El exmilitar español que espió a Assange declara que se lo pidió un embajador ecuatoriano fallecido
El director de la empresa de seguridad reconoce que le solicitaron espiar al fundador de Wikileaks
David Morales, dueño de la empresa española de seguridad que espió a Julian Assange en la Embajada de Ecuador en Londres, ha declarado ante el juez José de la Mata que el exembajador ecuatoriano Carlos Abad, recientemente fallecido, le pidió que grabara las conversaciones del ciberactivista durante su estancia en la legación diplomática. El exmilitar y director de la UC Global S. L. prestó declaración el pasado viernes en el Juzgado de la Audiencia Nacional que instruye el caso y, pese a las numerosas pruebas desveladas por El PAÍS y acumuladas en la investigación judicial, negó que finalmente el espionaje se hubiera llevado a cabo.
En su segunda declaración ante el juez, en esta ocasión a petición propia, Morales pasó de negar cualquier espionaje al fundador de Wikileaks a reconocer que se lo pidieron, pero escudándose en el embajador ecuatoriano muerto el pasado mes de noviembre y señalando al Senain, el servicio secreto de Ecuador, que contrató sus servicios durante el Gobierno de Rafael Correa.
Según fuentes de la defensa de Assange que presentó una querella contra Morales, el responsable de UC Global S. L. afirmó que los informes que sus hombres hicieron sobre las visitas que recibió el australiano, el registro de sus teléfonos móviles y ordenadores fue siempre a petición del Senain y no de la CIA como afirman tres de sus extrabajadores, que han declarado en calidad de testigos protegidos.
Pese a que las cámaras de seguridad de la embajada grababan audio desde diciembre de 2017, Morales presentó como prueba ante el juez un supuesto correo electrónico del exembajador Abad, fechado el 27 de enero de 2018, en el que le solicitaba colocar un micrófono en la sala de reuniones de la embajada. Y afirmó que se colocó para una prueba y luego se retiró. Abad presentó en 2018 una denuncia contra Morales y su abogado por falsificación de sus correos y de su firma en el marco de un juicio laboral en España.
El embajador Abad fue cesado por el Gobierno de Lenín Moreno y falleció de un cáncer pulmonar en Quito hace varias semanas, según confirmó a este periódico Pablo Villagómez, exembajador de Ecuador ante la Unión Europea. "El embajador Abad siempre estuvo incómodo con UC Global. Jamás observé que tuviera la mínima relación con Morales. Siempre sospechó que esa empresa estaba rebasando su linea profesional", afirma Fidel Narváez, entonces primer secretario de la legación diplomática y estrecho colaborador del embajador.
La defensa de Assange, representada por el letrado Aitor Martínez, cuestionó la versión de Morales destacando cómo era posible que el embajador ecuatoriano ordenara el espionaje y fuera grabado él mismo por ese micrófono, según los audios que constan en la causa. Y dio lectura a un correo en el que Morales pide que se coloquen micrófonos en la legación diplomática, incluyendo el despacho del propio embajador.
Grabaciones al jefe del Senain
“¿Cómo explica que el Senain le encargara el espionaje en la embajada y grabaran en audio la reunión del jefe del propio Senain, Rommy Vallejo, con Assange?”, preguntó la defensa de Assange a Morales. El dueño de UC Global S. L. respondió que el Senain estaba dividido ante el cambio de Gobierno en Ecuador. Sobre los numerosos correos en los que Morales afirmaba a sus trabajadores que trabajaba “para el cliente americano” y que estaban jugando “en primera división”, respondió que pretendía motivar a sus empleados y que el servicio secreto ecuatoriano tenía gente en EE UU.
Correos enviador por Morales a sus trabajadores señalaban también a los diplomáticos ecuatorianos como objetivos del espionaje, pedían el listín telefónico de la embajada, la clave de wifi y hasta el grosor de las paredes de la habitación del ciberactivista, información de la que, según la defensa de Assange, deberían disponer el embajador y el servicio secreto ecuatoriano.
Morales presentó al juez una lista de sus viajes a EE UU, pero según la representación de Assange obvió sus estancias en Alexandria, localidad en el Estado norteamericano de Virginia, cerca de Washington DC, donde se encuentra el juzgado federal que reclama la extradición de Assange a EE UU.
La defensa del fundador de Wikileaks preguntó a Morales si instalaron troyanos (virus informáticos) en los teléfonos de una hija del expresidente de Ecuador Rafael Correa. Este respondió que fue a petición del Servicio de Protección de Presidencia ecuatoriano. Durante la presidencia de Correa UC Global S. L. prestó servicios de protección a las hijas del entonces presidente, que estudiaban en Europa. Cuando este diario desveló el pasado mes de junio las pruebas del espionaje a Assange, Correa afirmó que él, también, había sido objeto de espionaje por la misma empresa.
Investigacion@elpais
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