Israel y Líbano vuelven a negociar sobre su disputada frontera marítima con yacimientos de gas
La mediación de EE UU ayuda a superar la ruptura del diálogo entre entre dos países que siguen técnicamente en guerra
Israel y Líbano han vuelto a negociar el martes la delimitación de su disputada frontera marítima, en el vértice de los grandes yacimientos de gas del Mediterráneo oriental, tras casi seis meses de bloqueo de las conversaciones. La mediación de la nueva Administración de Estados Unidos ha resultado clave para reabrir el diálogo indirecto entre dos países que siguen técnicamente en guerra desde que se enfrentaron por última vez en 2006.
Las negociaciones han arrancado en la base de la ONU de Naqura, en las inmediaciones del lado libanés de la frontera, bajo la dirección del diplomático estadounidense John Desrocher. Ambas partes no se comunican directamente, sino a través de representantes de la Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (Finul), que supervisa el alto el fuego que puso fin a la guerra hace 15 años. España mantiene desplegados más de 600 soldados junto a la frontera israelí dentro de esta fuerza de interposición, en el que constituye el contingente militar español más numeroso en el exterior.
La bonanza que promete el gas natural sepultado bajo las aguas levantinas está favoreciendo un inédito acercamiento en los últimos años. En medio de la peor crisis nacional desde la devastadora guerra civil libanesa que se libró entre 1975 y 1990, exacerbada por la explosión que el año pasado devastó el puerto de Beirut y por la prolongada ausencia de un Gobierno estable, la bancarrota de Líbano ha obligado a reactivar los contactos con Israel.
El partido-milicia proiraní Hezbolá y sus aliados bloquearon en noviembre de 2020 la negociación al exigir una ampliación de las aguas de soberanía económica. Sin embargo, el presidente libanés, el cristiano Michel Aoun, aceptó en abril la reanudación del diálogo sobre las bases inicialmente pactadas con mediación de EE UU.
Líbano precisa con urgencia beneficiarse de la riqueza sepultada bajo el mar. Pero tres de sus 10 sectores de explotación se hallan en un área de 860 kilómetros cuadrados disputada por Israel, que pretende desplazar hacia el norte la línea divisoria marítima.
Israel y Chipre ya han comenzado a explotar en sus zonas económicas marítimas los grandes yacimientos de Tamar y Leviatán, el primero, y Afrodita, del segundo, operados por petroleras estadounidenses. La UE impulsa desde 2018 un proyecto de gasoducto para conectar —a través de Grecia e Italia— las reservas de gas del Levante mediterráneo como vía alternativa de flujos de energía para rebajar la dependencia europea de Rusia.
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