Los fuertes dolores de rodilla del Papa comprometen su agenda
Francisco vuelve a suspender los actos por los problemas de articulación en su pierna derecha desde hace meses, un contratiempo que puede condicionar viajes previstos a Líbano, Sudán del Sur o Canadá
Las preocupantes señales llegaban desde hacía tiempo. Pero la confirmación gráfica se produjo en el viaje que debía llevar al Papa, de 85 años, hasta Malta el pasado 2 de abril. Como es costumbre, Francisco embarcó el último, cuando todos los periodistas y el séquito que le acompaña se encontraban ya en el avión. Esta vez, sin embargo, tuvo que hacerlo ayudado de un montacargas lateral que le evitase el dolor en la rodilla que le producía el esfuerzo al subir las escalerillas de la nave. En el viaje de regreso él mismo lo explicó así a preguntas de los periodistas: “Mi salud es un poco caprichosa. Tengo un problema en la rodilla, que genera problemas locomotrices. Pero mejora, al menos ahora puedo andar. Hace dos semanas no podía ni eso. Es algo lento. Veamos si vuelve atrás, pero a esta edad uno no sabe ya cómo terminará el partido. Esperemos que vaya bien”.
La realidad es que los problemas —que, según las únicas informaciones, se deberían a una gonalgia, un término vago para referirse al dolor de rodilla causado por muchos factores— no han mejorado desde entonces. La inflamación que sufre, de la que dio constancia por primera vez el 17 de enero en una Audiencia General, le impide sentarse y levantarse con facilidad y subir escalones.
Francisco ha vuelto este martes a suspender su agenda por consejo médico, debido al mismo dolor en la rodilla derecha. Y la oficina de comunicación del Vaticano se ha referido a ello por primera vez. “Debido al dolor de rodilla y por consejo médico, el papa Francisco ha interrumpido las actividades previstas para la jornada de hoy, incluida su participación en la reunión del Consejo de Cardenales, de la que hoy empezaba una nueva sesión”, informó en un breve comunicado la oficina de prensa del Vaticano.
Es la misma circunstancia que también le inhabilitó el pasado viernes para recibir al ministro de Exteriores argentino, Santiago Cafiero, y para oficiar importantes ceremonias. El Papa, además, tampoco pudo celebrar, como estaba previsto, la misa del Domingo dedicada a la Divina Misericordia. En su lugar lo hizo el arzobispo Rino Fisichella. Tampoco pudo oficiar la Vigilia pascual del Sábado Santo en la basílica de San Pedro, que fue presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio cardenalicio. En estas ceremonias, Francisco se mantuvo sentado en una silla y solo pronunció la homilía. El Papa sí presidió la celebración de la Pasión de Cristo en la basílica de San Pedro del Vaticano, pero no se tumbó en el suelo del templo para rezar, como se hace tradicionalmente.
El Vaticano mantiene confirmada la presencia de Francisco a la audiencia general del miércoles en la plaza de San Pedro. Pero el intenso dolor que padece el Pontífice, cuyo sufrimiento físico es a veces visible en su rostro, abren algunas incógnitas sobre su apretada agenda. En especial sobre los tres exigentes viajes programados para los meses de junio y julio.
Francisco planeaba visitar Líbano y quizá Jordania el próximo 12 de junio. Este viaje podría incluir, como él mismo anunció, un encuentro con el patriarca Kiril de Moscú. Además, en julio está ya confirmado el viaje a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur y es muy probable que también se desplace a Canadá, cumpliendo con la invitación de los grupos de indígenas que le visitaron hace apenas un mes.
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