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La ‘patrulla felina’ del Hermitage pierde a la gata Dusya en un incendio

El animal murió por una intoxicación de humo tras el fuego que afectó a un sótano del museo ruso

Un gato, frente al Hermitage, en una imagen de octubre de 2015
Un gato, frente al Hermitage, en una imagen de octubre de 2015OLGA MALTSEVA (GETTY)

Dusya no pudo sobrevivir al incendio que a principios de septiembre se desató en uno de los sótanos del museo del Hermitage de San Petersburgo. Luchó durante un día en una unidad de cuidados intensivos, mientras los amantes de los gatos contenían la respiración y esperaban que Dusya, uno de los aproximadamente 65 agentes felinos que patrullan la pinacoteca para mantener a los ratones lejos de los cuadros, se recuperara de la intoxicación de humo que había sufrido. Otros tres mininos también tuvieron que ser atendidos por los veterinarios, pero su vida no corría peligro.

Es poco probable que la muerte de un gato hubiera atraído la atención de la prensa mundial si no se tratara de uno de los felinos del Hermitage, convertidos hoy en día en un icono del museo ruso que un día fue un palacio real de los zares. Los hechos ocurrieron el pasado 8 de septiembre, cuando un leve incendio afectó a los espacios subterráneos de la pinacoteca y obligó a evacuar a unas 120 personas, según anunció el centro. Aunque en un principio la institución comunicó la muerte de algunos de los gatos, horas después la veterinaria que los atiende habitualmente, Anna Kondrátieva, aclaró que cuatro de ellos estaban ingresados en una clínica por “intoxicación de humo” y que el resto había logrado escapar del fuego por sus propios medios.

Un gato, en uno de los sótanos del museo, en octubre de 2015.
Un gato, en uno de los sótanos del museo, en octubre de 2015.OLGA MALTSEVA (GETTY)

“Tres gatos se encuentran en estado satisfactorio y uno, en estado grave”, informó a la prensa Kondrátieva. Los veterinarios trataron a los felinos con oxígeno. Dusya, la gata más afectada por el incendio, fue ingresada en una unidad de cuidados intensivos para animales tras ser rescatada por los bomberos que acudieron a apagar el incendio. La imagen de la gata con sus grandes ojos verdes mientras los veterinarios le ponían una vía y explicaban el tratamiento que le estaban aplicando recorrió los medios digitales rusos. Pero el animal no logró superar la intoxicación y murió un día después.

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Los otros tres felinos afectados por el fuego consiguieron recuperarse, y mientras el museo decidía si su estado les permitiría regresar a sus labores de vigilancia en los sótanos del Hermitage, cientos de personas se ofrecieron voluntarias para acogerlos en su hogar.

Los gatos del Hermitage se han convertido en una leyenda viva del museo. Cuando la emperatriz Catalina II comenzó a partir de 1764 a adquirir obras de arte —que fueron el germen de la futura colección del Hermitage—, ordenó que trajeran a los mejores gatos cazadores de ratones para proteger a los cuadros de los dientes de los roedores. Actualmente, la colección acumula unos tres millones de obras, de las que solo el 3% están expuestas. Y la patrulla felina es la encargada de cuidar que los ratones no se acerquen al tesoro, especialmente a ese 97% que se encuentra almacenado en los sótanos del Palacio de Invierno.

La importancia que el Hermitage concede a sus a gatos es tal que tienen una secretaria de prensa propia, tres cuidadores —entre los que figura la veterinaria—, una cocina y un pequeño hospital. Incluso cuentan con una fundación que recoge fondos para garantizar —aún más— su cuidado. Desde hace 18 años, el museo rinde homenaje a sus gatos, con exposiciones y concursos de pintura cuya temática sean los felinos. “Celebramos el Día del Gato del Hermitage desde 1999 y cada año vemos a mucha gente que se une a nosotros en esta celebración”, asegura Maria Borisovna Khaltune, secretaria de prensa de los felinos. “Son uno de los símbolos del museo y se están convirtiendo en uno de los atractivos de San Petersburgo”, añade.

Prueba de la fama de los gatos del Hermitage en la sociedad rusa fue la elección de uno de ellos, Aquiles, como oráculo para predecir quién vencería en la Copa Confederaciones celebrada a principios de verano en Rusia. La versión rusa del pulpo Paul acertó: la selección alemana de fútbol derrotó a la chilena tal y como pronosticó el gato.

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