Dos cardenales españoles para el diálogo con el mundo musulmán
Cristóbal López y Miguel Ángel Ayuso han tendido puentes con la cultura islámica, una de las prioridades del Papa
Los cardenales del papa Francisco son de todo menos príncipes de la Iglesia. Son servidores, misioneros, obispos o clérigos con experiencia en territorios de conflicto, que vienen de las zonas más alejadas del mundo, con una imagen que dista considerablemente de la concepción tradicional de la cúpula del catolicismo. A lo largo de seis consistorios —uno por cada año de pontificado— Francisco ha consumado su propia revolución interna para asegurarse a un sucesor de su tendencia. Bergoglio ha ido determinando que los cardenales afines a su idea de Iglesia modesta, pobre, periférica, dialogante con el resto de religiones y que acoge al inmigrante sean mayoría dentro del Colegio Cardenalicio para elegir a un próximo Papa.
En esta línea se enclavan los nuevos purpurados españoles, a los que Francisco impuso el birrete púrpura este sábado: Cristóbal López, arzobispo de Rabat, y Miguel Ángel Ayuso, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso y responsable del histórico encuentro en Abu Dabi. Ambos se distinguen por un pasado misionero y se alejan del perfil cardenalicio dominante hasta el momento, más puramente curial. También les une su potencial como puente del Papa para el diálogo interreligioso con el islam, uno de los distintivos de su pontificado.
Ayuso se alistó desde joven en los Misioneros Combonianos y forjó su trayectoria pastoral en el valle del Nilo, entre Egipto y Sudán, escenario de tensiones históricas. Nació en Sevilla, en 1952; es licenciado en Estudios Árabes e Islámicos y un fiel defensor de la convivencia entre religiones. Ha sido profesor de Islamología en diferentes centros, primero en Jartum, más tarde en El Cairo y después en Roma, como decano del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos. Benedicto XVI lo nombró en 2012 secretario del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, el órgano de la Santa Sede que se encarga de las relaciones con los credos que no tienen su origen en el cristianismo y Francisco lo ascendió a presidente del mismo ente en mayo de este año.
El purpurado sevillano señaló en una conversación el jueves en el Vaticano con medios españoles que su nombramiento como cardenal es una nueva muestra del interés del Papa por impulsar el diálogo con otras religiones y un reconocimiento a su compromiso social y periférico. “En este consistorio el Papa ha elegido a personas que tienen un perfil de alabanza, con toda modestia, porque es el fruto, en lo que se refiere a mi persona, de 20 años sirviendo a la Iglesia en África en circunstancias de guerra y dificultad”, recordó.
Cristóbal López es otra muestra del perfil sencillo, opuesto a la pompa y la magnificencia habitual de los más altos rangos de la Iglesia. Un pastor con “olor a oveja”, como suele apodar Francisco a los clérigos que pasan más tiempo con el pueblo que en las sacristías y despachos. Según explicó a los medios, afronta este nuevo encargo con la premisa de evitar la tentación de “dejarse llevar por los oropeles” propios de la Curia Romana.
Nació en Vélez-Rubio (Almería) en 1952 y se formó en Cataluña, es salesiano y también periodista y maestro. Tiene un pasado como misionero en Latinoamérica, en Bolivia y Paraguay, donde formó parte del consejo asesor del Ministerio de Educación y fundó la Asociación de Comunicadores Católicos. En la actualidad es arzobispo de Rabat. La noticia de su nombramiento, que depende exclusivamente de la voluntad del Papa, le pilló por sorpresa en plena misa en la catedral de la capital marroquí. Ha recalcado que la decisión de Francisco está encaminada a expandir los límites de la Iglesia: “No ha elegido a Cristóbal López, sino al arzobispo de Rabat ¿Por qué? Porque quiere dar visibilidad a unas iglesias que eran prácticamente invisibles”.
Defiende su vocación como nexo de entendimiento entre culturas diferentes: “Cada cristiano tiene que ser un pequeño puente entre musulmanes y cristianos, Europa y África, entre España y Marruecos, entre Oriente y Occidente, entre pobres y ricos o entre negros y blancos”, aseguró el jueves, antes de la ceremonia de imposición del birrete púrpura de este sábado. Y también reivindicó el entendimiento entre cristianos y musulmanes: “Me duele en el corazón cada vez que voy a España encontrar personas —no son todas, pero hay algunas, incluso cristianos—, que no llegan a comprender que los musulmanes no son ni nuestros enemigos ni adversarios. No somos la Coca-Cola y la Pepsi Cola disputándonos el mercado. Somos hermanos en el Dios único”.
El Papa critica la deslealtad en la Iglesia
El Papa animó este sábado a los 13 nuevos cardenales a sentir “compasión” y “misericordia” y criticó algunos comportamientos desleales de los hombres de la Iglesia, que “dependen de la falta de este sentido de la compasión recibida, y de la costumbre de mirar a otra parte, la costumbre de la indiferencia”.
El nuevo cardenal español Miguel Ángel Ayuso leyó una alocución ante el pontífice en la que le aseguró el apoyo de los nuevos purpurados y su “sincera cooperación”. Estas palabras ganan peso en un momento en el que Francisco está recibiendo duras críticas a su pontificado y a sus documentos por parte de varios cardenales del sector ultraconservador.
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