Un estadio de fútbol biodegradable levantado en cinco días
Un granjero ruso impulsa un campeonato en un recinto de paja que emula, con menor coste, al del Zenit de San Petersburgo
El famoso estadio Krestovski del Zenit de San Petersburgo ya tiene un hermano menor en el sur de Rusia, en la región de Stávropol: el Zenit Arena para fútbol sobre paja, variante del juego a la pelota que hasta ahora no existía. El estadio en miniatura, que es también una broma crítica al elevado gasto que supuso levantar el Krestovski, fue construido todo de paja, para lo cual se usaron 450 fardos y se demoraron solo cinco días.
La idea pertenece a Román Ponomariov, un granjero que tiene sus campos de sandías y melones cerca de la aldea Alexándrovsk, en el distrito de Grachovka, a unos 40 kilómetros de Stávropol, capital de la región homónima. Este hincha del Zenit decidió demostrar bromeando que se pueden construir estadios en tiempo récord sin que se multiplique el costo de la edificación, a diferencia de lo que sucedió con el Zenit de San Petersburgo. El estadio de uno de los principales equipos de Rusia tardó en construirse 10 años, tiempo en el que los gastos se multiplicaron, además de que parte del dinero, como suele ocurrir, desapareció no se sabe bien cómo.
Ponomoriov levantó el estadio de paja, con capacidad para unas 300 personas, en cinco días, y le costó 41.000 rublos (unos 582 euros), ninguno de los cuales fue robado, según reza un cartel puesto a la derecha de la entrada del recinto. En el muro externo del estadio se pueden ver las piernas (de la rodilla para abajo) de famosos futbolistas como Messi, Neymar, Ronaldo o Vidal, que crean la impresión de que se zambulleron en los fardos en un infructuoso intento de traspasarlos y quedaron atrapados en la paja.
El granjero usó la paja porque además de ser el material más barato y el que tiene más a mano quería probar cómo sería jugar al fútbol no sobre un fresco campo verde sino sobre hierba seca. Sin embargo, tiene sus complicaciones, como explica Román Ponomoriov: prácticamente no se pueden realizar ataques relámpago o simplemente veloces porque el jugador puede resbalar y caer, aunque, bien es verdad que el golpe será suave. Además, en un espacio pequeño, maniobrar sobre una capa de 30 centímetros de paja que se hunde al paso del futbolista es muy difícil, como lo demuestran las frecuentes caídas ocurridas en este campo de paja. Otro problema es que a veces la pelota sale disparada en una dirección totalmente distinta a la que quería el jugador.
Campeonato de fútbol sobre paja
En el primer campeonato de fútbol sobre paja jugado en el planeta —al menos, eso es lo que creen los organizadores, pues no encontraron noticias de nada semejante en ningún país—, celebrado el pasado 22 de julio, se enfrentaron cinco equipos locales en partidos de dos tiempos de siete minutos cada uno. El favorito era el equipo del dueño del estadio, el Ponomariovo, lo que resulta comprensible pues sus jugadores tuvieron la ventaja de poder entrenar antes y acostumbrarse un poco a la paja. Sin embargo, no lograron coronarse campeones, porque en la final ganaron por penaltis los del equipo Olimpo, de la aldea Grachovka, centro de este distrito agrícola.
Remember the Russian farmer who made a Stadium St. Petersburg out of hay? We sent him a little gift to say thanks for his hard work pic.twitter.com/buVAlfWZ4f
— FC Zenit in English🌊 (@fczenit_en) August 2, 2017
El Zenit de San Petersburgo reaccionó a la crítica enviándoles a través de su cuenta de Twitter la foto de una caja de fósforos con el nombre del flamante estadio, una amenaza velada, en broma naturalmente, de que la construcción podía terminar consumida por la llamas. Después de eso, se pusieron en contacto por teléfono y los profesionales enviaron por correo a sus hinchas de Grachovka un paquete postal con el emblema del Zenit, 11 camisetas y cinco pelotas de fútbol.
Otras construcciones de paja
Al granjero Román Ponomariov le gusta organizar entretenimientos diversos en el verano y tomarse con humor los malos tiempos. Así, después de que desconocidos le echaran veneno a una de sus plantaciones, decidió aprovechar la paja que le quedaba en el campo muerto y con ella esculpió un oso y un ratón para atraer clientes que compraran sus melones y sandías. Después vinieron las pirámides de Guiza, que ahora las levantan cada año, con una momia incluida en la construcción central: un maniquí al que cubren de vendas. Pero como Ponomariov y sus amigos son bromistas, a veces reemplazan al maniquí por una persona que de pronto se levanta provocando el pánico entre los visitantes. También han hecho pequeñas copias de la esfinge y de la torre Eiffel.
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