Robo en el avión ruso del fin del mundo
Desvalijada una aeronave militar secreta diseñada para evacuar a Putin y otros altos cargos en caso de amenaza nuclear
Espías o simples cacos, lo cierto es que un grupo de personas han apuntado alto en su objetivo criminal y han desvalijado uno de los aviones militares secretos rusos diseñados para evacuar al presidente Vladímir Putin y la cúpula gubernamental y militar en caso de desastre nuclear. Las autoridades rusas y un comité especial de seguridad investigan el robo en un Ilyushin-80, conocido como “el avión del fin del mundo” o “avión del juicio final”, mientras estaba estacionado en el aeródromo de Taganrog-Yuzhny, un centro científico técnico restringido ubicado al sur del país. Los ladrones se llevaron al menos 39 equipos electrónicos de la aeronave, aunque los datos del botín final, igual que el diseño específico del avión, están clasificados. El Kremlin, molesto por la grave brecha de seguridad y la filtración, ha recalcado que se tomarán medidas.
Rusia tiene cuatro aeronaves de este tipo (conocidas también como puesto de mando aerotransportado avanzado, que es lo que tienen a bordo). El Ilyushin-80 (denominado por la OTAN como Maxdome) dispone de equipos de comunicación especializados para mantener el contacto y control de todas las fuerzas militares del país; también, acceso al mando de los sistemas de misiles, incluidos los misiles balísticos submarinos a través de una antena retráctil. El avión secreto no tiene ventanas para los pasajeros en su fuselaje, para tratar de preservarles en caso de explosión nuclear, y está protegido contra impulsos electromagnéticos.
В Аэропорту Толмачево был замечен самолет ВПУ Ил-80 https://t.co/BAClpEjcIm pic.twitter.com/umRc2LZWJM
— United Aircraft Corp (@UAC_Russia) December 1, 2016
El misterioso robo en una instalación restringida, que se conoció el martes, ha causado polémica en Rusia, donde analistas y expertos militares se han preguntado por la seguridad de las instalaciones militares; y más en un tiempo en el que las tensiones con Occidente son intensas. Algunos se preguntan si este caso podría ser la antesala de episodios de robos como los ocurridos en los primeros años tras el derrumbe de la URSS. De momento el caso no se ha etiquetado como espionaje.
Mijaíl Jodorénok, experto en temas militares y de seguridad, cree que los ladrones estaban organizados, pero que no perseguían robar secretos militares, sino solo aprovechar los dispositivos sustraídos para extraerles los metales preciosos que suelen contener. Sin embargo, eso no quiere decir que algún comprador avezado pueda sacar también partido si sabe qué está comprando, apunta Jodorénok, analista en Gazeta.ru. Los empleados del aeródromo han sido interrogados, pero aún no hay detenidos ni sospechosos.
Los ladrones entraron al "avión del juicio final" por la escotilla de carga y de ahí se desplazaron por el aparato, según han contado fuentes de la investigación a la agencia estatal Tass. No fueron muy cuidadosos: los investigadores han hallado huellas dactilares y de zapatos. Las autoridades han abierto una investigación penal por robo de material militar por valor de más de un millón de rublos (11.200 euros), aunque la cifra es aproximada porque no solo se desconoce qué falta, sino que es muy difícil calcular el valor de las piezas de los Ilyushin-80, que se crean modificando el avión de pasajeros Il-86.
El "avión del fin del mundo" se encontraba en la instalación científica de Taganrog, conocida como G. M. Beríev, para una puesta a punto del tren de aterrizaje. Acceder al aeródromo, fuertemente custodiado, no es fácil para personas sin autorización y tampoco salir con una carga bastante pesada y valiosa, como la que se llevaron del Ilyushin-80, que como los otros aviones de su tipo ha estado en servicio desde hace más de 15 años y está previsto que sean reemplazados por otros más modernos. Putin ha aumentado el gasto militar en un 175% entre 2000 y 2019, según datos del Instituto de Investigación para la Paz de Estocolmo (Sipri).
No es el primer escándalo del centro G. M. Beríev, que además de reparar aviones militares desarrolla sistemas de vigilancia y prototipos como el famoso avión anfibio Be-200. Hace dos años una veintena de sus trabajadores resultaron envenenados con talio, un incidente que aún no se ha esclarecido.
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