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Una británica de un batallón kurdo de mujeres muere en la defensa de Afrin

El cantón sirio ha caído este fin de semana ante el empuje de las fuerzas armadas turcas

Anna Campbell, en una foto facilitada por la familia a la prensa británica.
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Las fuerzas turcas conquistan la ciudad kurdo-siria de Afrin
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La guerra de nunca acabar da oxígeno al ISIS en Siria

Anna Campbell, una joven británica de 26 años encuadrada en un batallón formado exclusivamente por mujeres de las Unidades de Protección Popular (YPG), ha muerto durante los combates librados en el cantón kurdo de Afrin, que este fin de semana ha caído en manos de las Fuerzas Armadas de Turquía y sus aliados del Ejército Libre Sirio (ELS), tras semanas de durísimos combates.

Campbell, natural de Lewes (Sussex, en el corazón de Inglaterra) y fontanera de profesión, había viajado a Siria en mayo del año pasado para ayudar a los kurdos en su lucha contra los terroristas del autodenominado Estado Islámico (ISIS, en sus siglas inglesas), según ha declarado el padre de la finada, Dirk Campbel. "Mi hija era muy idealista y determinada. Quería crear un mundo mejor y estaba dispuesta a hacer todo lo que estuviera en su mano para lograrlo", ha declarado el padre a BBC.

La cadena pública británica añade que la fallecida combatió originariamente contra el ISIS en la zona de Deir Ezzor, pero que en enero se replegó al cantón kurdo de Afrin como consecuencia de la ofensiva turca para retomar este territorio. El mes pasado falleció en la defensa de este territorio el gallego Samuel Prada León, también encuadrado en las YPG y cuyo nombre de guerra era Baran Galicia.

Las milicias kurdas han sucumbido este fin de semana al empuje de las fuerzas armadas turcas. Las defensas de las YPG se han desmoronado como un castillo de naipes desde que Turquía tomase el control de las áreas montañosas que rodean la ciudad de Afrin hace menos de dos semanas.

La invasión de este cantón kurdo del noroeste de Siria, que hasta ahora había sido uno de los rincones más pacíficos durante los siete años de guerra que vive el país, se inició el pasado 20 de enero con la justificación de que las milicias kurdas que lo controlaban suponían una amenaza para Turquía dado que mantienen estrechos vínculos con el grupo armado kurdo PKK, que actúa en territorio turco y está incluido en las listas de organizaciones terroristas de Ankara, Bruselas y Washington.

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Pese a lo cual, las YPG combaten contra el Estado Islámico de la mano de Estados Unidos en el norte y este de Siria. Los últimos días de ofensiva han sido un paseo triunfal para el Ejército turco, que ha avanzado desde el extrarradio de Afrin gracias al apoyo de los bombardeos aéreos y sin apenas resistencia ante la aparente huida de los milicianos de las YPG. 

Según el Observatorio Sirio, desde el pasado enero, 289 civiles, entre ellos 43 niños, han fallecido bajo las bombas turcas. Esta organización ha incrementado el número de bajas mortales de las YPG en toda la campaña de Afrin hasta las 1.500 (previamente había dicho que no superaban las 500), y hasta las 496 el de las fuerzas atacantes, en su mayoría combatientes del ELS y grupos islamistas. El Ejército turco reconoce la muerte de 46 de sus soldados.

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