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El Papa: “Me acusan de herejía, pero hay riesgos que debo tomar”

Francisco defiende la conveniencia del viaje a Irak y de su política de tender puentes con el islam a través de encuentros como el del gran ayatolá Ali Sistani

El papa Francisco habla en una rueda de prensa en el avión papal de vuelta a Roma desde Irak, este lunes. En vídeo, sus declaraciones.Foto: EFE | REUTERS
Daniel Verdú
A bordo del avión papal -

El papa Francisco no se sometía a las preguntas de los periodistas desde hacía 15 meses, cuando realizó su último viaje antes de la pandemia. La tradicional rueda de prensa en el avión papal se ha retomado en el vuelo de regreso a Roma desde Irak. Una expedición que ha durado tres días y en la que ha vuelto a tender puentes con el islam. Algo que, a menudo, genera turbulencias en el seno de la Iglesia y grandes ataques a Francisco. Y por ahí, más o menos, empezó el Papa, justo cuando el avión sobrevolaba Siria a 38.000 pies de altura. “Muchas veces hay que arriesgar para dar este paso. Hay algunas críticas de que el Papa no es valiente, es un inconsciente, o que está dando pasos contra la doctrina católica y está a un paso de la herejía. Son los riesgos. Pero son decisiones que se toman en diálogo, pidiendo consejo. No son un capricho”, ha dicho.

Encuentro con Sistani

Uno de los grandes hitos del viaje del Papa se produjo durante la visita al líder chií de Irak, el gran ayatolá Ali Sistani. Un encuentro histórico en casa del jerarca religioso musulmán que sentó las bases de un posible nuevo acuerdo como el que suscribió hace dos años con el imam Al Tayeb, líder de la rama suní del islam. “Ese documento se preparó en secreto durante seis meses. Rezando, reflexionando y corrigiendo. Fue un primer paso. Habrá otros pasos y es importante para el camino a la hermandad”, apuntó.

La imagen de aquel encuentro, además de la inquietud que siempre genera en un sector del catolicismo, podía interpretarse también como un mensaje en clave geopolítica. El Papa solo dijo que fue “un mensaje universal”. “Sentí el deber de este peregrinar de fe y de penitencia, de ir a encontrar a un hombre sabio, a un hombre de Dios. Simplemente al escucharlo se percibe esto. Es una persona que tiene la sabiduría y la prudencia. Él me decía que desde hace 10 años no recibe a gente que va a visitarlo con otros motivos políticos o culturales, solo religiosos. Él fue muy respetuoso en el encuentro. Yo me sentí honrado. Él, en el saludo, nunca se alza. Y se alzó, dos veces, para saludarme. Un hombre humilde y sabio. A mí me hizo bien al alma este encuentro. Es una luz”, relató Francisco.

Próximos viajes. Hungría, Líbano y … ¿Argentina?

El éxito del viaje a Irak y la idea de que la pandemia pueda remitir en los próximos meses tras la campaña de vacunación invitan a pensar que el Papa retomará su agenda internacional. Y así lo confirmó con un posible viaje a Hungría —matizó que sería un Congreso Eucarístico, y no por invitación del país y de su presidente— y a Eslovaquia. También con la promesa de visitar Líbano próximamente. Pero admitió que a su edad —y con los problemas de ciática que arrastra— cada vez le cuesta más: “No sé si se ralentizará el ritmo… pero solo les confieso que en este viaje me cansé mucho más que en los otros. Los 84 no llegan solos. Es una consecuencia. Pero veremos”.

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Además, fue interrogado, como siempre, sobre su posible expedición a Argentina. El Papa aseguró que ya hubo un viaje programado que tuvo que cancelarse a última hora. “Yo quiero decirlo, para que no se hagan fantasías de patriafobia, cuando se dé la oportunidad, se deberá hacer. Porque Argentina, Uruguay, el sur de Brasil abarcan una zona importante”, dijo.

Los riesgos de un viaje en plena pandemia

El Vaticano decidió proseguir con los planes del viaje a Irak pese a que la pandemia no ha remitido y que la seguridad era altamente cuestionada. Francisco explicó sus dudas al respecto. “Los viajes se cocinan en el tiempo, en mi conciencia. Y esta es una de las cosas que más me hacía pensar. Pensé tanto, recé tanto. Y al final, tomé la decisión, libremente, pero que venía de adentro. Yo dije que el que me hace decidir así, se ocupe de la gente. Así tomé la decisión. Después de la oración, y conociendo los riesgos”.

Francisco también explicó que en los últimos meses, en los que no ha podido viajar ni celebrar sus audiencias públicas de los miércoles, se había sentido como “en prisión”. “Esto para mí es revivir. Porque es tocar la iglesia, tocar al pueblo santo de Dios, todos los pueblos. Un sacerdote se hace sacerdote para tocar al pueblo de Dios, no para hacer carrera, no por el dinero”, sentenció.

Mosul y los vendedores de armas

Una de las etapas más impactantes del viaje del Papa a Irak fue su paso por Mosul, donde rezó en la plaza donde antes de la proclamación del califato del Estado Islámico en 2014 había cuatro iglesias y hoy solo quedan escombros. “Cuando me frené frente a la iglesia destruida, no tenía palabras. Es de no creer. Todas las iglesias, también una mezquita destruida cuyo imam se ve que no estaba de acuerdo con la gente esta. La crueldad humana es de no creer. Pero me vino algo a la mente cuando pasaba frente a aquella iglesia: ¿Quién vende las armas a estos destructores? Porque las armas no las hacen ellos en casa. Así que, ¿quién se las vende? ¿Quién es el responsable? Pediría a quienes venden las armas que tengan, al menos, la sinceridad de decir que son ellos quienes las venden”, clamó.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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