Marcha multitudinaria en Teherán en el funeral del general Soleimani
El líder supremo iraní vuelve a advertir de que habrá una "dura venganza", mientras el régimen aprovecha el duelo para cimentar su apoyo en un momento de debilidad económica
Cientos de miles de personas —“millones” según los medios oficiales iraníes— han participado este lunes en los actos en Teherán por el funeral del general Qasem Soleimani, muerto la semana pasada en un bombardeo estadounidense en Irak, unas ceremonias que han estado encabezadas por el líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei. Se trata, según diversos observadores, del funeral más multitudinario de la historia de Irán desde aquel que en 1989 dio el último adiós a Ruhola Jomeini, líder de la Revolución Islámica. El régimen está aprovechando el asesinato del polémico Soleimani, jefe de la fuerza Al Quds de la Guardia Revolucionaria y considerado un héroe por buena parte de la sociedad iraní, para cimentar su apoyo en un momento en que el país salía de una ola de protestas sociales duramente reprimidas por las fuerzas de seguridad.
A primera hora de este lunes se ha celebrado un rezo por el general fallecido en la Universidad de Teherán, en el que Jamenei ha llorado en varias ocasiones, según la agencia iraní de noticias Tasnim. Jamenei ha vuelto a advertir de que habrá una "dura venganza" contra los responsables de la muerte de Soleimani y ha añadido que "el camino de la resistencia se mantendrá con vigor". En la ceremonia han estado presentes altos cargos iraníes como el presidente, Hasán Rohaní, el presidente del Parlamento, Alí Lariyani, y el jefe del aparato judicial, Ebrahim Raisi.
Tras ello, ha arrancado una procesión en la que el cuerpo de Soleimani ha sido trasladado a la plaza Azadi (Libertad), situada en el oeste de la capital. Los presentes en la procesión, que se ha extendido por varias calles de la ciudad, según las imágenes emitidas por los medios locales, han portado fotografías de Soleimani, así como banderas de Irán, Irak y Líbano. La hija de Soleimani, Zeinab, se ha dirigido a los presentes y ha recalcado que "el nombre de Qasem Soleimani sacude ahora el nido del sionismo, el takfirismo y el orden hegemónico".
"Estados Unidos y el sionismo deben saber que el martirio de mi padre ha despertado más instintos humanos en el frente de la resistencia. Convertirá su vida en una pesadilla y destruirá sus nidos de araña", ha agregado. Está previsto que el cuerpo de Soleimani sea trasladado desde Teherán a Qom, centro de peregrinación del chiísmo, donde se celebrará otra ceremonia. Posteriormente, será enterrado el martes en Keman (sureste), su lugar de nacimiento.
"Si bien hasta hace unos años, Soleimani no era muy conocido [porque actuaba en secreto], con su lucha contra el Estado Islámico comenzó a aparecer en los medios y se transformó en un héroe. Su modestia, bravura y honestidad lo han convertido en una figura muy popular. Tanto que cuando los rumores lo colocaban como candidato a presidente, pese a que él lo rechazó ya que nunca se ha metido en la política interna de Irán, era uno de los que contaba con más apoyo en las encuestas", relata a este diario Abas Aslani, investigador del Centro de Estudios Estratégicos sobre Oriente Próximo de Teherán.
El régimen iraní utilizará “los rituales del periodo de duelo como método de movilización política masiva”, explica a EL PAÍS el experto Michael Tanchum, del Instituto Austríaco para Estudios Europeos y de Seguridad (AIES). El sistema iraní está dividido en diversos estamentos, facciones y grupos de poder que compiten entre sí, de los que la Guardia Revolucionaria es uno de ellos, de entre los más influyentes, eso sí. Tanchum opina que la desaparición de Soleimani, considerado el segundo hombre más poderoso del país tras el líder supremo, cambiará “el equilibrio de poder” por mucho que la fuerza Al Quds continúe en funcionamiento ya que era el propio carisma y la habilidad del general asesinado lo que le había permitido adquirir tanto peso en la política exterior y de seguridad de Irán.
También la sociedad iraní está dividida en su apoyo o rechazo con más o menos matices al régimen de los ayatolás. La crisis económica que vive el país, agudizada por las sanciones de EE UU, ha provocado un malestar frente al Gobierno que se ha traducido en importantes protestas durante el último año. La represión de los manifestantes fue despiadada y, según Amnistía Internacional, concluyó con unos 300 muertos y miles de detenidos. Sin embargo, no hay nada que una más a la sociedad que una agresión externa, tal y como es percibido el asesinato de Soleimani, figura reverenciada en el interior de Irán desde la guerra con Irak incluso por aquellos que no simpatizan con las ideas de la Revolución Islámica. El nacionalismo, en Irán como en otras partes del mundo, es un fuerte pegamento social.
Por ello, aunque personas como el asesor del Departamento de EE UU Len Khodorkovsky han restado importancia a la multitudinaria asistencia a los funerales de Soleimani al asegurar que el Gobierno iraní obliga a marchar a sus ciudadanos, la mayoría de los expertos en Irán cree que el sentimiento de duelo es sincero. Ali Vaez, director del programa sobre Irán del International Crisis Group, considera, además, que el ataque de EE UU logrará el efecto contrario al deseado por la Casa Blanca y reforzará a “los elementos más duros y militantes” del régimen en las próximas elecciones legislativas de febrero.
"Este asesinato ha inflado los sentimientos antiestadounidenses en el país y ha unificado la sociedad con el Gobierno tras las protestas de los últimos meses", afirma Aslani: "Y las nuevas amenazas de Trump sobre atacar 52 objetivos, incluidos sitios culturales, no hace sino que la población se movilice en torno a su bandera. Ahora el Gobierno iraní siente que tiene el apoyo popular suficiente para responder a EE UU y, además, cree que, si no responde a la agresión, el siguiente paso de Washington será invadir Irán".
Coincidiendo con el funeral, el sucesor de Soleimani al frente de la fuerza Al Quds, Esmail Qaani, concedió una entrevista a la televisión estatal y confirmó que su objetivo es “expulsar a Estados Unidos de la región” como modo de vengar al "mártir". Pero la cúpula de Irán se enfrenta a un complicado “dilema”, según el profesor Tanchum: “Cualquier ataque a gran escala contra EE UU o sus aliados conllevará una enorme represalia que devastaría la economía de Irán hasta el punto de amenazar la supervivencia del régimen. Por otro lado, cualquier ataque iraní que no sea equivalente al asesinato de Soleimani será considerado una muestra de debilidad de Teherán. En ese caso, la capacidad de intimidación de Teherán en Líbano, Siria, Irak y Yemen se verá erosionada”. Por ello, cree el experto, más allá de ataques a posiciones de EE UU en Oriente Próximo utilizando a grupos armados afines, la “lógica de supervivencia del régimen” terminará empujándole a buscar un tercer país que medie para reducir las hostilidades, como Qatar o Turquía.
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