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Un incidente armado en la frontera libanesa dispara la tensión entre Israel y Hezbolá

El Gobierno de Netanyahu sostiene haber repelido una incursión de la milicia chií, que niega el intento de ataque

Columnas de humo sobre la zona de las granjas de Sheba, este lunes.
Columnas de humo sobre la zona de las granjas de Sheba, este lunes.KARAMALLAH DAHER (Reuters)
Natalia Sancha Elías Zaldívar
Beirut / Jerusalén -

Un incidente armado en la frontera sur de Líbano ha disparado este lunes la tensión entre Israel y Hezbolá. El Ejército hebreo aseguró haber “frustrado un intento de infiltración de un comando terrorista” de la milicia chií. Hezbolá negó el intento de infiltración. La Fuerza Interina de Naciones Unidas para Líbano (Finul) ha abierto una investigación para esclarecer lo ocurrido y llamado a las partes a la contención. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha advertido a Hezbolá de que “juega con fuego”.

El portavoz de las Fuerzas Armadas de Israel, el general Hiadi Zilberman, ha informado de que una célula de la milicia proiraní formada por unos tres o cuatro miembros llegó a cruzar la Línea Azul y adentrarse varios metros en territorio israelí. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha calificado el ataque de “grave” y ha amenazado a Líbano y al líder de Hezbolá, Hasan Nasralá: “¡No nos pongáis a prueba!”. En la mañana del lunes y antes de que se produjera el fuego de artillería, las tropas israelíes elevaron el nivel de alerta y reforzaron tanto los sistemas de defensa aérea como de artillería en la frontera norte con Líbano ante el temor de un ataque de la milicia.

La agencia nacional de noticias libanesa NNA ha asegurado que el fuego de artillería israelí se ha prolongado durante una hora y ha dañado una vivienda de la localidad de Al Hibariye. Hezbolá ha negado que ninguno de sus miembros hubiera llegado a abrir fuego. “Todas las informaciones difundidas por los medios enemigos [israelíes] sobre una operación de infiltración desde Líbano que habría sido frustrada, o de mártires y heridos entre las filas de la resistencia es totalmente falso”, ha dicho el partido-milicia a través de un comunicado de prensa. Igualmente, ha añadido que la venganza por la muerte de su miliciano en Siria “habrá de llegar”.

“El comandante en jefe de las fuerzas de la Finul, el general Stefano Del Col, está en contacto con ambas partes para evaluar la situación y disminuir la tensión. Ha llamado a la máxima moderación”, explica por su parte en unos mensajes de WhatsApp Andrea Tenenti, portavoz de la Finul. La zona de Kafarchuba, epicentro del incidente, pertenece al sector Este de la misión de paz de la ONU y queda bajo mando español que mantiene cerca de 600 cascos azules desplegados. “Los soldados del destacamento indio apostado en la zona [dependientes del español] han procedido a resguardarse en los búnkeres mientras que el resto de patrullas han sido llamadas a sus bases”, sostiene por teléfono una fuente de la Finul desde el sur de Líbano amparada por el anonimato.

El incidente tiene lugar después de varias semanas de escalada de la tensión y tras que un ataque aéreo atribuido por el Gobierno sirio a cazas israelíes en la vecina Siria dejara el pasado lunes cinco combatientes muertos, uno de los cuales pertenecía al partido-milicia libanés. “Esta es la represalia que prometió Hezbolá por la muerte de uno de sus hombres en Siria”, asegura en Beirut una fuente cercana al Partido de Dios que solicita el anonimato. La milicia interviene en la guerra siria del lado de las tropas del presidente Bahar el Asad, mientras que Israel ha admitido haber realizado “cientos de ataques aéreos para frenar la expansión iraní en el país”.

“Según el acuerdo mediado por Rusia [aliado de El Asad en la contienda y de Israel en la región], los efectivos iraníes y de Hezbolá tenían que replegarse del sur de Siria, pero algunas células siguen activas”, acota esta fuente que descarta un derrape hacia un conflicto de mayor envergadura al enmarcar el incidente “dentro de las reglas de la confrontación entre ambos actores enfrentados [por Hezbolá e Israel]”. La escalada también se produce al tiempo que tanto Netanyahu, pendiente de varios procesos por corrupción, como Hezbolá, cuyo partido integra la coalición gobernante en Líbano, se ven confrontados en el plano doméstico por el descontento social en una coyuntura de crisis económica agravada por la pandemia.

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Precisamente este domingo, el número dos de Hezbolá, el jeque Naim Qassem, descartó una guerra entre la milicia y el Ejército hebreo. “Es poco probable que se produzcan unas condiciones de guerra en los próximos meses”, dijo Qassem en una entrevista con la cadena de televisión árabe Al Mayadeen días después de que Netanyahu advirtiera que “Líbano y Hezbolá serán responsables de cualquier ataque contra nosotros que provenga de territorio libanés”.

El Ejército hebreo instó este lunes a las poblaciones civiles que habitan las zonas limítrofes al incidente a “permanecer en sus hogares”. En el sur de Líbano, los habitantes permanecen confinados en sus casas tras el aumento de casos de la covid-19 y en alerta por el temor de que se produzcan nuevos bombardeos en la zona. La rama armada de Hezbolá y el Ejército israelí libraron su última guerra en julio de 2006 durante 33 días que se saldó con la muerte de 1.200 libaneses, la mayoría civiles, y 160 israelíes, en su mayoría militares.

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