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Rusia expulsa a 27 miembros de la misión diplomática de España

El Kremlin responde a la medida análoga del Gobierno español, que en abril echó al mismo número de funcionarios de la legación rusa en Madrid. Los afectados tendrán que dejar el país en siete días

El embajador de España en Rusia, Marcos Gómez Martínez, abandona el Ministerio de Asuntos Exteriores en Moscú, este miércoles.
El embajador de España en Rusia, Marcos Gómez Martínez, abandona el Ministerio de Asuntos Exteriores en Moscú, este miércoles.YURI KOCHETKOV (EFE)
Javier G. Cuesta

El embajador de España en Moscú, Marcos Gómez Martínez, recibió este miércoles del Ministerio de Exteriores ruso la lista con 27 miembros de la misión diplomática española que deberán abandonar el país euroasiático en un plazo de siete días y no podrán regresar en años por ser declarados personas no gratas. El Gobierno “estaba esperando esta medida”, según ha señalado a la prensa el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en los pasillos del Congreso. Mes y medio antes, el Gobierno de Pedro Sánchez había expulsado al mismo número de miembros de la misión diplomática rusa en España como respuesta a la ofensiva del Kremlin en Ucrania. El ministro ha afirmado que confía en que Rusia actuará con “reciprocidad simétrica” y, por lo tanto, no expulse al embajador, dado que España tampoco obligó al número uno de la legación rusa a abandonar el país ―los nombres y cargos que figuran en la lista de expulsados aún no se han hecho públicos―.

Sin embargo, la respuesta rusa no ha sido simétrica del todo: España expulsó a 20 diplomáticos (el 50% del personal con esa categoría en la Embajada rusa de Madrid) y a 7 empleados de perfil técnico; el Kremlin reclama que abandonen su territorio 12 españoles con pasaporte diplomático y 15 trabajadores del área técnica o de servicio. De haber echado a 20 diplomáticos, la plantilla española de esta categoría en Moscú habría perdido en torno a un 80% de sus miembros, la gran mayoría altos cargos.

En cualquier caso, el funcionamiento de la misión española se verá muy afectado porque sus departamentos han perdido un gran número de empleados técnicos, tanto en la embajada como en el consulado, el Instituto de Comercio Exterior y la Oficina Comercial. Además, sus actividades ya se habían visto mermadas por las sanciones a la economía rusa y otras trabas al turismo, como el bloqueo del espacio aéreo europeo a las aerolíneas rusas, las restricciones por coronavirus y una caída notable de la concesión de visados.

El Kremlin también ha notificado este miércoles a los embajadores de otros dos países europeos, Francia e Italia, la expulsión de 34 y 24 de sus diplomáticos, respectivamente. Los representantes de ambos Estados estaban convocados a la misma hora que los españoles, a las 12.00 (hora peninsular española).

En abril, Francia había expulsado a 35 representantes rusos, y Roma hizo lo propio con 30 diplomáticos tras hacerse pública la masacre de Bucha. Alemania, por su parte, reclamó la salida de su territorio de 40 diplomáticos rusos, y el Kremlin respondió con un número idéntico de alemanes afectados. El martes pasado fue el turno de Finlandia, con dos anuncios de expulsión. Semanas antes, Bélgica y Países Bajos perdieron a 12 y 15 miembros de sus misiones diplomáticas en Rusia, respectivamente.

Con las maletas preparadas

Tras la matanza de Bucha, las capitales europeas expulsaron en pocos días a más de 200 diplomáticos rusos, a los que se acusó de supuesto espionaje y de actuar contra los intereses de los países en los que trabajaban. Moscú se ha tomado su tiempo para responder y ha anunciado la lista negra de cada “nación hostil”, como las ha declarado oficialmente el Kremlin, una por una. La selección del personal extranjero que deberá abandonar Rusia depende del Ministerio de Exteriores, que dirige Serguéi Lavrov.

Desde que el 5 de abril el ministro Albares anunciara la expulsión de los diplomáticos rusos, la espera de la represalia se ha hecho eterna para los representantes españoles en Moscú, especialmente para algunos que llevan muchos años en el país e incluso habían formado una familia en Rusia. “Tengo preparadas las maletas desde el primer día”, contaban a este periódico varias fuentes de la legación española en Rusia. Este miércoles, mientras el embajador se reunía con las autoridades rusas, los miembros de la legación española hacían piña en sus distintas sedes organizando tentempiés. “Es una situación muy extraña”, recalcaban en una de las oficinas.

Otra cuestión que se plantea ahora es cómo se organizará la retirada del personal español expulsado, medida que todavía no ha sido decidida. Países como Bélgica y Alemania fletaron sus propios aviones y llegaron a ofrecer sus asientos vacíos a otras embajadas, mientras que Rusia fletó un vuelo específico para recoger a sus diplomáticos. Para llegar al aeropuerto de Barajas y no cruzar el espacio aéreo de la Unión Europea, cerrado a los aviones rusos, tuvo que rodear Finlandia por el norte y sobrevolar el Atlántico en un recorrido de 7.000 kilómetros, el doble que la ruta normal. Además, fue escoltado por cazas.

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