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El nombre de Draghi añade tensión a la crisis italiana

Renzi insiste entre bambalinas en que el encargo al expresidente del Banco Central Europeo sería una solución perfecta

Mario Draghi, expresidente del BCE, en agosto de 2020.
Mario Draghi, expresidente del BCE, en agosto de 2020.EFE
Daniel Verdú

El plazo para recibir una respuesta nítida sobre el viento que sopla en la crisis italiana marcado por el presidente de la República italiana expira el próximo martes. Sergio Mattarella encargó al presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, que explorase la posibilidad de formar un nuevo Gobierno con las mismas fuerzas políticas que componían el anterior. Y, de paso, que volviese con una idea clara sobre si Giuseppe Conte podría volver a encabezarlo. Hasta la fecha no había otro horizonte posible. Durante el fin de semana, sin embargo, ha vuelto a escena un nombre recurrente, el único capaz de unir a todas las fuerzas políticas: Mario Draghi.

El expresidente del Banco Central Europeo, según ha reconocido el Palacio del Quirinal a la prensa, ha hablado estas semanas con Mattarella. Las llamadas no buscaban sondear su disponibilidad para encabezar un gobierno, ha especificado la jefatura de Estado. Pero están en contacto. Un hecho que ha abierto el fuego cruzado entre partidos por un nombre capaz de generar un consenso unánime y que el líder de Italia Viva, Matteo Renzi, tendría en mente para encabezar un Ejecutivo de unidad que, incluso, podría apoyar la Liga de Matteo Salvini.

Opción bien vista

Los cuatro partidos que formaban el viejo Ejecutivo —Movimiento 5 Estrellas (M5S), Partido Democrático, Italia Viva y Libres e Iguales— se están reuniendo estos días para consensuar un programa y establecer la medida real de las posibilidades de reeditar un pacto. Una vez alcanzado el acuerdo, ha impuesto Renzi, podrá discutirse el nombre de la persona que lo lidere. Una manera muy renziana de generar el pánico en sus adversarios —el M5S y el propio Conte— y de ganar tiempo para sondear a otros posibles a ocupar el puesto de primer ministro.

Draghi, de 73 años, nunca se ha pronunciado sobre la posibilidad de convertirse en primer ministro. Sus inclinaciones, más bien, cuentan las pocas personas que hablan con él, se decantarían hacia la presidencia de la República. Renzi, sin embargo, insiste entre bambalinas en que el encargo a Draghi sería una solución perfecta.

Hay poca gente hoy que exprese una opinión contraria a la hipótesis Draghi. En el seno del PD gusta, también en el centroderecha e Italia Viva. El Palacio del Quirinal no vería ningún obstáculo, más allá de que el proceso abierto hasta ahora apunta todavía a un Conte muy tocado.

El presidente de la Cámara de Diputados, Roberto Fico, volverá a reunirse este lunes con los partidos políticos que componían las mayoría política del anterior Ejecutivo para sondear su disponibilidad para apoyar a Conte. Si el resultado fuera negativo -y esa respuesta llegaría principalmente de parte de Renzi-, el martes Mattarella debería comenzar a sondear realmente otras opciones.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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