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El obispo de Oporto, contra Mercadona y demás

La apertura de supermercados en domingo provoca “graves trastornos psicológicos en el trabajador”, según el prelado

El obispo de Oporto, Manuel Linda.
El obispo de Oporto, Manuel Linda.

Hace muchos años que los comerciantes portugueses pueden abrir sus tiendas los domingos y otros días festivos, sin embargo, fue el pasado Domingo de Resurrección cuando el obispo de Oporto cargó contra “el nuevo esclavismo de trabajo continuo”, concretamente contra la “apertura de los supermercados y los centros comerciales”. Su arenga a los feligreses coincide con la próxima presencia de la cadena española Mercadona en Oporto y cercanías, que está levantando mucha expectación.

Para el obispo Manuel Linda, el domingo es una “marca identitaria de la cultura occidental humanista y esta marca se está perdiendo en detrimento de la dignidad personal y de los derechos humanos”. Y lo dijo en la tierra de los Azevedo, dueños de decenas de centros comerciales y principal empleador de la región.

Se está generando una civilización fría, sin alma, individualista, sin profundidad de relaciones y hasta sin otros contactos que no sean los de la realidad virtual

“Pensemos en el nuevo esclavismo del trabajo continuo” —el obispo se fue viniendo arriba—, “legalmente impuesto por los nuevos señores del mundo que dominan la economía y, por ella, a los Gobiernos. Pensemos en los criterios de turnos en sectores donde, más allá de la ganancia, nada los justifica, además de los graves trastornos psicológicos del trabajador y del fraccionamiento de la familia que está generando la muerte del domingo, el fin de los ritmos semanales, la abolición de los verdaderos momentos de celebración y el fraccionamiento de la familia y de las relaciones de amistad".

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"Lo mismo se puede decir", añadió, "de la apertura de los supermercados y de los centros comerciales en domingo, expresión de un cierto subdesarrollo humano y económico. Se está generando una civilización fría, sin alma, individualista, sin profundidad de relaciones y hasta sin otros contactos que no sean los de la realidad virtual”.

A juzgar por sus palabras cualquiera diría que el comercio portugués abría por primera vez en tal glorioso domingo. Nada de esto, la legislación ya ha cumplido un cuarto de siglo. Fue el actual secretario general de la ONU, António Guterres, quien en 1996, como primer ministro portugués, autorizó que las grandes superficies abrieran hasta la una de la tarde en días festivos. Cuatro años después, otro primer ministro socialista, José Sócrates, acabó con esa limitación horaria, que irrita a la Iglesia y al sindicato del ramo. Ambos desean el fin del trabajo en festivo.

La arenga ha reavivado la vieja polémica. Sara Gonçalves abrió en 2014 en Internet una recogida de firmas contra la apertura del comercio en festivos. Entonces recogió 20.000. Desde la homilía del obispo se ha reactivado la página y ya va por las 75.000, por lo que muy probablemente el tema entrará en la agenda del próximo Parlamento.

Según Marktest Consulting, el año pasado se abrieron en Portugal 165 supermercados, aparte de tiendas de comestibles y de distribución alimentaria de pequeña superficie. Mercadona es solo el último en llegar en un sector supercompetitivo. La Asociación Portuguesa de Empresas de Distribución (APED) ha recordado que "la liberalización de horarios afecta a todos los sectores de la actividad económica y no solo a la distribución".

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