Las protestas masivas contra el régimen vuelven a llenar las calles de Argelia
Los activistas del Hirak reclaman una apertura democrática, tras casi un año de letargo a causa de la pandemia
Las manifestaciones masivas del Hirak –movimiento, en árabe– han vuelto a inundar las calles de Argelia. Tras 11 meses de letargo a causa de la pandemia, miles de personas marcharon este lunes en las principales ciudades del país con los mismos lemas que ya se oían en el nacimiento del Hirak, el 22 de febrero de 2019: “Ladrones, os habéis tragado el país”, “Por un Estado civil y no un régimen militar”, “Estamos hartos de generales”, “Justicia independiente”. Al concluir la protesta se oía: “Mañana, con los estudiantes”. Y al día siguiente ha sucedido lo mismo que sucedía todos los martes en Argel antes de la covid: decenas de universitarios volvieron a marchar en el centro de la capital, aunque fueron dispersados por la policía. Varios estudiantes fueron detenidos, pero al final de la noche ya habían sido todos puestos en libertad, según informó a este diario el Comité Nacional por la Liberación de Detenidos (CNLD).
Estos días se viven los mismos miedos, las mismas incertidumbres y esperanzas de hace dos años: nadie sabe cómo reaccionarán las autoridades. Y nadie sabe hasta el último momento si la respuesta de la calle será masiva.
Este lunes, el día del segundo aniversario, en el centro de la capital a las 11 de la mañana solo se veían policías, según diversos medios locales. Dos horas después, sin embargo, la plaza Maurice Audin estaba repleta de manifestantes. “¿De dónde salen? Esta es la magia del Hirak”, explicaba el cronista del medio digital argelino TSA, que permanece bloqueado en su país desde hace 20 meses.
La calle parecía tomar la iniciativa de nuevo. Pero quedaba por ver si los estudiantes de la capital saldrían a manifestarse este martes. Los universitarios fueron el motor del Hirak, en un país donde el 45% de la población es menor de 25 años. Cientos de policías fueron desplegados en el centro. Y, de nuevo, los estudiantes han vuelto a tomar el centro de la capital.
El politólogo Adlene Mohammedi, afincado en Francia, indicó a este diario a través de Internet: “Los factores que motivaron el nacimiento del Hirak siguen todavía ahí: el mismo sistema político, los mismos dirigentes, la misma ilegitimidad, las mismas prácticas insoportables”. A esas razones hay que añadir, según Mohammedi, el deterioro de las condiciones sociales durante la pandemia. “Las razones para detestar a los dirigentes están más presentes que nunca”, concluye.
Hace dos años, tras forzar la dimisión del presidente Abdelaziz Buteflika, el poder argelino emprendió la persecución judicial de los colaboradores del estadista. Pero los activistas del Hirak pedían una verdadera reforma de la justicia y una asamblea que redactase una nueva constitución. El entonces jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Gaid Salah, hombre fuerte del país, hizo caso omiso al Hirak y promovió unas elecciones presidenciales. Elecciones a las que no se presentó ningún opositor y que fueron ganadas por su favorito, el tecnócrata Abdelmayid Tebún. Así que en el segundo aniversario del Hirak uno de los lemas que más se oyeron fue: “Tebún ilegítimo”.
En estos dos años de protestas la justicia ha procesado a 2.500 personas, según el Comité Nacional de Liberación de los Detenidos (CNLD). La mayoría de ellos fueron liberados a los pocos días. Pero otros muchos pasaron meses encarcelados. Abdelmayid Tebún decretó una gracia presidencial el 2 enero de 2019 para 76 simpatizantes del Hirak. Pero mientras ellos eran liberados, otros fueron encarcelados. Este jueves 18 de febrero también anunció otra gracia para 50 o 60 activistas. Entre ellos fue liberado el periodista Khaled Drareni, que había sido condenado a dos años de prisión firme.
Ahora, todo el que decide manifestarse sabe que corre el riesgo de ser encarcelado. Y el régimen ha aprendido que solo la pandemia logró impedir que los activistas salieran a la calle. Las autoridades reconocen hasta el momento 2.964 muertes en un país de 42 millones de habitantes. Pero la pandemia sigue ahí. Y el Hirak está de vuelta. En muchos casos, sin mascarilla y sin distancia social.
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