La importancia de llamarse Mitsotakis
El líder conservador griego, favorito este domingo en las urnas, intenta romper el cliché de delfín de la dinastía política
Su padre, Konstantinos Mitsotakis, fue primer ministro en los noventa. Su hermana, Dora Bakoyanis —apellido de casada—, ejerció como ministra de Exteriores y de Cultura. Su sobrino Kostas Bakoyanis, hijo de la anterior, fue elegido el 2 de junio alcalde de Atenas tras haber sido cuatro años gobernador de la región de Grecia Central. Muchos griegos, fatalistas como solo un oriental puede serlo, están convencidos de que las cosas no cambian gane quien gane las elecciones. Así que la más que probable victoria de Kyriakos Mitsotakis (Atenas, 1968) hoy en las urnas entra dentro de la lógica patrimonial de un país de familias extensas y lazos casi clánicos.
Aunque sus detractores apunten incriminatoriamente a su linaje, el previsible futuro primer ministro de Grecia no lo ha tenido especialmente fácil por ser quien es. Al frente de Nueva Democracia (ND) desde principios de 2016 —entonces un partido en horas bajas, desgarrado y con luchas intestinas—, se impuso en las primarias sin contar con el respaldo de los barones, solo apoyado por votantes independientes más centristas y liberales.
ND era en la época una jaula de grillos, en la que convivían conspicuos representantes de la derecha más extrema —allí siguen algunos— y una nueva corriente modernizadora y también contraria al nepotismo. En 2017, aún bisoño en el liderazgo partidista, Mitsotakis frustró el descarado intento de un veterano parlamentario de legar el escaño a su hijo. Como suena: dejar como herencia un acta de diputado.
Por eso agradece la posibilidad de rebatir públicamente el presunto favoritismo del apellido. “El hecho de pertenecer a una familia como la mía no siempre ha sido una ventaja política, he tenido que luchar mucho. Cuando presenté mi candidatura para liderar ND, era un completo outsider, y mi apellido no me ayudó nada”, explicaba el martes a EL PAÍS durante una jornada de campaña en el centro de Grecia. “Hace tres años me hice cargo de un partido agotado y derrotado, que acababa de perder las elecciones [frente a Syriza]. Y dije: quiero hacer grande a ND otra vez, convertirla en un partido relevante y ganar las próximas elecciones, y hacerlo todo a mi manera, sin convertirme en un populista [risas]. Creo que hemos ido en la dirección correcta”.
El cabeza de lista de ND también rebate que el hecho de ser un tecnócrata sea un demérito político. “Soy un político moderno. No considero ser un tecnócrata como algo negativo, pero no lo soy, porque los políticos deben saber comunicarse con la gente, sentir su dolor, expresar su visión de futuro, una en la que todos puedan encontrar su lugar. Por supuesto, soy el hijo de un antiguo primer ministro y un miembro de una familia, pero también he trabajado 10 años en el sector privado, tengo tres títulos de buenas universidades estadounidenses, tengo una familia, tres hijos… Tan mal no he debido de hacerlo [risas]”. Su esposa, Mareva Grabowski, es la fundadora de una exclusiva marca de ropa que hace furor entre las celebridades, Zeus+Dione. Los tres hijos de la pareja, dos chicas y un chico, aparecen con frecuencia en el Instagram de Mitsotakis.
Aficionado al baloncesto —y quién no en Grecia—, Mitsotakis tiene experiencia en la gestión de la cosa pública, pues fue ministro de la Reforma Administrativa (el talón de Aquiles del Estado griego, su endeblez estructural) de 2012 a 2014, un periodo marcado por el despido masivo de funcionarios a instancias de la troika. Como diputado, votó a favor de la legalización de las uniones gais, una de las medidas sociales de Syriza, en diciembre de 2015.
A falta de que las urnas confirmen este domingo su fulgurante progresión, no iba muy desencaminado el patriarca cuando, al celebrar la elección de su hijo como líder del partido en enero de 2016, exclamó: “Y ahora, primer ministro”. Eso sí, Kyriakos, como todos se refieren a él en su partido, y como él mismo ha querido presentarse a veces (“soy más Kyriakos que Mitsotakis”), tendrá todavía que ganarse a pulso el derecho a ser llamado únicamente por su nombre de pila: un honor que en Grecia hasta ahora solo han recibido Andreas (Papandreu) y Alexis (Tsipras), su rival hoy en las urnas.
Arropado por su familia política
El acto de cierre de campaña de Nueva Democracia (ND), el jueves en Atenas —con el telón de fondo de la Acrópolis iluminada como una rutilante dama—, fue un muestrario de celebridades: todos los líderes que el partido ha tenido en las últimas décadas se dieron cita para arropar a Kyriakos Mitsotakis. No faltó Kostas Karamanlís, primer ministro entre 2004 y 2009 durante el boom económico que rodeó los Juegos Olímpicos de 2004 (un éxito muy engañoso, porque inmediatamente después estalló la crisis). Tampoco Andonis Samarás, jefe de Gobierno tras las elecciones de 2012 y encargado de ejecutar el segundo rescate. Y Vanguelis Meimerakis, un líder de transición que pilotó el partido durante unos meses en 2015.
Karamanlís, hijo de quien fuera dos veces presidente de la República y tío de otro político, ha protagonizado en la campaña de Mitsotakis su primera aparición pública en mucho tiempo. Lo hizo para pronunciarse en contra del acuerdo de Grecia con Macedonia del Norte.
Las encuestas dan este domingo a ND unos 10 puntos de ventaja de media sobre Syriza. Si la formación conservadora logra el 40,4% de los votos, podrá gobernar en solitario.
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