La UE y el Reino Unido aplazan sin fecha las negociaciones del Brexit

Londres y Bruselas se han rendido a la realidad de la crisis global del coronavirus y han aplazado sin fecha las negociaciones sobre el futuro tratado comercial para la era post-Brexit. Los equipos de ambos bloques tenían previsto mantener este miércoles el encuentro pactado a través de videoconferencia, pero han cancelado finalmente la cita. Los altos funcionarios de uno y otro lado concentran sus esfuerzos en coordinar esfuerzos para combatir el virus, y el elevado número de participantes implicado en las conversaciones ha hecho prácticamente imposible el esfuerzo. El Gobierno de Boris Johnson anunció la decisión al mismo tiempo que se comprometía a publicar en un futuro cercano un nuevo borrador de propuesta.

La excepcional gravedad de la pandemia ha puesto sobre la mesa la posibilidad, contemplada en el Acuerdo de Retirada firmado por el Reino Unido y la UE, de extender la fecha final del periodo de transición, prevista para el próximo 31 de diciembre. Las negociaciones se presentaban ya como extremadamente complejas en circunstancias normales, y muchos expertos creen que el cambio de escenario hace prácticamente imposible cumplir el plazo. El Gobierno británico, que llegó a impulsar la aprobación por ley del compromiso de no pedir nuevas prórrogas, mantiene oficialmente su negativa a cualquier cambio. “Seguimos confiando en que se pueda alcanzar el objetivo que nos hemos planteado, y no creo que un retraso en las negociaciones aporte a ninguna de las dos partes la certidumbre que necesitan”, ha dicho en la Cámara de los Comunes Dominic Raab, el ministro de Exteriores del Reino Unido.

Londres dispone de plazo hasta el próximo mes de junio para pedir formalmente una única prórroga, que podría ser de hasta dos años. Y los medios más conservadores y cercanos al Gobierno de Johnson, como The Daily Telegraph, dan por hecho, citando a fuentes de alto nivel, que Downing Street prepara ya esa solicitud.

A finales de febrero, el Ejecutivo británico elaboró un documento con sus principales demandas en la nueva fase negociadora, que incluía un claro ultimátum: Londres no apuraría el resto del año y se levantaría de la mesa en junio si constataba que no se habían producido avances significativos. Johnson aspira a cerrar un acuerdo futuro similar al que la UE tiene con Canadá, y rechaza cualquier alineamiento del Reino Unido con las normas laborales, medioambientales, de protección de los consumidores o de control de ayudas estatales a las empresas que rigen en la Unión Europea. Se niega además a someter sus decisiones a la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo.

Johnson se enfrenta ahora a la presión de los euroescépticos que le auparon al poder, como el diputado Mark Francois, presidente del Grupo de Investigaciones Europeas, quien ha asegurado: “Afortunadamente, las tecnologías modernas como la videoconferencia o Skype facilitan las negociaciones, incluso a distancia”.