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La policía concluye que el asesor de Boris Johnson se saltó las reglas del confinamiento

La escapada al campo de Dominic Cummings “pudo constituir una falta menor”, afirma el informe

Rafa de Miguel
Dominic Cummings, asesor de Boris Johnson, abandona este jueves su residencia en Londres.
Dominic Cummings, asesor de Boris Johnson, abandona este jueves su residencia en Londres.Victoria Jones (Europa Press)

En cualquier otra circunstancia, el informe de la policía de Durham sobre la escapada de Dominic Cummings al campo durante el confinamiento podría haber sido un alivio. Concluye que “pudo tratarse” de una falta menor, que no hubiera acarreado sanción, y cierra el caso. Pero la sugerencia de que el asesor estrella de Boris Johnson sí se saltó la ley, en contra de lo que ha defendido estos días Downing Street, añade fuego a un escándalo que no termina de desinflarse.

“Si un agente hubiera detenido al Sr. Cummings en su viaje de ida o vuelta a Barnard Castle, habría hablado con él, y después de determinar los hechos, le habría sugerido que regresara a su domicilio en Durham tras explicarle los peligros de viajar durante la crisis de la pandemia. Si la sugerencia fuera seguida, no se habría emprendido acción legal alguna contra el Sr. Cummings”, dice el texto hecho público por la policía. Bajo un tono comedido y un puñado de condicionales, las autoridades de Durham dejan claro, para quien quiera entenderlo, que el polémico ideólogo del Brexit estaba infringiendo las recomendaciones que él mismo había contribuido a imponer al resto de los ciudadanos.

Cummings escapó a finales de marzo a la finca de sus padres en Durham, a unos 400 kilómetros de Londres, cuando su esposa, Mary Wakefield, comenzó a desarrollar síntomas de la covid-19. Ambos decidieron que era la mejor solución para que alguien atendiera a su hijo de cuatro años mientras ambos se encerraban en cuarentena. Fue dos semanas después cuando, según su versión de los hechos, decidió comprobar si los problemas de visión que sufrió durante ese tiempo habían remitido y podía volver a conducir de vuelta a Londres. Acompañado de su mujer y su hijo, se desplazaron en coche a Barnard Castle, un entorno natural muy visitado, a media hora de distancia. Allí salieron del vehículo y disfrutaron durante 15 minutos del paisaje a orillas del río. La policía de Durham cree que fue esa extraña excursión, y no la escapada a la finca de sus padres, lo que constituyó un quebranto de las normas.

“La policía ha dejado claro que no va a emprender acciones contra el Sr. Cummings por su decisión de aislarse y que no se saltó las reglas al desplazarse a Durham. El primer ministro ya ha dicho que cree que el Sr. Cummings se comportó de modo razonable y legal dadas las circunstancias y considera que este asunto ha quedado cerrado”, ha dicho un portavoz de Downing Street. El propio Johnson dibujó este miércoles la estrategia que piensa seguir con el asunto. Comparecía por vídeo ante la Comisión de Enlace de la Cámara de los Comunes, que reúne a los 32 presidentes de comisión del Parlamento y tiene la prerrogativa legal de poder preguntar al primer ministro. El asunto Cummings ocupó el debate desde el primer minuto, y Johnson no dejó de repetir la misma línea argumental: “Ha llegado el momento de pasar página y centrarnos en los asuntos importantes”.

24 horas después, cuando los medios insistían en reclamar explicaciones y en preguntar su opinión a los dos principales asesores que acompañaban al primer ministro en rueda de prensa, Patrick Vallance y Chris Whitty, Johnson dejaba claro hasta dónde está dispuesto a llegar para zanjar el asunto: solicitaba imperativamente a los periodistas que se abstuvieran de “arrastrar a una discusión política” a los científicos y les excusaba de responder ninguna de las preguntas.

El Gobierno británico sabe que aún quedan cuatro años para las próximas elecciones, y ha apostado por poner pie en pared y aguantar el chaparrón a cambio de salvar al hombre de confianza de Johnson y arquitecto de su visión política del Reino Unido para la era post-Brexit. Más de un 60% de los británicos quiere que Cummings dimita, y cerca de cuarenta diputados conservadores han exigido a Johnson que prescinda de su polémico asesor. El escándalo ha coincidido con la semana en la que se ha confirmado que el Reino Unido es el país del mundo con mayor número de muertes por millón de habitantes, y cuando el Gobierno se disponía a dar los primeros pasos de una desescalada ordenada. Su voluntad de perdonar la conducta de Cummings, han dicho todas las voces críticas, envía el mensaje equivocado a la población, deteriora la credibilidad del primer ministro y debilita la autoridad del Gobierno para reclamar nuevos sacrificios.

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Sobre la firma

Rafa de Miguel
Es el corresponsal de EL PAÍS para el Reino Unido e Irlanda. Fue el primer corresponsal de CNN+ en EE UU, donde cubrió el 11-S. Ha dirigido los Servicios Informativos de la SER, fue redactor Jefe de España y Director Adjunto de EL PAÍS. Licenciado en Derecho y Máster en Periodismo por la Escuela de EL PAÍS/UNAM.

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