Hoy el gas ruso, mañana las tierras raras chinas: la UE quiere reducir su dependencia en materias primas estratégicas
Bruselas impulsa una ley y un fondo de inversión para elevar la autonomía de la UE en un sector marcado por el dominio de Pekín
La dependencia del gas de Rusia es el epicentro de la grave crisis que afronta la UE. El dominio de China en el procesamiento de recursos estratégicos como las tierras raras ―un conjunto de elementos químicos similares extremadamente importantes por su aplicación en la transición energética o los sectores de electrónica y defensa― puede ser el detonante de la siguiente gran convulsión. Consciente de la creciente importancia de materias primas más allá de los hidrocarburos, la Comisión Europea pretende impulsar la aprobación de una “ley europea de materias primas fundamentales” y la creación de un “fondo para la soberanía europea” que establezca el marco legislativo y una plataforma de inversión común que conduzcan al bloque hacia una mayor autonomía en este sector de enorme transcendencia estratégica.
“Independientemente de si hablamos de chips a medida para la realidad virtual o de células de almacenamiento para instalaciones solares, el acceso a las materias primas es decisivo para el éxito de nuestra transformación hacia una economía sostenible y digital”, dijo este miércoles la presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, en su discurso sobre el Estado de la Unión, pronunciado en Estrasburgo. “El litio y las tierras raras pronto serán más importantes que el petróleo y el gas. Solo nuestra demanda de tierras raras se multiplicará por cinco de aquí a 2030″, apuntó.
El crecimiento de esa demanda, apuntó Von der Leyen, “es una buena señal”, porque muestra el ritmo al que avanza el Pacto Verde, con un despliegue que precisamente necesita ese tipo de materias. “El único problema es que actualmente un solo país controla casi todo el mercado”, dijo. El país que ella no explicitó en ese pasaje del discurso es China, que se ha situado en una posición dominante en el mercado de varios elementos clave. “Debemos evitar caer de nuevo en una situación de dependencia, como en el caso del petróleo y del gas”, exhortó la presidenta.
La Comisión actualiza de forma periódica una evaluación de las materias primas de mayor importancia, entre las cuales destacan, además de las tierras raras, el litio, el cobalto, el titanio o la bauxita. Todos ellos son esenciales para sectores como las energías renovables, digital, aeroespacial, automoción y otros.
En muchos casos los cuellos de botellas no dependen de donde se sitúan los yacimientos, sino de quien controla la actividad extractiva o la de procesamiento. La dependencia puede surgir en distintas fases del proceso productivo. En el caso de las tierras raras, China roza el 90% del procesamiento global. Pekín también es el primer procesador de titanio (45%), fósforo (74%), escandio (66%), entre muchos otros; o el primer extractor de antimonio (74%), baritina (38%) o fluorita (65%), según datos de la Comisión publicados en 2020.
Bruselas busca, pues, reforzar la posición de la UE en este entorno que, actualmente, muestra signos de debilidad. Por un lado, pretende “aumentar la participación financiera” del bloque comunitario en “proyectos estratégicos a lo largo de toda la cadena de suministro, desde la extracción hasta el refinado, desde la transformación hasta el reciclado” de interés común, así como crear “reservas estratégicas allí donde el suministro esté en peligro”, según dijo Von der Leyen. La UE ya ha dado pasos en el sentido de aumentar su autonomía en sectores clave, como el de la producción de baterías o, más recientemente, el de los chips, y esta iniciativa busca profundizar en esa vía.
Por otra parte, la hoja de ruta para alcanzar estos objetivos prevé también apoyarse en una política comercial que estreche lazos con países relevantes en este sector. “Las nuevas asociaciones nos ayudan no solo a fortalecer nuestra economía, sino también a promover nuestros intereses y valores a escala mundial. Con socios afines podemos también garantizar unos estándares laborales y medioambientales más allá de nuestras fronteras. Por eso presentaré para su ratificación los acuerdos con Chile, México y Nueva Zelanda. Y estamos impulsando las negociaciones con socios importantes como Australia y la India”, dijo Von der Leyen.
El impulso en materia comercial entronca parcialmente con un anhelo de acercamiento al sur global, la heterogénea nebulosa de países de la parte meridional de la Tierra que, en gran medida, asisten al choque entre Occidente y Oriente en la parte norte sin tomar claramente partido. “En la vida no basta con tener razón; es necesario que te la reconozcan. La posición del sur global ante la confrontación que tenemos con Rusia debe ser una poderosa llamada de atención para Occidente”, señalaba una alta fuente comunitaria consultada con ocasión de un viaje a Estrasburgo financiado por la Comisión Europea.
China y Rusia han cultivado durante décadas sus relaciones con muchos países de esa zona del planeta, con distintas estrategias ―sobre todo inversiones, en el caso de Pekín, vínculos de seguridad y defensa, el de Moscú―. Esas relaciones desempeñarán un papel significativo en el gran juego de las materias primas fundamentales.
Las iniciativas en el sector de materias primas fundamentales se suman al anuncio de la creación de un Banco Europeo del Hidrógeno, que contribuya a construir el futuro mercado de esta fuente de energía con inversiones de hasta 3.000 millones de euros.
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