El fin de la batalla en Mariupol otorga a Putin su principal victoria militar en Ucrania
Tanto rusos como ucranios se vanaglorian de la evacuación del último reducto resistente en la ciudad. Moscú habla de “rendición” y Kiev subraya que el atrincheramiento de los combatientes ha ayudado a retomar otras partes del país
El fin de la contienda en la estratégica ciudad de Mariupol marca un hito en la guerra de Ucrania. Tanto rusos como ucranios cantan victoria tras la evacuación del último reducto combatiente ucranio en esa localidad, la más castigada en casi tres meses de guerra. Moscú da la estratégica ciudad por controlada con la “rendición” de los combatientes del Batallón Azov en la acería de Azovstal y se vanagloria de su principal triunfo militar en 82 días de contienda. Mientras, Kiev afianza sus posiciones, da por expulsadas a las tropas invasoras de la región norteña de Járkov ―que alberga la segunda ciudad del país― y subraya cómo el atrincheramiento ha forzado al Kremlin a mantener allí un importante contingente militar que necesitaba para ganar terreno en otras partes de Ucrania. Siete autobuses con evacuados llegaron este martes a la localidad de Olenivka, cerca de Donetsk, según ha informado la agencia Reuters sin especificar el número de personas que transportaban.
Nadie quiere hablar de Mariupol y Járkov como un intercambio de cromos en el álbum de la guerra, pero Kiev entiende que no hubiera podido rearmarse y reorganizarse para recuperar el control en la zona de Járkov sin un volumen importante de tropas rusas ocupadas en la otra localidad. Por eso, el Gobierno ucranio huye del término rendición en Mariupol, en el área de Donbás, y donde ambas partes dan por terminados los combates.
Aunque cada uno arrime el ascua a su sardina, la guerra que comenzó el 24 de febrero avanza sin demasiados signos de fatiga. A la misma hora en que se conocían los detalles de la evacuación de los primeros militares ucranios de la enorme zona metalúrgica junto al mar de Azov, las sirenas sonaban en toda Ucrania. Eran las 0.45 de la madrugada del martes. Varios misiles rusos caían entonces en el oeste del país, cerca de la frontera con Polonia. A más de 1.000 kilómetros de Járkov y de Mariupol. No hubo que lamentar víctimas mortales, pero sí sirvió a Moscú para subrayar, una vez más, que sabe que la zona es el principal canal de abastecimiento de armas desde el extranjero para las Fuerzas Armadas locales.
La viceministra de Defensa de Ucrania, Hanna Maliar, afirmó que acordar la salida de las tropas era la “única solución”. Pero apenas quiso ofrecer este martes detalles más allá de los que dio en la noche del lunes al informar de la evacuación de 264 hombres ―53 de ellos gravemente heridos― a territorio ucranio bajo mando de rebeldes prorrusos. Estos últimos salían de la factoría en camillas a hombros de sus compañeros, según imágenes facilitadas por los dos países enfrentados. El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, dio por rentabilizada la operación de resistencia y defendió el acuerdo en torno a Azovstal porque prefiere a sus “héroes vivos”. “Mariupol atrajo a las fuerzas de la Federación Rusa durante 82 días” y eso “cambió el curso de la guerra”, señaló el asesor presidencial Mijailo Podoliak para explicar que Moscú ha tenido que emplear muchos más recursos de los previstos ―unos 20.000 hombres, calculan― para lograr su preciado objetivo.
Alejada siempre de la tesis rusa de la rendición, la viceministra de Defensa insistió en que se trata de una “operación de rescate de los defensores” de Mariupol, que ya han cumplido su misión. La titular de Defensa rehusó desvelar el número de uniformados que seguían dentro de la zona industrial, asediada desde hace semanas y último bastión de la resistencia en la ciudad, al considerar que era información “sensible”. Los contactos para que saliesen seguían adelante, dijo sin más. Tampoco confirmó si entre los que quedan o los evacuados hay milicianos extranjeros, después de que un reportero le preguntara en concreto por tres países: Estados Unidos, el Reino Unido e Italia. Sin desmentirlo, Maliar señaló en su comparecencia ante los periodistas en Kiev que esos asuntos se llevan por los canales diplomáticos.
“Criminales nazis”
El acuerdo entre las partes supone el canje de los 264 evacuados ucranios por prisioneros de guerra rusos en manos de las autoridades de Kiev. Las autoridades rusas han comenzado, sin embargo, a tramitar a toda velocidad una serie de medidas encaminadas a encarcelar en el país a los prisioneros del Batallón Azov. La Duma Estatal rusa, su cámara baja, ha anunciado que debatirá este miércoles una resolución exprés para impedir el intercambio con Ucrania “de criminales nazis”, como el Kremlin califica a los voluntarios de ese batallón paramilitar, mientras que la fiscalía ha solicitado que sea declarada organización terrorista. “Los criminales nazis no deben ser canjeados, debemos hacer todo lo posible para llevarlos ante la justicia”, afirmó el presidente de la Duma Estatal, Viacheslav Volodin. Un diputado ruso, Leonid Slutski, ha llegado a decir que los integrantes del Batallón Azov que estaban en Azovstal merecen la pena de muerte. “Si se prueban sus atroces crímenes contra la humanidad, repetiré una vez más mi propuesta de hacer una excepción a la moratoria de la pena de muerte”, ha publicado en Telegram Slutski, jefe del Comité de Asuntos Internacionales y presidente en funciones del partido Liberal Democrático, de corte ultranacionalista y populista y el tercero con más peso en la Duma. Pese al ruido de fondo, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se ha comprometido a que sean tratados “de acuerdo con las leyes internacionales pertinentes”.
La Corte Suprema rusa considerará la petición de la fiscalía el próximo día 26 a puerta cerrada. A principios de año, las autoridades rusas incluyeron en la lista de extremistas y terroristas al opositor Alexéi Navalni y su Plataforma contra la Corrupción, mientras que el nuevo Gobierno talibán ha sido invitado a Moscú y legitimado y reconocido de facto tras la retirada de Estados Unidos de Afganistán. El pasado octubre, el presidente ruso, Vladímir Putin, anunció que promoverá en el Consejo de Seguridad de la ONU que esa organización fundamentalista islámica sea retirada de los listados de organizaciones terroristas.
El Batallón Azov fue fundado en mayo de 2014 en Mariupol tras la irrupción en esa región del este de Ucrania de grupos paramilitares rusos un mes antes. Acusado de estar formado por voluntarios de ultraderecha y emplear emblemas nazis, tuvo su bautismo de fuego en la batalla de Mariupol contra las milicias prorrusas en junio de aquel año. Posteriormente, se integró dentro del Ejército ucranio como una unidad regular bajo el paraguas de la Guardia Nacional.
Durante las dos primeras semanas de mayo habían salido de Azovstal los cientos de civiles, la mayoría mujeres y niños, que se hallaban refugiados en la acería junto a los uniformados. Muchos llevaban semanas en sótanos a los que ya no llegaba ni el agua, ni la comida, ni las medicinas. Al emprender camino hacia la ciudad de Zaporiyia, dejaban atrás una ciudad destrozada donde han muerto miles de personas. Con Mariupol bajo su control, Moscú podrá ahora conectar la península de Crimea, territorio ucranio que ocupa ilegalmente desde 2014, con las provincias orientales de Donetsk y Lugansk, en Donbás. Allí la guerra sigue su curso entre separatistas prorrusos y tropas ucranias.
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