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Informe sobre la matanza de Las Vegas: se sabe todo menos el motivo

Paddock actuó solo en el asesinato de 58 personas y no hay nadie a quien pueda considerarse cómplice

Pablo Ximénez de Sandoval
Amigos de una de las víctimas de la matanza de Las Vegas, junto a una cruz en su honor.
Amigos de una de las víctimas de la matanza de Las Vegas, junto a una cruz en su honor.ROBYN BECK (AFP)

Se sabe todo. Cuándo compró las armas, qué hizo en las horas y días previos, cómo fueron los preparativos, cuántas balas utilizó. Se sabe todo menos lo más importante: por qué. La policía de Las Vegas presentó este viernes un informe con las conclusiones finales de la matanza de 58 personas el pasado 1 de octubre, tiroteadas a sangre fría desde una habitación de hotel cuando presenciaban un concierto al aire libre. En diez meses de investigación, la policía ha logrado trazar un perfil psicológico de Stephen Paddock y reconstruir milimétricamente lo que ocurrió. Pero confiesa que no puede aportar un móvil claro para semejante locura, dejando sin contestar la pregunta más angustiosa.

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A las 22.05 del 1 de octubre de 2017, Paddock, un jubilado de 64 años habitual jugador de vídeo-póker en los casinos de la ciudad, rompió dos ventanas de su suite en el piso 32 del hotel Mandalay Bay en el extremo sur de la calle principal de Las Vegas y empezó a disparar ráfagas contra el recinto del otro lado de la calle. Se celebraba el festival country Route 91. Asistían 22.000 personas. El horror duró 11 minutos. Además de los muertos, hay 869 víctimas reconocidas, 413 de ellas con heridas de bala. Es la mayor masacre moderna de Estados Unidos.

Paddock fue hallado muerto de un tiro en su habitación cuando llegaron los equipos especiales de la policía. Tenía con él 23 rifles de asalto y una pistola. En su coche y en su domicilio tenía aún más armas, que había comprado legalmente a lo largo de meses. No dejó una nota. No le dijo a nadie lo que iba a hacer. No tenía antecedentes policiales. Era un misterio. Desde entonces, la policía de Las Vegas ha intentado reconstruir la vida de este personaje y el camino siniestro que le llevó a hacer algo así. En vano.

“Paddock ha sido descrito como un narcisista que solo se preocupaba por sí mismo”, dice la policía en su informe final, tras entrevistar a todo el que le conoció. “Necesitaba sentirse importante y solo le interesaban relaciones que le pudieran beneficiar. No tenía afiliaciones políticas o religiosas”. Uno de los hermanos de Paddock dijo que creía que tenía “una enfermedad mental y estaba paranoico y alucinado”. Un médico que le trató dijo que quizá tuviera trastorno bipolar. Su novia, la principal sospechosa porque convivió con él hasta la matanza, dijo que se había distanciado de ella en los últimos tiempos y que se había quejado de sentirse “enfermo”. Nadie será imputado, dijo la policía el viernes. Paddock actuó solo y no hay nadie a quien pueda considerarse cómplice, según la conclusión oficial.

Los investigadores creen que Paddock estaba pasando una mala racha económica que pudo contribuir al estrés. Tenía en sus cuentas bancarias 600.000 dólares, cuando en 2015 había llegado a tener 2,1 millones. Estaba perdiendo en el juego más de lo habitual. Sin embargo, había dejado pagadas sus deudas. El informe final dice: “Se han investigado 2.000 pistas, 22.000 horas de vídeo, 252.000 fotos y se han ejecutado unos 1.000 procedimientos judiciales; no se ha encontrado nada que indique el motivo de Paddock o que actuara con alguien más”.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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