El opositor ruso Navalni queda libre tras 25 días en prisión
La policía rusa registra las sedes electorales que el político ha abierto en el país con miras a la campaña para las elecciones presidenciales del próximo año
Alexéi Navalni, el principal líder de la oposición extraparlamentaria al Kremlin, ha salido este viernes en libertad tras 25 días de cárcel por haber hecho un llamamiento a participar en una manifestación no autorizada. Navalni fue detenido ante su domicilio el 12 de junio cuando pretendía encabezar en Moscú una marcha contra la corrupción que acabó con centenares de arrestos en varias ciudades. El opositor ha reiterado que no cederá “a la presión” y continúa con su plan de presentarse a las elecciones de 2018 contra Vladímir Putin.
Алексей приехал в ФБК pic.twitter.com/LzLuv4WMJ8
— Кира Ярмыш (@Kira_Yarmysh) July 7, 2017
Navalni se ha dirigido inmediatamente tras su liberación al Fondo de Lucha contra la Corrupción, la organización que dirige. Allí ha reafirmado su determinación de seguir “luchando” y “no rendirse”. “No vamos a ceder a la presión”, ha señalado el opositor. Su puesta en libertad se ha realizado en el departamento del Ministerio del Interior del distrito central de Moscú, y no en la prisión donde cumplió los 25 días de arresto. Esta no es la primera vez que las autoridades recurren a este truco para evitar que las decenas de periodistas que esperaban la salida del opositor pudieran cubrir in situ la noticia.
La policía rusa, en vísperas de la liberación de Navalni, comenzó esta semana registros en las sedes electorales que el político y quienes le apoyan han abierto en el país con miras a la campaña para las elecciones presidenciales del próximo año. Navalni se prepara para competir en estos comicios a pesar de que la Comisión Electoral Central ya anunció que no podrá registrarse debido a que tiene una condena —por la que está en libertad condicional— de cinco años por malversación de fondos, lo que, según la ley rusa, lo inhabilita como candidato.
Navalni, sin embargo, continúa con los preparativos para su campaña y ha anunciado que apelará la sentencia que le impide participar en las presidenciales. El político, de 41 años, se ha hecho famoso por sus denuncias a la corrupción reinante en las altas esferas del poder. En 2012 participó en los comicios a la alcaldía de Moscú y logró un 27,5% de los votos, un récord histórico para la oposición extraparlamentaria en la capital rusa.
Oposición dividida
La policía ha contado con el apoyo de activistas en favor del presidente, Vladímir Putin, en el acoso a las sedes electorales de Navalni. Ya se han hecho registros en las sedes de Moscú, Cheboksary, Vólogda, Novosibirsk, Oriol y Astraján. Los pretextos aducidos por la policía para los registros son el de uso indebido del inmueble alquilado, denuncias de que se oculta materiales de contenido extremista, que los partidarios de Navalni realizan publicidad ilegal, o supuestos avisos de que el edificio ha sido minado.
Los seguidores de Navalni han organizado una serie de eventos para hoy, entre los que destaca el reparto de la primera edición de un folleto electoral que proporcione información de cara a la posible candidatura del político, ha informado la agencia Reuters. Además de los problemas legales que enfrenta Navalni, como político que pretende reemplazar al régimen actual le lastra el hecho de no estar al frente de un gran partido y el que la oposición esté dividida.
Últimamente han surgido críticas a Navalni por parte de opositores conocidos, como el economista Andréi Ilariónov o el exdiputado Iliá Ponomariov, que ahora se encuentra en Ucrania. Este último considera que Navalni no compite en realidad con Putin, sino con otros opositores y su influencia, como es el caso del exmagnate en el exilio Mijaíl Jodorkovski, o críticos como el exdiputado Dmitri Gukdov, el ex primer ministro Mijaíl Kasiánov, o el candidato liberal Alexéi Yavlinski.
A pesar de las críticas, en este momento no existe otro político opositor que tenga el poder de convocatoria que tiene Navalni, y son muchos los que creen, como Alfred Koch, exministro de Boris Yeltsin, que lo verdaderamente importante en esta batalla es el cambio de régimen.
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