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Miles de personas salen a la calle en Rusia en apoyo a Navalni pese a la represión de las autoridades

Las protestas por la libertad del opositor se saldan con más de 1700 detenidos, incluida su ‘número dos’

Concentración en apoyo de Alexei Navalny en Moscú, este miércoles.
Concentración en apoyo de Alexei Navalny en Moscú, este miércoles.Alexander Zemlianichenko (AP)
María R. Sahuquillo

Ni las advertencias de las autoridades, que habían prohibido las movilizaciones, ni las detenciones de líderes del movimiento opositor han sofocado las protestas en apoyo a Alexéi Navalni. Miles de personas han salido a la calle este miércoles en un centenar de ciudades de Rusia para exigir la libertad del líder opositor, internado en un hospital para presos y que cumple su tercera semana en huelga de hambre, y contra el presidente ruso, Vladímir Putin. Pese al aumento de la represión del Kremlin, con determinación, han reclamado libertad para el activista anticorrupción y para “los presos políticos”. “Rusia sin Putin”, han clamado desde Vladívostok, en el lejano Oriente Ruso, a Moscú. Hay más de 1700 detenidos, según la organización de monitoreo OVD-info, en unas protestas convocadas el mismo día en que Putin, en su discurso sobre el estado de la nación, ha advertido a Occidente, a quien entre otras cosas acusa de manejar a Navalni, de que se arrepentirá si actúa contra los intereses de Rusia.

Desde el martes por la noche, las autoridades han registrado las oficinas del movimiento opositor en varias provincias y han detenido a activistas en al menos 20 ciudades de Rusia. En Moscú, la policía ha arrestado este miércoles a la número dos de Navalni, la abogada Liubov Sobol; y a su portavoz, Kira Yarmiysh. Con el opositor preso y en delicado estado de salud, según sus aliados, el Kremlin ha tratado así de disuadir a la ciudadanía de que participase en las manifestaciones.

Mientras Putin hablaba ante la Asamblea Federal, y aseguraba que presionar a Rusia se ha convertido “en una nueva forma de reporte” se iniciaban las protestas en el Lejano Oriente ruso y Siberia. Rusia es el país más grande del mundo, con 11 husos horarios, y las movilizaciones estaban convocadas a las 19.00 hora de Moscú. En ciudades como Jabárovsk o Vladívostok las movilizaciones no llegaron a ser tan grandes como las del pasado enero, cuando decenas de miles de personas salieron a la calle para clamar contra el arresto del opositor, detenido nada más aterrizar en Moscú desde Alemania, donde le trataron del envenenamiento sufrido en agosto en Siberia tras el que Occidente ve la mano del Kremlin.

En Moscú y San Petersburgo (donde hubo el mayor número de arrestos), con el centro blindado por los antidisturbios y los manifestantes jugando al ratón y al gato con la policía, miles de personas han coreado contra el presidente. “Putin, ladrón”, “Rusia sin Putin”, han cantado. Entre los asistentes, la esposa de Navalni, Yulia Naválnaya, y su madre, Liudmila Naválnaya.

La preocupación por la salud del líder opositor, que tendrá que cumplir dos años y ocho meses de prisión por quebrantar los límites de la libertad condicional de una sentencia antigua (que ya en su momento el Tribunal Europeo de Derechos Humanos consideró “arbitraria e injusta”), no deja de crecer. También los reclamos de la UE y de EE UU al Kremlin para que permita a Navalni recibir la visita de un médico especialista de su elección. El opositor, que lleva semanas quejándose de un fuerte dolor de espalda y entumecimiento de brazos y piernas, está en huelga de hambre para exigir un tratamiento médico adecuado. Navalni ha reconocido que está muy débil. “Si ustedes me vieran ahora, se reirían”, dijo, con una pincelada de humor negro, en un comentario que su equipo ha subido a su cuenta de Instagram.

Este miércoles, un grupo en derechos humanos de la ONU ha pedido a Rusia que permita la evacuación de Navalni del hospital para presos al que fue trasladado el lunes desde la severa colonia penal en la que cumple pena. “Creemos que la vida de Navalni está en grave peligro”, han dicho los expertos de Naciones Unidas, que han señalado que Navalni no ha recibido la atención médica adecuada.

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El coletazo de arrestos contra los partidarios de Navalni forma parte de la oleada represiva más dura contra el movimiento del destacado opositor desde que surgió en 2011. La Fiscalía rusa ha pedido que la Fundación Anticorrupción (FBK) de Navalni, su sede política regional —que ha logrado expandirse, pese a las dificultades, en muchas provincias—, sea declarada como organización extremista, una etiqueta que puede derivar en fuertes multas e incluso duras penas de cárcel para sus empleados y los voluntarios que colaboran, como ha mostrado el caso de los Testigos de Jehová, también incluidos en esa lista.

El caso contra el FBK se revisará la semana que viene en un tribunal de Moscú, pero las pruebas están clasificadas y son secretas. Un movimiento que, según denuncian los partidarios de Navalni, es otro síntoma del temor del Kremlin a sus revelaciones de la corrupción de la élite política y económica del país. El FBK ha divulgado estos últimos años escándalos sobre oligarcas, sobre el entonces primer ministro Dmitri Medvedev, y también sobre el supuesto y multimillonario palacio del presidente ruso en el mar Negro. “Todos los miembros del equipo [de Navalni] se enfrentan a 10 años de prisión, pero no tenemos derecho a saber por qué”, ha denunciado en un comentario en las redes sociales el quipo de FBK.

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Sobre la firma

María R. Sahuquillo
Es jefa de la delegación de Bruselas. Antes, en Moscú, desde donde se ocupó de Rusia, Ucrania, Bielorrusia y el resto del espacio post-soviético. Sigue pendiente de la guerra en Ucrania, que ha cubierto desde el inicio. Ha desarrollado casi toda su carrera en EL PAÍS. Además de temas internacionales está especializada en igualdad y sanidad.

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