido hacía pocas horas, durante la circulación de un convoy anterior, que produjo la rotura de un cable. Debido a ello, el tren accidentado se detuvo cerca de Larisa, a la altura de Palaiofarsalo. El cable roto bloqueó el tráfico en una de las dos vías, la de sentido Tesalónica. La de sentido Atenas estaba abierta y por ella circulaba un convoy de mercancías que se dirigía a la capital. Tras la parada de Larisa, los trenes comenzaron a circular por una sola vía.

Si los ferrocarriles dispusieran de un sistema de seguimiento electrónico, los responsables de la estación habrían sabido dónde estaba cada tren en todo momento. Sin embargo, a pesar de que en teoría estaban equipados con dicha tecnología, el presidente del sindicato de maquinistas, Kostas Genidounias, denunció en la televisión pública ERT: “Nada funciona, todo se hace manualmente. Ninguna señal funciona”.

Un pasajero que esperaba su tren en la estación de Palaiofarsalo aseguró a las televisiones ERT y MEGA que oyó al maquinista del tren accidentado decir, a través de un walkie-talkie: “Vamos, y que sea lo que la suerte quiera”. Poco después, en Tempe, el tren chocó con el de mercancías que se dirigía a Atenas. Ambos estuvieron en rumbo de colisión durante 11 minutos, y nadie pudo verlo debido al inexistente sistema de seguimiento.

El accidente ha provocado una fuerte polémica en Grecia. La mayoría de las críticas no se dirigen contra el Gobierno o un partido político concreto, sino que señalan como responsable a la clase política en su conjunto, al deficiente funcionamiento del propio Estado heleno y a las políticas de austeridad de las últimas décadas.

El proceso de privatización de la compañía ferroviaria OSE comenzó con el primer rescate de la troika —formada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional— en 2010; y culminó en 2016 durante el Gobierno de Syriza, de 2015 a 2019. La privatización fue irrelevante para aliviar la enorme deuda externa —se concluyó por apenas 45 millones de euros— y no supuso de ninguna manera la mejora del servicio. La línea Atenas-Tesalónica en la que ha ocurrido el accidente es la más importante del país. En ella son habituales los retrasos, las paradas y la sustitución del tren por autobuses por avería.

Los sistemas que debían automatizar la circulación en las vías fueron comprados en 2000 y se anunciaron como parte de la modernización del país para los Juegos Olímpicos de 2004. Casi dos décadas después, nunca se han puesto en funcionamiento.

El presidente del Sindicato de Empleados de OSE, Nikos Tsikalakis, aseguró que el accidente se debía a un error humano en un contexto de falta de medios. “En un organigrama en el que el propio Estado ha estimado que debería haber 2.100 empleados, hoy apenas hay 750 trabajando en toda Grecia”, lamentó. “Hoy no debería ser posible que un jefe de estación lo decida todo hablando con otro, debe hacerse de manera automatizada”, añadió.

El 7 de febrero, apenas tres semanas antes del accidente, otro sindicato del sector hizo público un comunicado en el que advertía de la posibilidad de accidentes. El Movimiento Sindical Unionista Democrático de los Ferrocarriles (DESK-S) aseguró que “si no se toman medidas para proteger los lugares de trabajo y la seguridad en la circulación de los trenes, los accidentes no terminarán”. En el comunicado se referían a dos recientes siniestros menores y aseguraban que las autoridades “perciben la seguridad como un coste”.

Los sindicatos no fueron los únicos en advertir de la posibilidad de siniestros. Jristos Katsiulis, presidente del comité para instalación del sistema de señalización ferroviaria (ERTMS/ETCS por sus siglas en griego), responsable de verificar el dispositivo de seguridad en las vías, dimitió en abril de 2022 mediante una carta, que se ha filtrado hoy a la prensa local. En ella, se queja de graves incumplimientos de los contratos en el tramo donde ha ocurrido el accidente. Concretamente, denunció que en los tramos Acharnes-Oinoi, Domokos-Larisa y Larisa-Platy se habían suprimido los semáforos. Además, lamentó que “se permitiera la circulación de trenes en dicho tramo a 200 kilómetros por hora, sin que exista ningún indicador del estado de la línea, ni siquiera en caso de rotura, con todo lo que ello implica para la seguridad de la circulación de trenes”.

El 20 de octubre hubo otro accidente similar. El tren 882 partió de Atenas en dirección a Kalambaka. El maquinista se dio cuenta de que estaba en una vía equivocada, dirigiéndose a la vía principal por la que pasan cinco líneas. Se puso en contacto con el jefe de circulación, que desbloqueó una vía alternativa y el tren 882 se dirigió hacia un campo de cultivo para evitar la colisión. La compañía OSE explicó este descarrilamiento intencionado como “una avería”.

Pocas horas después del accidente, la policía detuvo al jefe de estación de Larisa. Se trata de un empleado de la compañía ferroviaria OSE de 59 años. La Fiscalía que instruye el caso lo investiga por homicidio por imprudencia, lesiones por imprudencia e interferencia peligrosa con el transporte de vehículos, penada en el Código Penal. Otros dos trabajadores de la estación de Larisa, la más cercana al accidente, también han sido interrogados, pero no detenidos.

El ministro de Infraestructura y Transporte, Kostas Karamanlis dimitió tras visitar el lugar del accidente ferroviario, el más grave de la historia de Grecia. En su declaración de renuncia, además de expresar su dolor y apoyo a las familias, aseguró que Grecia no tiene un ferrocarril “a la altura del siglo XXI”. “En estos tres años y medio [de legislatura del conservador Nueva Democracia] hicimos todo lo posible para mejorar esta realidad. Desafortunadamente, estos esfuerzos no fueron suficientes para evitar tal accidente” añadió. El ex primer ministro Alexis Tsipras también visitó Tempe. Aunque Grecia vive desde hace meses una furibunda precampaña electoral, el jefe de la oposición y líder del partido izquierdista Syriza no quiso cargar contra el Gobierno. “En este momento, cuando todavía estamos contando nuestros muertos y de luto, no quiero hablar de responsabilidades. Hablaremos de eso en su momento”, declaró.

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