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El Frente Nacional aprueba rebautizarse como Reagrupamiento Nacional

El partido de Marine Le Pen intenta limpiar una marca asociada con la ultraderecha francesa

Marc Bassets
La presidenta de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, este viernes en la ciudad de Bron.
La presidenta de Reagrupamiento Nacional, Marine Le Pen, este viernes en la ciudad de Bron.REUTERS (EMMANUEL FOUDROT)

El Frente Nacional (FN), embarcado en un esfuerzo por limpiar un marca asociada a la ultraderecha y por convertirse en un partido de gobierno en Francia, se llamará a partir de ahora Reagrupamiento Nacional (RN). Los militantes del FN, fundado en 1972 por el excombatiente en Argelia Jean-Marie Le Pen, aprobaron el nombre por mayoría, tras una consulta por correo durante seis semanas. El cambio, una idea de la hija del fundador y actual presidenta del partido, Marine Le Pen, es por ahora cosmético. La línea —nacionalista, euroescéptica, contraria a la globalización y a la inmigración— sigue siendo la misma.

Marine Le Pen propuso el nuevo nombre en el último congreso celebrado el pasado marzo en la ciudad de Lille, en el norte de Francia. Entonces se abrió la consulta con cerca de 50.000 militantes, cuyo resultado se ha conocido este viernes.

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Un 81% votó a favor del cambio de nombre. La participación fue del 53%. "Se cierra un capítulo en nuestro movimientos, pero se abre uno mejor, y no menos glorioso", dijo Le Pen en Lyon. El logo mantendrá la llama característica del Frente Nacional.

El nombre antiguo arrastraba connotaciones negativas que, según los líderes del partido, asustaba a votantes potenciales. Era un partido marcado todavía por la tradición muy francesa de la derecha antirrepublicana, antisemita, xenófoba, colaboracionista y colonialista, y por la personalidad explosiva de su fundador.

Marine Le Pen lleva años intentando desdemonizar y modernizar la marca. Su derrota en las elecciones presidenciales de 2017 ante el centrista Emmanuel Macron dejó al partido desorientado, pese a haber sumado en las urnas más de diez millones de votos, un récord para el FN.

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Reagrupamiento Nacional mantiene el mismo adjetivo que el viejo FN, un partido que tiene en el nacionalismo uno de sus pilares. A la vez, lo combina con la palabra francesa rassemblement, que puede traducirse por reagrupamiento o reagrupación, pero también agrupación o asamblea.

En contraste con la belicosa palabra frente, el cambio apunta a la vocación de unir fuerzas más allá de los esquemas partidistas. Proyecta una idea de transversalidad. Es un nombre más de movimiento que de partido que refleja la intención de Marine Le Pen de conquistar espacios ideológicos, aliarse con otras fuerzas con la perspectiva de las elecciones europeas de 2019, y convertir al RN en partido, ya no sólo de protesta u oposición, sino de poder. Hoy gobierna una decena de pequeñas ciudades y pueblos.

Más allá del nombre, todo el debate gira hoy en torno a la ideología del FN, ahora RN. Le Pen intentó en los últimos años deshacerse de la retórica ultraderechista de su padre, hoy apartado. La exclusión de Jean-Marie Le Pen del FN, como el cambio de nombre, son etapas en la pretendida refundación.

Jean-Marie Le Pen denunció la decisión como "el golpe más duro que el Frente Nacional haya recibido desde su fundación". "Condeno tanto a los inspiradores como a los ejecutantes", añadió en un comunicado. Es decir, a su hija y a la mayoría de militantes.

Los exabruptos antisemitas de Jean-Marie Le Pen o sus afinidades con el mariscal Pétain, líder de la Francia que colaboró con los nazis, ya no caben en una formación que, en los años previos a las presidenciales de 2017, buscó un discurso transversal —ni de izquierdas ni de derechas, contrario al euro y a la UE, con fuertes acentos sociales en lo económico— y una retórica populista que enfrenta al buen pueblo contra las élites perversas. Pero el discurso anti-inmigrantes, que le diferencia de la izquierda populista, sigue teniendo un papel central.

El problema del FN —o del RN— es que, pese a su enorme fuerza en las urnas, su voz apenas se oye en la política nacional. Sólo tiene ocho diputados en la Asamblea Nacional, lo que no le da derecho ni a tener grupo parlamentario. En la Francia del presidente Macron, es un partido marginal. Marine Le Pen y los suyos, precursores en el nacional-populismo hoy triunfante en parte de Europa y en EE UU, observan el avance de sus ideas desde el banquillo.

Una marca con antecedentes

Reagrupamiento Nacional, el nuevo nombre del Frente Nacional, evoca antecedentes históricos arraigados en Francia. Algunos son controvertidos. La nueva marca puede parecer un guiño al Reagrupamiento por la República (RPR) del presidente neogaullista Jacques Chirac, y también al Reagrupamiento del Pueblo Francés, el movimiento del General De Gaulle tras la Segunda Guerra Mundial. De Gaulle, que como presidente aceptó la independencia de Argelia, era una figura odiada por los fundadores del FN, y sigue siéndolo por algunos militantes. El nombre también tiene antecedentes en otras familias políticas. El propio FN ya se presentó a las legislativas de 1986 con la etiqueta Reagrupamiento Nacional, nombre que, con una pequeña variación, usó uno de los primeros mentores de Jean-Marie Le Pen en el mundo de la política, el abogado ultra Jean-Louis Tixier-Vignancour, líder del Reagrupamiento Nacional Francés en los años cincuenta. Otro precedente más incómodo es el Reagrupamiento Nacional Popular, el partido colaboracionista durante la ocupación nazi del exsocialista Marcel Déat. No hay ningún determinismo en estos antecedentes. En realidad no reflejan más que una doble evidencia: la palabra reagrupamiento es muy común en la política de este país, y la palabra nacional lo es para la extrema derecha.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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