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España renuncia a nombrar embajador en Venezuela en plena crisis por la huida de Leopoldo López

El Gobierno designará a un encargado de negocios, pero desvincula la decisión de la fuga del líder opositor

Nicolás Maduro, el miércoles antes de una conferencia de prensa, en Caracas. En vídeo, Maduro acusa a Sánchez de estar desinformado de lo que ocurre en Venezuela.Foto: EUROPA PRESS | Vídeo: PRENSA DE MIRAFLORES / EFE
Francesco Manetto

El Gobierno español ha decidido rebajar las relaciones diplomáticas entre Madrid y Venezuela y nombrará a un encargado de Negocios en sustitución del embajador saliente, Jesús Silva. Este cambio en los vínculos con Caracas se conoció este jueves, días después de la salida de Leopoldo López del país sudamericano. No obstante, fuentes diplomáticas aseguran a EL PAÍS que el nuevo régimen de relaciones bilaterales ya estaba previsto desde hace semanas y lo desvinculan de la huida del dirigente opositor.

La decisión fue anunciada en la Comisión de Asuntos de Exteriores del Congreso de los Diputados por la secretaria de Estado de Exteriores, encargada de Iberoamérica, Cristina Gallach. Según explicó, se trata de la misma vía adoptada por otros países europeos como Italia y Países Bajos, avanzó Europa Press. La Unión Europa y los Estados miembros cuestionaron la limpieza de las últimas elecciones presidenciales de 2018 y, recordó Gallach, no las consideran "justas ni transparentes”. Esos comicios, en los que rechazó participar la mayoría de las fuerzas de la oposición por carecer de garantías, desencadenaron la crisis de legitimidad de la que se valió Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, para declararse a principios de 2019 como presidente interino frente al Gobierno de Nicolás Maduro. Alrededor de 60 países le reconocieron como jefe de Estado legítimo. Sin embargo, tanto el margen de maniobra de Guaidó como ese reconocimiento solo tienen alcance simbólico, ya que Maduro y el aparato chavista mantienen a todos los efectos el poder.

A finales de septiembre España anunció el relevo de Silva, que dirige la Embajada en Caracas desde 2017, y el Gobierno aseguró que el cambio no iba a afectar la situación de López, quien llevaba un año y medio resguardado en la residencia del representante diplomático. El pasado sábado el líder opositor abandonó el país y el domingo aterrizó en Madrid para reunirse con su familia. Esta semana ha sido recibido por presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sede del PSOE y ha ofrecido su primera conferencia de prensa en casi siete años, en la que aseguró que pretende regresar “para liberar a Venezuela”.

Este tipo de replanteamiento en las relaciones diplomáticas es relativamente frecuente en casos de inestabilidad política. Ocurrió, por ejemplo, con Bolivia, que ha permanecido un año en un limbo con un Gabinete interino tras el derrocamiento de Evo Morales. También en ese caso, el Gobierno envió a un encargado de Negocios, el mismo cargo que ocupará el próximo jefe de la delegación diplomática en Caracas. Desde hace semanas, lo previsto por Exteriores es que esa responsabilidad recaiga en el actual embajador en Cuba, Juan Fernández Trigo.

Aun así, el caso de Venezuela es más complejo. El Gobierno de Maduro está cada vez más solo en el tablero internacional con la excepción de sus aliados habituales, China, Rusia, Irán o Turquía. El régimen bolivariano está duramente enfrentado a la mayoría de los países americanos, con Estados Unidos y la vecina Colombia a la cabeza, pero ha mantenido canales de diálogo más fluidos con Bruselas. La Unión Europea apoya una salida pactada a la grave crisis institucional y política que azota al país y apuesta por la celebración de elecciones. Hasta hace semanas, por ejemplo, abierta a negociar su participación con una misión de observación en las legislativas convocadas para el 6 de diciembre. Sin embargo, el considerar que no se dan las suficientes garantías, solicitó a Maduro aplazar la votación. Este rechazó de plano, lo que al menos por el momento cerró el camino del acercamiento diplomático con Bruselas.

En la enésima crisis bilateral de los últimos años, Caracas volvió a endurecer su postura con España tras la fuga de López. Primero lo hizo la Cancillería a través de un comunicado y el miércoles fue Maduro quien se encargó criticar al Gobierno de Sánchez y arremeter contra el embajador español. El sucesor de Hugo Chávez habló de una supuesta negociación previa a la salida del dirigente opositor, sin dar más detalles ni ofrecer evidencias. Acusó a Madrid de complicidad, pero evitó, por ahora, adoptar medidas diplomáticas concretas. El Gobierno español niega la decisión de reducir las relaciones diplomáticas guarde relación con López o con un cambio de criterio con respecto al régimen chavista, a pesar de que a principios de año Sánchez no recibió a Guaidó a su paso por España durante una gira internacional.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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