El valiente compromiso de Isidro Baldenegro con el medio ambiente
El líder indígena, reconocido por su activismo con el premio Goldman en 2005, siguió los pasos de su padre en defender la Sierra Madre Occidental de la tala ilegal, pero en 2017 murió asesinado
Isidro Baldenegro estaba con su padre cuando lo asesinaron en 1986. El tenía 20 años y tomó su relevo para continuar defendiendo los bosques de su comunidad tarahumara, situada en Chihuahua, que ha conservado intacta su cultura durante siglos. Para la etnia Rarámuri el bosque es su casa, lo que atrae el agua y garantiza su comida: es un refugio para los animales y todo lo que contiene su forma de vida. Por eso Isidro también estaba dispuesto a dar la vida por su entorno y, meses antes de morir, recibía tantas amenazas de muerte que sabía que acabaría como su padre por defender la naturaleza.
Padre e hijo estaban en el monte hablando cuando se escucharon disparos aquel día de 1986. Corrieron para intentar buscar un refugio pero sólo Isidro llegó a casa. Su padre, Julio Baldenegro Prieto, quedó tendido y él tuvo que vestirse de mujer para poder volver a salir de casa sin ser reconocido por los asesinos.
Baldenegro logró convertirse en uno de los activistas indígenas más reconocidos de América y fuera de ella, dedicando su vida de forma pacífica a la lucha por la preservación de los bosques de pino y roble de la Sierra Madre Occidental. Se enfrentó a los intereses comerciales de la tala indiscriminada y denunció, sin miedo a las consecuencias, a numerosos empresarios por estar aliados con los narcotraficantes.
No lo tuvo fácil el joven Isidro, porque Chihuahua nunca fue un remanso de paz, pero logró convertirse en el ‘pepito grillo’ del medio ambiente y en el principal quebradero de cabeza de los poderosos. Resistió las embestidas violentas de la lucha contra el narcotráfico, que también se llevó por delante a muchas familias indígenas, algunas asesinadas y otras hastiadas de las presiones para convertir su forma de vida en grandes plantaciones de marihuana y que acabaron yéndose.
A la etnia de los ancestros de Isidro Baldenegro se la conoce con el nombre de Tarahumara, ya que fue así como la nombraron los españoles que llegaron a México a principios del siglo XVI, en 1519. Desde 1980 la comunidad organizó protestas en contra de los taladores del bosque y comenzó un largo proceso judicial que, aunque les dio la razón, no impidió que continuara la tala indiscriminada.
Isidro Baldenegro López nació el 18 de marzo de 1966 en el pueblo de Coloradas de la Virgen, entre las montañas de la Sierra Madre Occidental, y desde pequeño vio el ejemplo de liderzazo de su padre al frente de la comunidad indígena contra las actividades de tala ilegal en su región. Cuando éste fue asesinado en 1986 por su oposición a la destrucción de la naturaleza que albergaba a su etnia, Isidro tomó su relevo y organizó sentadas pacíficas y una resistencia que jamás fue violenta frente a la tala ilegal y el crimen organizado. En el año 2003, cuando ya era incómodo para las autoridades y los empresarios, fue arrestado y encarcelado por cargos falsos de posesión de armas y drogas.
Fue puesto en libertad 15 meses después, y en 2005 Baldenegro ganó el prestigioso Premio Goldman, conocido como en Nobel de la Ecología, por su activismo ambiental. Este galardón lo convirtió en más incómodo aún para los intereses económicos que había previstos en la Sierra Tarahumara.
Llevaba años sin ir por su casa por la amenazas de muerte que recibía en los últimos años. Poco antes de su asesinato buscó refugio en la casa de un tío en una comunidad tarahumara al norte de Chihuahua. El 15 de enero de 2017, un hombre de 25 años a quien posiblemente conocía Isidro le disparó sin piedad y huyó.
El asesinato de Isidro Baldenegro fue el del segundo líder medioambiental ganador de un Goldman en menos de un año. La también ecologista Berta Cáceres fue asesinada en marzo de 2016 tras movilizar al pueblo de Honduras contra los planes de construcción de una presa.
Baldenegro fue el quinto defensor del medio ambiente asesinado en 12 meses en ese municipio que hace frontera con los estados de Sinaloa y Durango, en pleno ‘Triángulo Dorado’, una porción de territorio de la Sierra Tarahumara llamado así por estar bajo control del narcotráfico para la siembra de marihuana y lo intereses empresariales de la madera.
Isidro Baldenegro, fue consecuente con la ley no escrita de su etnia, que habla de que todo está en equilibrio en la Sierra Madre: salud, naturaleza y emociones son un conjunto que forman la vida. Él nació y murió allí por defender su bosque y su comunidad, que desde entonces no solo quedó huérfana, sino que ahora además tiene más miedo de perder su entorno.
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