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¿Qué supone que Biden mantenga el control del Senado?

Además de un claro triunfo político, la mayoría demócrata tiene consecuencias para la ratificación de nombramientos, el proceso legislativo y el escrutinio del Gobierno

Joe Biden, este domingo en Phnom Penh (Camboya), tras conocer la victoria demócrata en el Senado.Foto: KEVIN LAMARQUE (REUTERS)
Miguel Jiménez

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha comparecido sonriente la mañana de este domingo en Phnom Penh (Camboya), donde se encuentra de viaje oficial, para celebrar la victoria demócrata en las elecciones al Senado poco después de conocerse el triunfo de Catherine Cortez Masto en Nevada. El control demócrata de la Cámara alta, con 50 de los 100 senadores y el voto de desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris, le hará algo más fácil la segunda mitad de su mandato. O mucho, si lograse también la Cámara de Representantes, lo que parece difícil, pero aún no está descartado.

“Me siento bien y estoy deseando que lleguen los próximos dos años”, ha dicho Biden, que ha asegurado no estar sorprendido por el resultado, que en su opinión refleja “la calidad” de sus candidatos y que “todos defendían el mismo programa”. Para el presidente, mantener el Senado no es solo un gran triunfo político, sino que tiene consecuencias prácticas inmediatas en la ratificación de nombramientos, el proceso legislativo y el escrutinio del Gobierno.

El Senado tiene la potestad de ratificar o votar los nombramientos de numerosos altos cargos del Gobierno y de los jueces federales, incluidos los del Tribunal Supremo. La falta de mayoría en la Cámara alta impidió a Barack Obama nombrar a Merrick Garland (ahora fiscal general) cuando en 2016 murió el magistrado del Supremo Antonin Scalia, lo que permitió luego a Donald Trump designar a un juez conservador. No se esperan bajas en el Supremo en los próximos dos años, pero de haberlas, Biden podrá elegir sustituto.

Lo que sí prevé nombrar Biden son más jueces federales y, de hecho, si los demócratas hubieran perdido, se manejaba como opción que cubriese de forma acelerada todas las vacantes posibles antes de la toma de posesión de los senadores elegidos. Y no son solo jueces: los miembros del Gobierno, los jefes de las agencias federales y los embajadores necesitan la confirmación del Senado para tomar posesión.

El Senado también es el encargado de sentenciar los procesos políticos (impeachments) que aprueba la Cámara de Representantes. En este caso, al hacer falta dos tercios, la situación no cambia mucho por un senador más o menos.

En cuanto a las leyes, deben ser aprobadas por las dos cámaras y muchas de ellas necesitan además 60 votos en la Cámara alta para vencer el filibusterismo (aunque basta la mayoría para aprobar una norma, hacen falta 60 votos para terminar con el debate y someter el texto a votación). Pero controlar el Senado tiene una gran importancia tanto si la Cámara de Representantes la controlan los demócratas como los republicanos. Con respecto a la Cámara, Biden ha reconocido que para ganar hay una serie de escaños en juego bastante igualados que tendrían que caer todos de su lado: “Podemos ganarlo, si lo vamos a ganar está por ver”, ha concluido.

La Cámara de Representantes

Si los demócratas se hiciesen con el control de las dos cámaras, Biden se ha mostrado dispuesto a usar en el Senado la llamada opción nuclear para algunas leyes, como la del aborto: “Si en el proceso se interpone el filibusterismo, deberíamos proveer una excepción”, dijo en Madrid en junio. Además, hay procedimientos legislativos que no necesitan esos 60 votos, con lo cual controlar el Senado es clave. No hicieron falta, por ejemplo, para la ley de Reducción de la Inflación, su proyecto estrella.

En el otro supuesto, si son los republicanos los que acaban teniendo la Cámara de Representantes, como parece más probable, hay dos consecuencias de que los demócratas hayan ganado el Senado. Podrán parar allí las iniciativas legislativas republicanas que se aprueben en la Cámara sin el desgaste del veto presidencial. Y controlando ya el Senado, tendrán más margen de maniobra para atraerse unos pocos representantes en una Cámara baja republicana para proyectos concretos.

Biden ha señalado en Phnom Penh que “siempre es mejor tener 51″, en referencia a la posibilidad de aumentar su mayoría con el puesto de senador por Georgia, que se dirimirá en segunda vuelta el 6 de diciembre. Eso le permitiría tener mayoría en las comisiones del Senado, lo cual le permite agilizar el proceso legislativo y la tramitación de los nombramientos. También puede ser clave en algunas votaciones si algún senador díscolo se desmarca.

La victoria confirmada el sábado, además, evita que el festival de comisiones de investigación, requerimientos y toda clase de escrutinio sobre cada acción del Gobierno que los republicanos planeaban poner en marcha, al menos en la Cámara de Representantes, se traslade también al Senado. Es más, los demócratas podrán poner en marcha en el Senado sus propias investigaciones, que contrarresten el efecto de las de los republicanos en la Cámara baja.

Tras la victoria en esta cámara, Biden ha tenido también un mensaje para el trumpismo que se ha apoderado del partido rival: “Los republicanos van a tener que decidir quiénes son”.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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