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Las presidenciales registran la abstención más alta en la historia de Venezuela

La campaña de Henri Falcón solo pudo colocar 13.000 testigos en las mesas y necesitaba más de 30.000

Un grupo de simpatizantes de Maduro en Caracas.
Un grupo de simpatizantes de Maduro en Caracas.Miguel Gutiérrez (EFE)
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La abstención en las recién concluidas elecciones presidenciales venezolanas alcanzó el 68% del padrón electoral y por lo tanto ha sido la más alta de cualquier cita presidencial en Venezuela, que celebra votaciones universales y directas desde 1958. El Consejo Nacional Electoral (CNE) ha reconocido una cifra de abstención del 54%. Sin embargo, fuentes vinculadas a la Dirección General de Automatización del Poder Electoral, filtradas a la prensa, y cálculos hechos por el equipo del candidato opositor derrotado Henri Falcón revelan que, cerca de las seis de la tarde del pasado 20 de mayo había votado solo el 29% del universo del Registro Electoral.

El comando de Falcón realizó un cálculo de amplio espectro, que comprendió consultas a 285.153 encuestados el día de la cita en encuestas a boca de urna. Maduro habría obtenido en este sondeo 2,9 millones de votos, para un 48%. Falcón conseguiría 1,7 millones de sufragios, que representa poco más del 29%. Javier Bertucci tendría poco más de un millón de votos, que representaría un 17%. Las cifras oficiales han inflado el volumen de votos de Maduro y le darían cerca de seis millones de votos.

La campaña de Falcón recaba en este momento todas las evidencias técnicas posibles para fundamentar la impugnación de los comicios, en principio ante el propio CNE y ante el Tribunal Supremo de Justicia, ambos dominados por el chavismo. Buena parte de sus dirigentes tiene la sospecha de que en la instancia electoral se produjo una alteración de los resultados que amplió la ventaja de Maduro, con el objeto de maquillar el proceso a su favor.

La victoria de Maduro, que tiene un rechazo de al menos el 75% de la población en todas las encuestas, ha sido el resultado de un paciente rebanado que antecede ampliamente la propia organización de la consulta, apunta Luis Lander, representante del Observatorio Electoral Venezolano. Entre las distorsiones, Lander destaca que la fecha de los comicios fue adelantada de forma abrupta, lo que tomó por sorpresa a la oposición. Los opositores tampoco fueron convocados por el CNE, sino por la Asamblea Constituyente, un organismo solo reconocido por el chavismo y en cuya elección también hubo irregularidades.

A la fecha, todavía hay miembros de la Constituyente que no saben cuantos votos sacaron en aquella elección de 2017. El organismo electoral nunca publicó el cómputo final de las mesas. Poco después, Smartmatic, la empresa encargada de proveer la plataforma tecnológica del voto automatizado, denunció desde Londres que el CNE podía haber inflado la cifra de votos en al menos un millón de personas. Para las presidenciales, Smartmartic fue sustituida por la compañía Exc-clé.

Para poder ganar, Maduro debió sacar de camino a sus dos rivales de mayor envergadura: Leopoldo López, que cumple una pena de 10 años de prisión en su casa, y Henrique Capriles Radonski, al que se le impidió participar bajo una decisión administrativa de la Contraloría General de la República. Ambos lo sobrepasan por un amplio margen en las preferencias del electorado. Se diseñó una campaña de muy corta duración, en la que el Gobierno estaba dotado de todos los recursos que necesitaba para lograr su objetivo.

Desde el año pasado, los partidos opositores agrupados en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) debieron organizar, en pocos meses, dos engorrosos procesos de reinscripción ante el CNE. Finalmente, Voluntad Popular y Primero Justicia, dos de los grupos más importantes, fueron vetados por impugnar los resultados de la elección de gobernadores del año pasado y decidir no participar, en protesta, en la de alcaldes, que se realizó unos meses después.

Lander se detiene en dos hechos "particularmente graves" en la gestación del resultado que ha dado ganador a Maduro. "El primero es la denuncia de la compra de votos. Tibisay Lucena, rectora del CNE, declaró que Maduro tenía prohibido ofrecer el pago de dinero a cambio de las adhesiones a su causa, que él mismo aludió públicamente. El detalle es que lo dijo después de que terminaron las elecciones. El segundo es el secreto del voto, una certeza que puede tener respaldo técnico, pero que desaparece con las denuncias de voto asistido." Los "Puntos Rojos", ubicados al lado, y en algunas ocasiones dentro de los centros electorales, sirvieron de centro de operaciones para concretar esta realidad forjada.

La labor de manipulación electoral del chavismo pudo desplegarse con mayor facilidad gracias a las dificultades encontradas por el comando de Henri Falcón para colocar todos los testigos en los centros. Los partidos de la MUD que decidieron no asistir advirtieron de esta realidad el candidato. El comando de Falcón pudo organizar a unas 13.000 personas para defender el voto, pero necesitaban 33.000 en todo el país.

En este momento, todos los sondeos de opinión recogen la concreción de un profundo sentimiento de desconfianza ante la conducta del CNE, el Tribunal Supremo de Justicia y el resto de las instituciones que el chavismo ha colonizado en estos años y que toca dígitos cercanos al 65% de la población. Más de la mitad de los encuestados había declarado que no tenía interés en votar y también más de la mitad opina que Venezuela vive en una dictadura.

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